Eduardo Cunha, Presidente de la Cámara de Diputados, fue procesado por el Supremo Tribunal Federal del Brasil
Apóstoles,
obispos y pastores neopentecostales – fanáticos, corruptos y peligrosos
– , sus agentes y aliados derechistas y como gravitan en el parlamento
brasileño.
Un oscuro derechista – El diputado Jair
Messias Bolsonaro Bonturi (que cumplió 61 años el mes pasado) hizo de su
voto contra la Presidenta Dilma Rousseff un homenaje a un coronel
torturador de la dictadura brasileña de hace medio siglo. Se trata de un
político virulento que ha conquistado renombre como matón, racista,
xenófobo, partidario de la tortura, la pena de muerte y otras
bestialidades pero no es un fenómeno aislado en el panorama legislativo
del Brasil contemporáneo.
Bolsonaro es un provocador profesional que la posa de duro machista,
un “blanco puro” descendiente de antiguos inmigrantes italianos, que
hace de matón (y verdaderamente adopta giros mafiosos y de
perdonavidas), que insulta y golpea a las mujeres, antiguo cadete de
Agulhas Negras (la West Point o la Saint Cyr del Brasil), capitán de la
reserva, admirador de la dictadura militar 1,
promotor de la tortura, el armamentismo, el despojo de los indígenas,
las más variadas formas de disciminación y las restricciones aplicadas a
las mujeres.
Es derechista pero sobre todo es un oportunista que ha pasado por varios micro partidos y grupúsculos conservadores 2
hasta que en las últimas elecciones, bajo el lema del Partido Social
Cristiano, llegó a ser el diputado federal más votado en el Estado de
Río de Janeiro. Viendo al personaje y su trayectoria no se puede menos
que compararla con la de otros oscuros sujetos como Benito Mussolini y
especialmente Adolf Hitler que de un medio convencional, un pasado opaco
y sin rasgos dignos de mención, se abrieron camino en el caldo de
cultivo de sectas y partidos derechistas para labrarse una posición
política dominante.
Bolsonaro no parece un neo nazi y si tiene simpatías por el Füehrer o
el Duce no las manifiesta, lo que no le inhibe de coincidir, salvadas
todas las distancias, con la prédica morbosa del nacionalismo, el
racismo y el militarismo que arrasó el mundo en el siglo XX. En sentido
estricto no es un pastor pentecostal o evangélico y no integra la
corporación conocida como Bancada Evangélica Brasileña (BEB) pero tiene
una identificación total con el programa de esa amalgama delincuencial
incrustada en el parlamento.
La técnica de Bolsonaro consiste en desarrollar una prédica virulenta
pero, en lo posible, circunscripta a su enorme país. Si opina sobre
cuestiones internacionales no ha trascendido. Esto le ahorra exponerse
fuera de fronteras sin olvidar que el Brasil participó en la Segunda
Guerra Mundial, enviando tropas a Europa para luchar contra los nazis
por inducción de los Estados Unidos 3.
Otro factor para esta especie de incoherencia del diputado es su
entorno y organización política firmemente soportada por los pastores de
las sectas evangélicas manipuladoras que no tienen interés en quedar
emparentados con los genocidios nazifascistas. De hecho los evangélicos,
de estirpe protestante, están más cercanos históricamente a los
integristas católicos y a los llamados movimientos carismáticos que
fueron el fundamento de la “cruzada derechista” que provocó la Guerra
Civil (1936 – 1939) y la sangrienta dictadura de Franco, por casi cuatro
décadas en España.
Hannah Arendt se equivocó bastante cuando hizo una valoración de las
motivaciones de los nazis, cuando consideró que Franco no era malo, que
su íncubo y maestro – el filósofo nazi Heidegger – era rescatable. Al
acuñar “la banalidad del mal” en su análisis de la personalidad de Adolf
Eichmann, subestimó la capacidad de hacerse el bobo eficiente, que le
vendió uno de los principales organizadores de los campos de exterminio
cuando ya estaba acorralado, preso en Israel. Si cualquiera puede
convertirse en un Eichmann o un Bolsonaro, si eso no tiene nada de
extraordinario, entonces el contexto es una simple escenografía. Parece
que no es así.
