viernes, 22 de febrero de 2013

Escándalos y fraudes académicos



ESCÁNDALO EN LAS CÚPULAS
Coimas, sexo, fraudes académicos y otros delitos de guante blanco
envuelven a los poderosos y exponen su degradación moral
Lic. Fernando Britos V.
En medio de una gran crisis del capitalismo que estremece a los países más ricos del planeta, los escándalos estallan a mayor velocidad de la que pueden ser reseñados en los medios de comunicación. A veces cabe pensar que ciertos medios utilizan los escándalos puntuales para evitar las visiones de conjunto y como sofisma de distracción para encubrir la extensión de la degradación moral de los dirigentes que pretenden dictar lecciones universales de comportamiento.
Esto es lo que sucede en el caso del reelecto Barack Obama, sistemático incumplidor de las promesas con las que ha alucinado a sus votantes y oscuro promotor de los asesinatos selectivos mediante aviones no tripulados (los drones) que matan desde el cielo, incluso a sus propios ciudadanos. Esto se refleja en el defenestramiento del general Petraeus, el ex comandante en jefe en la guerra de Afganistán y candidato para encabezar la CIA, como producto de sus estúpidos escarceos amorosos, electrónicos, extramaritales y clandestinos.
Las festicholas e insolentes perversiones de Berlusconi; los inagotables escándalos de pedofilia en la Iglesia católica; la estolidez de los Borbones españoles, adobada por la del monarca que entre elefantes y amantes se pega un escopetazo en el pie. Todo parece un gran guiñol de personajes peligrosos porque, invariablemente, pretenden dictar normas a todo el mundo (”¿por qué no te callas?”).
Los últimos hechos desnudan más aún el cinismo y la corrupción de la derecha española. Domingo Cavallo y la pandilla de Menem parecen haber sido más descarados pero no menos corruptos que Mariano Rajoy y la cúpula del Partido Popular y sus coimas institucionalizadas. Millones de euros en “sobresueldos”, durante años, y negociados que de ser seriamente investigados harían temblar a socios lejanos.
Hace pocos días - en un hecho ya analizado en La Onda Digital - se conoció la renuncia de Annette Schavan, la Ministra de Economía de Alemania, personalidad del partido democristiano de la todopoderosa Canciller Ángela Merkel, debido a que la Universidad de Düsseldorf la había despojado de su título de doctora por el fraude cometido, hace 30 años, cuando plagió su tesis de grado.
Por cierto, este escándalo no es una novedad en los medios gobernantes de Alemania. En 1999, los capos del derechista partido democristiano (CDU) Helmuth Kohl y Wolfgang Schaübe, debieron abandonar la escena a causa del descubrimiento de una trama de financiaciones ilegales (al estilo Rajoy) que paradójicamente abrió el camino para su recambio por la impresentable Ángela Merkel. Para la Canciller, que se caracteriza por rezongar a los gobernantes de los demás países para que sigan sus recetas, apoyada en su papel de dueña de los “fondos de rescate”, está situación ya es reiterada.
Hace exactamente dos años perdió a quien se perfilaba como su heredero político, el joven y mediático Ministro de Defensa alemán, Karl-Theodor zu Güttenberg, que fue despojado de su título de doctor por haber plagiado la tesis con que lo obtuvo en el año 2007. Vale la pena detenerse en este caso porque permite atisbar, mejor que en el de Schavan, las razones que llevan a los alemanes ricos y famosos a incurrir en fraudes que de ser descubiertos les resultan catastróficos.
Para empezar, Güttenberg pertenece a la nobleza germánica, es barón y está casado con una condesa. Siguiendo la rancia tradición su nombre completo, que le fue conferido al nacer en 1971 en su dominios de Franconia, es Karl-Theodor María Nikolaus Johann Jacob Philipp Franz Joseph Sylvester, Freiherr (señor) von und zu Guttenberg. Su abuelo, abreviado, Karl Theodor zu Guttenberg fue secretario de Estado en la Cancillería de la República Federal Alemana en la década de los sesenta del siglo pasado. Su padre es el director de orquesta Enoch zu Guttenberg y su madre, también de la nobleza, es Christiane Henkell-von Ribbentrop. A los 29 años se casó con la condesa Stephanie Gräfin (condesa) von Bismarck-Schönhausen, tataranieta del Canciller de Hierro, el padre del Reich alemán unificado, Otto von Bismarck. Tienen dos hijas.
 Karl-Theodor fue miembro de las juventudes de la Unión Social-Cristiana (CSU) en Baviera y hasta fines del 2008 fue jefe de ese partido en su pueblo de Guttenberg. Desde el 2002 fue elegido como miembro del parlamento federal alemán pero su meteórico ascenso comienza a fines del 2007 cuando fue elegido como presidente provincial de su partido en Alta Franconia y miembro del Comité Ejecutivo de la CSU.
En noviembre del 2008, después del descalabro electoral que sufrió la derecha católica fue nombrado Secretario General del partido. En ese mismo año se incorporó al ECFR uno de los institutos que elaboran políticas internacionales de la derecha alemana y europea. En febrero del 2009 fue nombrado Ministro de Economía y Tecnología del gobierno federal (el más joven en la historia de la RFA) y a fines de octubre del 2009 ocupó el Ministerio de Defensa alemán.
A todo esto, Guttenberg había estudiado derecho y ciencias políticas en la Universidad de Bayreuth y recibió su título de doctor en 2007 con una tesis sobre derecho constitucional comparado entre Estados Unidos y la Unión Europea. Tres años después, coincidiendo con su incontenible ascenso, Herr Doktor zu Guttenberg, estaba siendo investigado a raíz de denuncias de especialistas que habían descubierto numerosos plagios (es decir apropiación indebida de varios pasajes de su tesis).
El 23 de febrero de 2011, la Universidad de Bayreuth dio a conocer que le había despojado del doctorado debido a que el 94% de su tesis había sido plagiado. El joven Ministro de Defensa había batido un nuevo record, nunca antes se había visto un robo tan burdo y desvergonzado. Los expertos aseguran que el 6% del trabajo probablemente escrito por el plagiario presentaba el estilo, ampuloso y rebuscado, que caracterizaba sus declaraciones televisivas.
Otros plagiarios descubiertos y despojados de sus títulos doctorales en Alemania fueron algo menos descarados. Verónica Sass, una abogada descubierta en mayo del 2011, hija del ex primer ministro bávaro Edmund Stoiber del mismo partido que Guttenberg (CSU), plagió el 54% de su tesis. Silvana Koch-Mehrin una de las jóvenes dirigentes en ascenso de otro partido de derecha (el Democrático Liberal, FDP) plagió el 34% de su tesis. Su colega el eurodiputado del FDP, Jorgo Chatzimarkakis, fue descubierto en julio de 2011 pero hasta donde se sabe no ha renunciado a sus cargos. Tampoco dimitió el diputado del Parlamento alemán por el FDP Bijan Djir-Sarai, cuyo plagio quedó al descubierto en julio del año pasado. En este ranking fraudulento, los investigadores probaron que la democristiana Annette Schavan había plagiado el 29% de su tesis.
Las razones por las que se perpetran los fraudes académicos son complejas y no exclusivo producto de la vanidad y la soberbia de quienes deben adornar su construida superioridad con togas, títulos y entorchados. En Alemania y hasta en nuestro país el prestigio de los doctorados genera un oscuro mercado de oferta de títulos de posgrado y de todo tipo de fraudes más o menos desembozados, porque ser doctor, en lo que sea, es un instrumento fundamental para abrirse paso en una carrera política o empresarial.
“M’hijo el dotor” es, como bien sabemos los uruguayos, una vieja aspiración de ascenso social y reconocimiento bien asentada en el nomenclátor clásico de las profesiones liberales. Todos los títulos universitarios de grado que en nuestro país se denominan doctorados (casos típicos medicina y derecho) no son otra cosa que licenciaturas que para transformarse en auténticos doctorados requieren varios años de estudios de posgrado. Sin embargo, el prestigio del “Herr Doktor” o “Frau Doktor” trasciende la intención de dedicarse a una actividad profesional o científica y permite consolidar una aura de prestigio para acceder al poder.
Que en el Uruguay una de las bases para una carrera política sea la pertenencia a la directiva o la “propiedad” de un club de fútbol o de basquetbol no quita que los doctorados no jueguen su papel. Los fraudes académicos son más graves que otros delitos que sin embargo son perseguidos y condenados socialmente. Generalmente, los plagiarios renuncian a sus cargos y salen de escena, a veces temporalmente. A veces no siquiera renuncian y capean el temporal negando (lo hizo Guttenberg al principio hasta que la presión, inclusive de diarios de derecha como el Allgemeine Frankfurter Zeitung, lo obligó a dimitir). En general, quienes cometen estos fraudes no sufren exacciones pecuniarias ni profesionales y muchas veces siguen ejerciendo su actividad lucrativa por vías indirectas.
Otro elemento a tener en cuenta es la lentitud y escasa diligencia que despliegan la mayoría de las instituciones y especialmente la mayoría de las universidades cuando deben investigar y sancionar los fraudes académicos. La regla general no expresada parece ser la de evitar el escándalo público y por ende, muchas veces, se dilatan las averiguaciones, se silencian las fallas y las irregularidades y se hacen arreglos discretos que le permiten a los falsarios un retiro honorable y un elegante mutis por el foro. En algunos casos, inclusive, se desarrolla la técnica de “matar al mensajero” o de culpabilizar a las víctimas.
Sin necesidad de contemplar el rostro abotagado de la Canciller alemana, los uruguayos siempre tenemos oportunidad de comprobar como funcionan las instituciones en casos delicados como son los denunciados escándalos de acoso sexual y de plagio en nuestro país que, dicho sea de paso, también son formas ominosas de violencia: ¿cómo los investigan? ¿cómo los sancionan? ¿cómo los previenen? ¿cómo los reparan?¿cómo les quitan importancia? ¿cómo los ocultan? ¿cómo los olvidan? ¿cómo se reiteran?

viernes, 15 de febrero de 2013

Ètica y secretismo en las organizaciones

ÈTICA Y SECRETISMO EN LAS ORGANIZACIONES
De la jubilaciòn de Benedicto XVI al traslado de la jueza Mariana Motta.
Lic. Fernando Britos V.
Como a menudo sucede en la larga y turbulenta historia del Vaticano es posible que nunca lleguemos a conocer el minùsculo itinerario de los hechos que precipitaron la decisiòn del Papa Ratzinger pero, dicha decisiòn es a su v ez, una fisura en las murallas de secretismo que caracterizan las cumbres de la Iglesia Catòlica Apostòlica y Romana.
En efecto, no deberìa sorprender a nadie esta renuncia desde que este papado y especialmente su actual titular se debatiera en los escándalos, apenas soterrados, conocidos como "Los cuervos del Vaticano". Un Papa traicionado, espiado y vendido por sus propios mayordomos y camarlengos tampoco deberìa ser una novedad  lo que llama la atención es el insilio de la víctima, decisión aparentemente adoptada por propia voluntad.