El cumplimiento de órdenes, aducido sistemáticamente como
justificación por todos los verdugos, asesinos, sicarios y genocidas, en
gran o pequeña escala, para eludir o amortiguar sus responsabilidades
criminales llega a confundirse con la banalidad del mal. Sin embargo, es
cierto que esos oscuros personajes que jugaron un papel en la historia
tuvieron características psicológicas y antropológicas banales,
corrientes; orígenes oscuros, comunes, que confirman, una y otra vez, la
sabiduría de Marx cuando, refiriéndose a la dictadura predecesora del
Segundo Imperio, estableció que los hombres hacen la historia pero no en
las condiciones que ellos desean 4.
Así es que, hace poco, cuando Bolsonaro agredió a una diputada
diciéndole que no la violaba porque era fea y no se lo merecía y cuando
afirmó que las mujeres debían ganar menos que los hombres porque al
quedar embarazadas perjudicaban a los empresarios con sus licencias por
maternidad, los periodistas fueron a buscar a su madre, la nonagenaria
Olinda Bonturi, para explorar sus orígenes. Doña Olinda vive con una
hija en Miracatú, un pueblo del litoral paulista, adonde llegó desde
Eldorado Paulista (actualmente 15.000 habs.), otro pueblo algo más
lejano de San Pablo, donde la familia mantiene cuatro casas de comercio.
Jair es el tercero de seis hijos, tres mujeres y tres varones, que la
madre dice haber criado con mucho amor. Al preguntársele si era un niño
impetuoso y peleador callejero, Doña Olinda señala todo lo contrario,
era humilde, manso, respetuoso, reservado, comprensivo, un hijo
maravilloso, que ella no quería que fuese estúpido, bruto y mal hablado.
Jugaba a la pelota en la calle y era estimado por sus compañeritos
aunque por otras fuentes se dice que era bastante pata dura. Doña Olinda
asegura que nunca le levantó la mano a un hijo, nunca les pegó, sino
que les hablaba. Cuando se le dijo que su hijo hablaba agresivamente y
se peleaba con mucha gente, la madre sostuvo que era su manera de hablar
pero que era una buena persona.
El diputado, que se dice católico practicante, ya va por su tercer
casamiento y le ha dado cinco nietos a Doña Olinda (cuatro varones –
tres de ellos dedicados a la política derechista – y una niña). El
padre, esposo de Olinda, Geraldo Bolsonaro, era “dentista práctico”, un
“tegua” 5 que se mudaba a pueblos más apartados donde no había dentistas para currar en lo suyo.
Según un hermano de Jair, el padre era rígido y bebedor. Cuando
llegaba a un pueblo hacía de todo, sacaba muelas, hacía ortodoncias,
pero finalmente fue denunciado y un juez lo obligó a ejercer solamente
como mecánico dental. Según su madre, Jair no trataba mucho a su padre
aunque no atribuye eso al alcoholismo de este. El hermano Renato, que
también es capitán de reserva, aseguraba que el padre era un bohemio,
que fumaba y tomaba mucho pero que no dejaba que los hijos lo hicieran,
era muy enérgico y no quería que ellos trabajasen porque quería que
estudiaran. El hermano también es una personalidad autoritaria que
defiende las acciones agresivas del diputado: “él es asi, no tolera los
errores”, es por la formación militar.
Un amigo de la infancia, policía militar retirado, dijo que Jair era
buen estudiante pero mal futbolista y que de muchacho se ganó un
sobrenombre que no le gustaba: “Palmito” por ser muy blanco y delgado.
En 1970, llegaron tropas del Ejército a Eldorado Paulista persiguiendo a
Carlos Lamarca 6.
Los jóvenes del pueblo se quedaban de charla con los soldados que les
mostraban sus armas. “Eso nos fascinaba” dijo el amigo y poco después
ingresarían en la Academia Militar de Agulhas Negras, en Río de Janeiro.
De ahí salió paracaidista e hizo una carrera militar convencional hasta
que, en 1986, cuando era capitán participó en una manifestación
pidiendo aumento de sueldo, fue sancionado con un arresto a rigor de 15
días y sometido a la justicia militar bajo cargos de insubordinación e
inmoralidad.
El Supremo Tribunal Militar lo absolvió en 1988 pero Bolsonaro dejó
la milicia para dedicarse a la actividad política de tiempo completo en
el Partido Demócrata Cristiano. Dos años después sería electo diputado
federal. El resto de su carrera política no es más que una gritería de
las peores causas y de actitudes violentas bajo una apariencia cuidada y
una vocación mediática bien calculada. Lo que sucede es que Bolsonaro
es realmente un peón de brega en una ecuación muy complicada: la
interpenetración de política derechista y las sectas evangélicas
manipuladoras.
Bolsonaro luce una imagen corporal cuidadosamente producida: tinturas
y peluquines (el popular gato) para encubrir su canas y su calvicie,
impecables trajes de medida, corbatas de seda y alhajas costosas. Su
tercer casamiento por una iglesia pentecostal, con una
secretaria/modelo, 27 años más joven, con quien se había unido por lo
civil seis años antes, estuvo a cargo de uno de sus manejadores, el
pastor Silas Malafaia 7
que si bien no ostenta cargos políticos es un factotum que promueve
candidatos y da linea a sus huestes en el sentido más retrógrado,
violento y racista. Maia es muy claro respecto a su clientela: se trata
de los brasileños de clase media, urbanos y relativamente jóvenes.
Durante la ceremonia, en el Salón Rosa, ante los ciento y pocos
invitados trajeados y con fastuosos vestidos de fiesta, el pastor
aprovechó para arengar a los fieles (entre ellos al novio que había
dejado de lado su faceta de bravucón y lagrimeaba) para dar manija
contra el llamado matrimonio igualitario, una de las bestias negras de
los evangélicos.
Unidos para el espanto – Por descontado no
todos los parlamentarios que declaran convicciones religiosas son de la
catadura de Bolsonaro o de los de la tercera parte de la Cámara de
Diputados que están confabulados en la infame Bancada Evangélica (BEB) o
Frente Parlamentario Evangélico, que agrupa a 70 diputados federales y 3
senadores de distintos partidos de derecha y de centro. Los católicos
no los acompañan y hay protestantes que no practican esos métodos, no
integran el circo de la derecha y aparentemente no juegan un papel
fundamental en la sucia maniobra contra Dilma Rousseff y el PT.
Para tener un poco más claro el tipo de degradación de la política
parlamentaria en el Brasil, que se apoya en la conmixtión entre
fanáticos religiosos, corruptos, intolerantes y santones pervertidos, y
para ejemplo de intentonas contra la democracia, contra el
republicanismo y el humanismo, que esta mezcla produce cuando llega a
adquirir cierta fuerza, basta dar un vistazo a los principales
dirigentes que, hombro con hombro con Bolsonaro, pero desde la BEB,
claman a gritos por una dictadura militar y por terrorismo de Estado
porque saben que casi 55 millones de brasileños (y posiblemente muchos
más a la hora de la verdad) solamente podrían ser sometidos de esa forma
a su brutal “evangelización”.
El programa de la Bancada Evangélica tiene claros tintes de insanía:
se apoya en el racismo (esto es apunta contra la igualdad racial lo que
en un país como Brasil es claramente demencial) y promueve el
patriarcalismo más grosero (las mujeres son seres de segunda clase) 8.