Es seguro que más allá de las claras alusiones a las rencillas internas (un eufemismo para designar a las feroces luchas intestinas por el poder eclesial) y al afán de trepar a cualquier costo que el mismo Benedicto hizo en una de sus ùltimas apariciones, el  secretismo y la omertá harán el resto.
La maquina resoplarà y se esforzará para bendecir y encalar las fisuras del muro del silencio y las desdichas del Papa alemàn pasaran al panteòn marmóreo en que también yace el fugaz y posiblemente envenenado Juan Pablo I y el polaco Wojtyla, el Papa Juan Pablo II.
Sin embargo, la historia menuda no es importante. El secretismo se ha desgarrado por un instante y las acciones importantes, las razones de fondo y la ética perversa de algunas organizaciones queda por un momento al descubierto. Esto tiene que ver con el aforismo comúnmente atribuido a Lord Acton: el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
En el último medio siglo ninguno de los problemas que acucian a la Iglesia Católica ha sido resuelto y es posible establecer que los últimos Papas han sido presos y carceleros - al mismo tiempo - de hechos dramáticos. Las responsabilidades y las culpas no pueden ser disimuladas por los procedimientos clásicos, por ejemplo la canonización.  ¿Deberìa haber muerto Benedicto en su trono para mantener incólume el secretismo Vaticano? - Es probable pero, como se sabe, no hay secreto invulnerable.
Por ejemplo, Juan Pablo II hace tiempo ha dejado de ser el adalid del anticomunismo y los estudiosos ahora la imputan un papel vacilante y anodino en los hechos polìticos que tuvieron lugar en su Polonia natal en la década de los 80 del siglo pasado. En cambio detrás de la imagen beatífica de Papa dinàmico, viajero y esquiador, aparece con el tiempo su rostro más sórdido, el de "Papa de los pedófilos" debido a su responsabilidad directa en la determinaciòn de la política desarrollada por la Iglesia CAtólica para enfrentar el torrente de escándalos por pedofilia y abusos sexuales que se han extendido exponencialmente desde hace 35 o 40 años.
En efecto, Juan Pablo II estableció instrucciones específicas e intervino personalmente para limitar los daños morales y los enormes perjuicios econòmicos de los escàndalos que estallaron en todo el mundo. El Papa convocò y encuadrò a los cardenales estadounidenses, irlandeses, españoles, alemanes y de todos los continentes afectados.
Sus directivas reforzaron el secretismo clàsico. Los sacerdotes pedófilos y perversos debìan ser trasladados discretamente a diócesis lejanas, sus antecedentes debían ser ocultados. Los reincidentes debìan recibir una reprensión y un tratamiento de apoyo pero sin medidas más severas.
Lo más importante de la nueva linea para lidiar con las denuncias de abuso sexual contra los sacerdotes fue el hecho de revertir la técnica defensiva seguida hasta entonces y pasar a la ofensiva contra los denunciantes. Los cardenales estadounidenses, envueltos ellos mismos en sospechas de malversaciòn y abuso, habían respondido a las demandas con arreglos extrajudiciales y el pago de indemnizaciones abultadas para evitar los juicios públicos. Esa línea había costado a fines de los ochente varios cientos de millones de dólares pero como las denuncias seguían fluyendo y probándose se estimaba que las reparaciones demandarían unos cinco mil millones adicionales.
Ante esta amenaza, Juan Pablo II determinò que no se debía negociar con las víctimas de los sacerdotes pedófilos sino rechazar enérgicamente las denuncias y contratacar acusándolas de falsedad, chantaje, afán de lucro, estafa, evitando por todos los medios pagar reparaciones en dinero o la admisiòn de culpa que alguno de los victimarios estuviera dispuesto a realizar. Esta última medida requerìa el trtaslado y apartamiento o reclusión de los perpetradores para evitar cualquier confesiòn indeseable para la Iglesia o el contacto con los periodistas y los investigadores.
En términos generales esta estrategia no era necesariamentre menos costosa porque lo que no se pagaba en indemnizaciones reparatorias se invertía en abogados, publicaciones y en todo el operativo de ocultamiento (modificación de los escenarios, traslados de personal, actividades caritativas, propaganda institucional, actos litúrgicos, campañas destinadas a desviar la atención hacia otros asuntos, etc.).
Esta perversión de la ética, de hecho su negación más absoluta en defensa de los estrechos intereses materiales del poder eclesial se afinca en el denominado doble discurso (video meliora proboque deteriorata sequor, veo el bien y lo apruebo pero practico el mal) y en el caso del Papa Wojtyla no se limitó al enfrentamiento a las acusaciones de pedofilia.
Un ejemplo notorio para los montevideanos y los uruguayos en general es el enorme crucifijo de cemento que se instaló, dizque provisoriamente como escenografía para la visita papal, en la intersección de Bulevar Artigas y Avenida Italia, bajo promesa de desmontarlo.
Después de oficiada la misa papal, el armatoste de cemento fue dejado como un hecho consumado, luego cuidadosamente envuelto en mármoles y granitos, cercado y culminado con una estatua del Papa polaco. Un ejemplo de doble discurso y cruda propaganda proselitista: en un país laico y respetuoso de la liberrtad de culto y pensamiento plantaron una cruz con apropiaciòn y abuso de los espacios públicos al lado de la que el "muñeco coreano" parece una modesta muestra gratis.
Secreto y doble discurso ocultando los verdaderos propósitos de las organizaciones constituyen el descaecimiento de su ética y por ende la negación de la ética de la convivencia democrática y respetuosa de los valores ajenos. Del pase a retiro de Benedicto XVI al traslado de la Jueza Mariana Motta en el Uruguay median distancias y similitudes muy evidentes, las mismas que se pueden percibir entre el Papa Ratzinger y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Ruibal Pino.
Como es sabido la Jueza Mariana Motta ha sido la más seria y respetuosa en el diligenciamiento de casos que involucran a los delitos cometidos durante los años de terrorismo de Estado, especialmente durante la dictadura que se extendió de 1973 a 1985.
Es evidente que desde el punto de vista admnistrativo el traslado de la Jueza Motta es inobjetable, desde el punto de vista de la justicia inoportuno y acomodado a los intereses de los perpetradores de los peores atentados a los derechos humanos y, finalmente, desde el punto de vista político una expresión del secretismo y la arbitrariedad en la cúspide del Poder Judicial.
Las similitudes entre las "curias de poder" , en este caso la legendaria curia de poder del Vaticano y la curia de poder de la corporación del Poder Judicial en el Uruguay, salen a luz, por ejemplo, cuando el Presidente de la Suprema Corte intenta cabecear los centros que le levanta un periodista complaciente para explicar lo inexplicable y, de paso, vestir de cierta corrección la manipulación perpetrada contra la resolución de buena parte de las denuncias por violaciones de derechos humanos.
De la misma manera que el Papa Ratzinger la Dra. Motta no es sino una pieza expiatoria en un manejo de las respectivas curias de poder. No sabemos cuales son los objetivos encubiertos en el secretismo Vaticano pero ya se irá viendo en la medida en que se abran nuevas fisuras. En cambio en el caso de la curia subsidiaria de la Suprema Corte no es difícil ver adonde apunta el fuego: se trata de desmontar de una vez por todas el descubrimiento de la verdad, de interrumpir las investigaciones sobre los crímenes de la dictadura y del terrorismo de Estado.
Esta es la antesala de una declaración de inconstitucionalidad contra la ley que dispuso la imprescriptibilidad de los crímenes de kesa humanidad y por lo menos una dilación por la que clamaban los defensores de los perpetradores de esos crímenes. Naturalmente esto no quiere decir que la magistrada designada para reemplazar a Mariana Motta no sea igualmente diligente y apegada a las leyes per, en todo caso, deberá  tomar contacto y familiarizarse con más de cincuenta voluminosos expedientes sin el beneficio de la experiencia y el tiempo que había requerido su desarrollo. Indudablemente el traslado, bajo la forma de ascenso envenenado, servirá para que los perpetradores ganen tiempo adicional después de varias décadas de impunidad.
Finalmente, en lamentable papel el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, entra al área ética para rematar un pase regalado por el jadeante periodista. La Jueza Motta habría sido sancionada por participar en la tradicional marcha del silencio. No - contesta el Dr. Ruibal - no se le sancionó sino que se le reclamó acatar la ética del poder judicial. ¿Cuál es la infracción ética? - Pues la sobre exposición, dice el jerarca máximo de este curioso poder del Estado. La Jueza Motta se expuso demasiado para el gusto de un jerarca que, precisamente, está desarrolllando una sobre exposición por la que se le puede velar el rollo.
Esta concepción de jueces distantes , anónimos, fríos intérpretes de leyes y mandatos pueden asimismo establecer contactos sobrenaturales. El modelo se parece mucho al secretismo eclesial y como ejemplo de administración de justicia es muy poco ético,  desafortunado e insuficiente para cuestionar a uan magistrada ejemplar.

jueves, 7 de febrero de 2013

Documental explosivo y trascendente



THE GATEKEEPERS: UN DOCUMENTAL EXPLOSIVO
Seis ex jefes de los servicios secretos israelíes reclaman el cese de la violencia y la convivencia pacífica con los palestinos
Lic. Fermamdo Britos V.
The Gatekeepers (traducible como “Los guardianes de la puerta”) ganó el premio de la Sociedad Nacional de Críticos Cinematográficos de los Estados Unidos como mejor documental y compite por el Oscar en su categoría. Su director Dror Moreh consiguió reunir testimonios y análisis de los seis ex jefes del Shin Bet (el Servicio de Seguridad, la policía secreta de Israel).
Los seis entrevistados enviaron agentes, con riesgo de sus vidas, a territorio enemigo para secuestrar y asesinar. Los seis autorizaron torturas en interrogatorios brutales de presos llevados a cabo sistemáticamente por los servicios de seguridad. Ellos convencieron a otras personas para que traicionaran a su patria y ordenaron asesinatos selectivos. Los seis dirigieron el Servicio de Seguridad (en el periodo comprendido entre 1980 y 2011), el Shin Bet, encargado de la seguridad interna y del combate contra los terroristas palestinos y, en general, contra todo lo que consideran una amenaza contra su país. Todos tuvieron a su disposición un poder ilimitado y grandes medios técnicos. Todos  ejercieron ese poder bajo la consigna de proteger a la población israelí pero el precio humano y moral que este objetivo demandó fue abrumador.
Los seis se presentaron delante de una cámara y produjeron sorprendentes revelaciones y desgarradoras visiones internas del conflicto más prolongado y sangriento de la historia contemporánea. Se dice que es fascinante escuchar el análisis de la realidad, que hacen individuos involucrados en los aspectos más violentos y crueles del conflicto entre israelíes y palestinos”. Moreh no solamente consiguió obtener reconocimientos francos y directos y análisis efectuados por los ex jefes del Shin Bet. Estos también reconocieron errores que cometieron mientras estaban al mando y apuntaron críticas al más alto nivel dirigidas a los dirigentes políticos de los que ellos dependían.
“La paz no se crea por medios militares. Se debe construir la paz a través de relaciones de confianza, ya sea después de las campañas militares o sin hostilidades. Como alguien que conoce bien a los palestinos, digo que no debería haber problema para crear genuinas relaciones de confianza con ellos”. Esto es lo que dice – por ejemplo-  Avi Dichter que fue Jefe del Shin Bet entre 2000 y 2005.
“En el Estado de Israel no podemos darnos el lujo desmesurado de no hablar con nuestros enemigos” dice Avraham Shalom quien estuvo al mando del Shin Bet entre 1980 y 1986. “Debemos hablar con todos los que deseen hablar con nosotros – sostiene – incluyendo a Hamas, la Jihad islámica y el Presidente de Irán, Muhamad Ahmadinejad. Aunque su respuesta sea insolente estoy a favor de continuar dialogando. No hay alternativa”. “En la naturaleza de los profesionales de la inteligencia está el hablar con todo el mundo. Esta es la forma de captar el fondo de las cosas. Yo me doy cuenta que él no come vidrio y el ve que yo no bebo petróleo”.
La película incluye un texto del filósofo Yeshayahu Leibowitz, ya fallecido, que data de 1968, exactamente un año después de la Guerra de los Seis Días : “un país que controla una población hostil de un millón de extranjeros será necesariamente un Estado de los servicios de seguridad, con todo lo que esto requiere, con implicancias sobre la educación, la libertad de expresión y pensamiento y el gobierno democrático. La corrupción que caracteriza a todos los regímenes coloniales también infectará al Estado de Israel. La administración deberá, por un lado, manejarse con la supresión de los movimientos rebeldes de los árabes y , por otro, cultivar quislings, árabes traidores”. Yuval Diskin, que dirigió el Shin Bet entre 2005 y 2011, “estoy de acuerdo con cada una de esas palabras”.
En la película, Ami Ayalón – jefe del Shin Bet entre 1996 y 2000 – cuestionó la eficacia de los asesinatos selectivos de los líderes espirituales del enemigo y Canni Gillon, el inmediato predecesor de Ayalón, piensa que Israel podría sufrir otro asesinato político perpetrado por los fanáticos ultraortodoxos israelíes, que se agregaría al del Primer Ministro Yitzak Rabin en 1995, cuando llegue la hora de evacuar los asentamientos ilegales que se han montado en los territorios palestinos ocupados de la orilla occidental del Jordán.
Por su parte, Jacob Peri, que dirigió el Shin Bet de 1988 a 1994, reconoció que cualquiera que haya servido en el Shin Bet y recuerde los operativos nocturnos que incluían la violenta irrupción en los hogares de familias aterrorizadas “se vuelve un poco izquierdista”.
Los seis ex directores del Shin Bet también reconocen que la ocupación de los territorios palestinos inflige un grave daño al bando israelí. El futuro es negro – advierte Shalom en uno de los comentarios centrales del filme – acarrea un cambio en la naturaleza de la población porque está poniendo a la mayoría de nuestros jóvenes en el ejército y allí ellos ven las contradicciones. Por un lado se pretende que es un ejército del pueblo y por otro se actúa como un cruel ejército de ocupación, similar a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
La primera proyección pública de la película tuvo lugar a mediados del año pasado en Jerusalén. Entonces Moreh señaló que la idea para hacerla surgió en el 2008 cuando estaba trabajando en su película “Sharon” (relativa a la trayectoria del belicoso general y Primer Ministro Israelí que se encuentra en coma desde hace siete años por un accidente cerebrovascular). En una entrevista con Dov Weisglass, que fue Jefe de Gabinete de Sharon,  éste le contó que el hombre que fue el principal halcón de la política israelí, promotor de los asentamientos ilegales en territorios ocupados, de la represión violenta y de las provocaciones que llevaron al desencadenamiento de la primera intifada, había quedado muy impresionado en el año 2003 cuando cuatro ex jefes del Shin Bet declararon que Israel se encaminaba a un callejón sin salida si Sharon seguía conduciéndolo como lo hacía. Lo que conmovió a Sharon era que esas declaraciones provenían del corazón mismo de su sistema militar y de seguridad.
Moreh también fue influenciado por un filme de Errol Morris, “The Fog of War”, sobre los actos del Secretario de Defensa de los Estados Unidos Robert McNamara. Al inicio se puso en contacto con Ayalón y éste no solamente se avino a participar sino a convidar a otros cuatro colegas para hacerlo. El convite fue aceptado sin vacilaciones y Diskin, que por aquel entonces, era el Jefe del Shin Bet se sumó al proyecto después de su retiro.
The Gatekeepers es una co-producción Israelí, francesa y belga. Demandó tres años de trabajo y costó un millón y medio de euros (contó con el apoyo económico del Canal 1 y de la Fundación Yehoshua Rabinowitz). Se desarrolla cronológicamente desde 1967 a la fecha y explora algunos de los acontecimientos clave en el conflicto entre israelíes y palestinos. Los jefes del servicio secreto de Israel describen las dificultades, los desafíos, las discusiones y los dilemas morales suscitados por los arrestos masivos de palestinos, la primera intifadah, los atentados suicidas, las manifestaciones de los ultraderechistas contra los Acuerdos de Oslo, el asesinato de Rabin, la segunda intifada y el incidente del Ómnibus 300, en 1984.
En este último caso, unos palestinos secuestraron un ómnibus israelí. Entonces fueron reducidos y capturados con vida por el Shin Bet. Los periodistas los mostraron cuando eran retirados, maniatados, de la escena del secuestro pero fueron asesinados a sangre fría más tarde. Una investigación posterior demostró que la orden para asesinarlos fue dada por el entonces Jefe del Shin Bet, Avraham Shalom. El episodio hizo tambalear al gobierno israelí de entonces y motivó la renuncia de Shalom. Al principio de las entrevistas este se negó a referirse al caso pero después de varias horas de trabajo se avino a hacerlo lo cual le da a su testimonio un inmenso valor.
Nacido en Viena, Shalom fue golpeado por sus condiscípulos, en 1938, durante la Noche de los Cristales Rotos. En 1960, comandó sobre el terreno el secuestro del nazi Adolf Eichmann en Buenos Aires y lo condujo a Israel para ser juzgado y colgado. Es Shalom quien aduce en su testimonio que Israel está haciendo lo mismo que hizo el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial: “nos hemos vuelto crueles” dice al señalar que la ocupación de los territorios palestinos es un crimen equiparable a los cometidos por los nazis en la Europa ocupada.
Para la película no solamente se emplearon más de setenta horas de entrevistas a los seis capos de la seguridad israelí sino miles de horas de material de archivo y documentos. También se emplearon reconstrucciones animadas en 3D de algunos episodios, particularmente el secuestro del Ómnibus 300 y su desenlace.
Un monólogo de Yuval Diskin acerca del efecto que produce decidir quitarle la vida a un ser humano fue colocado al principio del filme. Diskin, junto con el entonces Jefe de Estado Mayor del ejército israelí Moshé Ya’alon actual miembro del gabinete de Netanyahu), son considerados los padres de los asesinatos selectivos.
El director de la película sostiene que lo que más le interesa son los aspectos psicológicos que motivan a una persona y sus dilemas morales. Los miembros del Shin Bet no son más que emisarios, ha dicho Moreh, enviados por el Estado de Israel para tratar el conflicto entre israelíes y palestinos por cuenta de su país, para hacer el trabajo más sucio, brutal y despiadado.
Cuando se le preguntó a Moreh acerca de la relación entre los jefes de seguridad y los gobernantes dijo que este era un asunto complicado, en primer lugar porque él supone que algunos de los que testimoniaron elaboraron su punto de vista actual sobre lo que les había tocado vivir después de haber pasado a retiro. Por otra parte, todos los jefes del Shin Bet son funcionarios públicos que dependen del más alto nivel del gobierno y cuando Moreh les preguntó sobre su relación con sus jefes políticos todos dijeron que habían planteado sus puntos de vista, muchas veces discrepantes, con claridad. Diskin recordó que a veces en entrevistas privadas con el Primer Ministro la discusión era tan fuerte y la gritería tan grande que desde afuera no se habría sabido quien era el jefe del Shin Bet y quien el titular del gobierno.
Moreh señala que no cree que los jefes de seguridad hayan expresado sus ideas políticas en la película, ya sean de izquierda o de derecha, sino que son hombres pragmáticos que alcanzaron una profunda comprensión acerca de lo que ha costado, está costando y costará el conflicto entre Israel y Palestina si se sigue manejando como se lo ha hecho hasta ahora. Ellos fueron los encargados de usar la fuerza, contando con un inmenso poder para eliminar a los enemigos señalados por el gobierno y lo hicieron implacablemente pero ahora se presentan y dicen basta ya, no es posible seguir por este camino, la fuerza brutal no ha dado resultados y no resultará en el futuro.
De las declaraciones de Moreh, de las entrevistas con los jefes de seguridad y de la película misma no es posible extraer la conclusión que exista algún tipo de “solidaridad entre guerreros”. Los jefes del Shin Bet no tienen simpatía alguna por sus colegas palestinos. Tampoco son pacifistas, vegetarianos o arrepentidos, siguen siendo “tipos duros”  pero  Moreh - que es un reconocido hombre de izquierda, partidario de la coexistencia pacífica y equitativa de dos Estados (Israel y Palestina) y de la devolución integral de los territorios ocupados, tenaz opositor a Netanyahu – no puede ser acusado de panfletario o manipulador a pesar de la gritería que ha desatado su filme en el gobierno de su país, entre los fanáticos ultranacionalistas y en general en la derecha y los medios conservadores a nivel mundial.
Los ex jefes del Shin Bet dicen que los dirigentes políticos y diplomáticos de Israel están llevando al país por un camino errado y que lo primero que deben hacer los israelíes es ocuparse de lo que ellos están haciendo, de los resultados inútiles y negativos de la represión y el terrorismo de Estado que ejercen en los territorios ocupados y contra los palestinos.
Moreh dice haberse vuelto más pesimista acerca de las perspectivas del conflicto después de hacer la película. Él cree que Israel ha llegado a un punto de no retorno y que será muy difícil evitar un desenlace catastrófico para su país porque (asesinado Rabin el 4 de noviembre de 1995) estima que no hay quien sea capaz de encaminarlo lealmente hacia una salida pacífica. En tanto asegura que los ex jefes del Shin Bet son, en general, fuertes críticos pero más optimistas que él, porque le dicen que surgirán dirigentes capaces de resolver el problema.
El filme de Dror Moreh (que dicho sea de paso compite por el Oscar a mejor documental con otros cuatro títulos, entre ellos otro israelí, “Cinco cámaras rotas”) ya ha alcanzado gran reconocimiento internacional y es un documental de éxito mundial independientemente de los premios que pueda recibir en estos días.
Moreh pretendía, y vaya si parece haberlo logrado, crear una película con testimonios de personas que nadie pudiera desmentir diciendo que no conocían bien el tema, un filme cuyo material sustancial proviene directamente del corazón de los servicios secretos de Israel, gente que lidió con el conflicto entre israelíes y palestinos durante toda su vida adulta, que empezaron su carrera desde abajo como espías y agentes clandestinos hasta llegar a dirigir, durante años, el Shin Bet (la seguridad interna mientras que el Mossad se ocupa de la “seguridad externa” jugando un papel internacional similar al de la CIA desde los Estados Unidos).
Todos los exjefes del Shin Bet dependían directamente del Primer Ministro de Israel y todos los que aún viven participaron activa y voluntariamente en la película. Aunque Moreh ha sido acusado de hacer propaganda anti israelí y de sacar de contexto las declaraciones de sus entrevistados, esas acusaciones no resisten el menor análisis. The Gatekeepers es indudablemente un filme político pero el director no ha tenido la más mínima intención de manipular a sus testigos o a los espectadores: se dice que el remordimiento y la incredulidad en los rostros de los exjefes del Shin Bet son muy expresivos y, por otra parte es claro que están decididos a hacerse oir, que no son personas como para ser inducidas o coaccionadas para decir algo que no desean decir o que desconozcan en profundidad cada detalle de los temas sobre los que están opinando.
Por eso la película resulta explosiva y su crítica a la política y las tácticas del gobierno israelí en el manejo del conflicto con los palestinos es sencillamente demoledora. Hace unos meses un ministro del gabinete de Nethanyahu acusó a Moreh, en una audición radial, de manipular a los exjefes del Shin Bet. Inmediatamente y en la misma emisora, Avi Ayalón (que dirigió el Shin Bet entre 1996 y el 2000) desmintió al ministro y aseguró que los seis testigos respaldaban el filme en un 100% (fueron los primeros en verlo rodeados con sus familiares en exhibiciones privadas). “Estamos ganando todas las batallas y perdiendo la guerra”, concluye el mismo Ayalón.
Todos los que dirigieron el servicio secreto llegaron a la convicción de que la única salida posible a uno de los más sangrientos y duraderos conflictos contemporáneos solamente puede resolverse mediante la convivencia pacífica de dos Estados: Israel y Palestina, en pie de igualdad, aunque las esperanzas de lograr este objetivo sean muy reducidas
En nuestro país, como en otros que han sufrido el terrorismo de Estado, The Gatekeepers tiene un inocultable interés. No es necesario ser un “arrepentido” o ceder al remordimiento o a las presiones de una consciencia torturada o de la condena social, para hacer una reflexión y tomar una acción decidida contra la violencia inútil y los crímenes del pasado que afectan, inexorablemente, el presente y el futuro. Solamente se necesita un mínimo de integridad, coraje y auténtica lealtad a los compromisos contraídos. Estos seis ex jefes israelíes los han tenido a cara descubierta pero la verdad también puede ser desvelada anónimamente si existe la voluntad de no pasar como cobardes y traidores.

viernes, 1 de febrero de 2013

Silencios de muerte



SILENCIOS DE MUERTE
Con las condiciones de trabajo subordinadas a la maximización de la ganancia seguirán muriendo trabajadores en accidentes evitables.
Lic. Fernando Britos V.
            La manipulación de la información y el ocultamiento de evidencias van de la mano y exponen, cada vez más, el cinismo y deliberada frialdad con que algunos medios de comunicación buscan promover sus concepciones acerca del riesgo, el sufrimiento en el trabajo y en general el valor de la vida humana.
El famoso “error” de El País de Madrid al publicar una supuesta foto de Hugo Chávez en su lecho de enfermo es un ejemplo resonante de este tipo de manejos. Los editores del gran diario madrileño se volvieron vulnerables a la estafa porque sus “defensas éticas” se deterioraron, con el correr de los años, como producto de su campaña solapada y sistemática contra el gobierno venezolano y especialmente contra la figura de su Presidente. Deseaban tan fervientemente lo peor para el mandatario venezolano que mordieron un cebo burdamente adobado, compraron una imagen cruel, vieja y manoseada, porque su campaña les indujo a confundir sus deseos con la realidad.
Esta es una manifestación inconfundible del pecado de hubris o hybris [1], la soberbia de los manipuladores masivos, acostumbrados a construir y destruir prestigios a punta de fotos y titulares que después amplifican por radio, TV y redes sociales una recua de corifeos.
Ahora bien, El País de Montevideo, en su encabezamiento del 1º de febrero, titula “SINDICATO DEMORA LA MAYOR INVERSIÓN DEL PAÍS POR ACCIDENTE FATAL”. Las palabras en negrita están impresas en color.  Informan así sobre las secuelas de la muerte del obrero de la construcción Mario Andrejuk, fallecido el 29 de enero al caer desde una altura superior a los diez metros en la obra que Montes del Plata está llevando a cabo en Conchillas, destinada a transformarse en una de las plantas de celulosa más grandes del mundo.
Como ya es norma, el SUNCA efectuó un paro general nacional de 9 a 13 horas del día siguiente, paralizó y desalojó la obra en que laboran más de 5.000 trabajadores y reclamó una investigación a fondo y un nuevo protocolo de seguridad. Este accidente fatal parece ser consecuencia de un aspecto perverso que incorporan los sistemas de contratación y subcontratación bajo el cual se desarrollan obras gigantescas como la de Montes del Plata. El sindicato ha venido denunciando irregularidades pero las responsabilidades se diluyen en la maraña de las subcontrataciones.
Sin embargo, como en el caso de las disculpas “a sus lectores” de El País de Madrid - que evita cuidadosamente disculparse con el pueblo y el gobierno venezolano agredido por ellos – Montes del Plata se disculpa por errores, aunque estos incluyan la “limpieza” del lugar del accidente lo cual obstaculizó la investigación de la Policía Técnica y por ende encubre las responsabilidades concretas en la muerte de Andrejuk. Naturalmente, el SUNCA reclama que se conozca “quien dio la orden” de ocultar las evidencias de un accidente que habría sido perfectamente evitable, además de mantener paralizada la obra hasta que se aplique un nuevo protocolo de seguridad.
Es transparente la intención del titular de El País de Montevideo: un simple accidente, lamentablemente fatal, paraliza la mayor obra jamás llevada a cabo en el país con una inversión estimada en mil millones de dólares. Lo que sucede aquí y no es novedoso como veremos enseguida es que las grandes obras entrañan riesgos igualmente grandes. Estos riesgos se pagan en vidas humanas pero las empresas tienden a minimizarlos por crudas razones de costos. La vida humana es, por lo general, un valor secundario. Se puede recompensar a los deudos, pagar indemnizaciones y seguros pero el valor supremo es “el cumplimiento a tiempo”.
Una demora en una obra de esta magnitud es infinitamente más costosa que cualquier indemnización y aunque esta no sea una elección fríamente deliberada ( a veces lo es) se trata de la lógica de la eficiencia: economizar gastos, hacer más con menos aun a costa del mantenimiento de la maquinaria, a costa de los recursos y procedimientos de seguridad, a costa de las inversiones en condiciones de trabajo y de últimas minimizando los “daños colaterales”. Esta es una lógica de guerra porque, en definitiva, la guerra es el caso extremo de desvalorización y nulificación de la vida humana.
Estas presiones se solapan y también se potencian mediante las presiones a que están sometidos los operarios y proveedores de servicios bajo los sistemas de contratación y subcontratación. Estos sistemas no responden exclusivamente a los problemas inherentes a la división del trabajo y las formas de especialización sino también al acrecentamiento de la superexplotación, la contracción del gasto y la disipación de responsabilidades en cuanto a los daños colaterales.
Muchos adelantos se han conseguido con la colaboración de obreros y empresarios para aumentar la seguridad en la construcción en este país pero, evidentemente, queda mucho camino por recorrer. Las responsabilidades en la incidencia de accidentes con resultados irreversibles (muerte, invalidez, enfermedades crónicas) han sido valiente y sistemáticamente reclamadas por el SUNCA pero aún asi siguen registrándose víctimas de accidentes laborales en la construcción que superan a los de todas las demás ramas industriales.
El papel de algunos medios de comunicación o en todo caso el tratamiento que dan al tema es, muchas veces, el de banalizar la incidencia de los accidentes laborales y esto se consigue, entre otros procedimientos, mediante la contraposición con supuestos intereses mayores o propósitos grandiosos: ¿cómo puede ser que la muerte accidental de este pobre hombre paralice la obra más importante del país que da trabajo a cinco mil obreros?
La valoración de los riesgos es un tema muy complejo porque su incidencia va mucho más allá de las numerosas muertes evitables sino que es una de las claves para enfrentar el sufrimiento en el trabajo. La historia del trabajo marca hitos que conviene no olvidar. Las grandes obras civiles del pasado siglo han estado jalonadas con cientos y miles de muertos. Cada metro de los túneles, los puentes, las represas, los canales del siglo XX ha cobrado un altísimo costo.
El ejemplo más notorio fue el Canal de Panamá, donde fracasó Ferdinand de Lesseps y la ingeniería europea y produjo una quiebra fantástica que desangró a Francia. La fiebre amarilla cobró una cifra incalculable de muertos, en lo fundamental caribeños, indígenas, negros y chinos, pero también cientos de técnicos franceses. A cierta altura, para dar nuevo impulso a los trabajos que avanzaban muy lentamente, de Lesseps contrató a un famoso ingeniero francés como Director quien para demostrar que los rumores sobre la terrible mortandad que demoraba las obras no eran ciertos, se instaló en Panamá con su señora, su hija y el esposo de ésta. En seis meses su familia había muerto víctima de la fiebre amarilla y el ingeniero, solo y moralmente destruido, regresó a su país.
Los estadounidenses encararon el problema como un asunto sanitario y no como un problema de pura ingeniería. Al combatir y erradicar el mosquito transmisor de la fiebre amarilla consiguieron terminar la obra y apropiarse del canal interoceánico. Esto no quiere decir que los accidentes laborales hubieran desaparecido pero la cifra de “bajas” se hizo tolerable como para finalizar el proyecto.


[1] La hubris o hybris es un concepto de la Grecia clásica que podría traducirse como ‘desmesura’ ; en la actualidad se aplica a la omnipotencia y la grandiosidad que se atribuyen los que ejercen poder. Tanto en la antigüedad como ahora, la hubris implica un desprecio temerario por las demás personas y una  falta de control sobre los propios impulsos. La hubris es un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas y concretamente por la furia o el orgullo aunque no necesariamente se manifiesta como violencia física y, hoy en día, es esencialmente una obra de violencia simbólica. El viejo proverbio griego decía (hay distintas versiones) que los dioses ciegan o enloquecen a quienes quieren destruir.