Además promueven la penalización del aborto con ferocidad, se oponen a
la eutanasia humanitaria y por otra parte se oponen a la criminalización
de la violencia y la discriminación (es decir defienden los ataques
xenofóbicos, los apaleamientos y eventualmente asesinato de
transexuales, y todos los delitos de discriminación asi como justifican
los castigos físicos a los niños por sus padres).
Naturalmente estos políticos no están unidos por el amor sino por y
para el espanto. Utilizan técnicas de promoción del miedo con sus
seguidores y su retórica es típicamente goebbelsiana 9
. Son fundamentalistas y retrógrados que, por ejemplo, intentan
revertir las resoluciones de las organizaciones de psicólogos del Brasil
que señalan que estos profesionales no deben tratar o considerar a la
homosexualidad como una enfermedad (los fanáticos se oponen a la
Organización Mundial de la Salud que, algo tardíamente, eliminó a la
homosexualidad de la lista de enfermedades mentales en 1990).
Las sectas e iglesias pentecostales y especialmente las llamadas neopentecostales 10
son máquinas de succionar dinero de sus fieles, grandes manejadores de
los medios de comunicación y poderosos empresarios pero, además, tienen
como característica común una alta incidencia entre sus capos de
conductas criminales: fraude, estafa, evasión de impuestos, abuso de
funciones, apropiación indebida, contrabando, acoso laboral y sexual y
desde luego perversiones sexuales que suelen ser el ingrediente oculto
de las sectas moralizantes.
Parlamentarios evangélicos – Estos son algunos de los integrantes más notorios de la BEB que han impulsado el llamado “impeachment”:
Eduardo Cunha – Actual Presidente de la Cámara de Diputados,
es uno de los acusados por Dilma Rousseff del complot en su contra
(junto con otro futuro presidiario, el Vicepresidente M. Temer). Cunha
está muy comprometido en escándalos de corrupción y lavado de dinero
(Lava Jato, Petrobras, etc.). Es uno de los dirigentes del Partido del Movimiento
Democrático Brasileño (uno de los mayores del Brasil). Era integrante
de la iglesia Sara Nossa Terra (Será Nuestra Tierra) que dice tener un
millón de adeptos pero cuando la Procuraduría lo acusó formalmente por
varios delitos, se pasó buscando amparo a la poderosa iglesia Asamblea
de Dios, Ministerio de Madureira, que asegura tener 13 millones de
fieles. Es uno de los que cocinaron, en el 2013, la elección del
fanático pastor Marco Feliciano11
como Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de
Diputados, al ceder al Partido Social Cristiano cuatro asientos en dicha
Comisión. Además Cunha enfrenta varias acusaciones ante el Supremo
Tribunal Federal por falsificación de documentos y evasión de impuestos.
Es autor de un proyecto de ley que establece penas para quienes
practiquen la “discriminación contra los heterosexuales” (propone hasta
tres años de cárcel para los responsables de establecimientos que
prohiban la entrada de parejas heterosexuales o que les impidan sus
expresiones de afecto) como forma de contraponerlo a otro proyecto que
criminaliza la homofobia. Como si fuera poco apareció últimamente en los
Papeles de Panamá como tenedor de varias sociedades offshore empleadas
para lavar los dineros malhabidos.
Joao Campos (Partido de la Social Democracia Brasileña-Goiás)
un cincuentón, que desde hace diez años es pastor de la iglesia Asamblea
de Dios, es presidente de la BEB y vice presidente de la del Partido de
la Social Democracia Brasileña en la Cámara de Diputados. Desde antes
de ser pastor, Campos fue delegado de la Policia de Goiás. Promovió una
iniciativa para modificar la Constitución del país para que las iglesias
puedan objetar la constitucionalidad de las leyes ante el Supremo
Tribunal Federal. También ha propuesto la llamada “cura gay” para que
los psicólogos traten a la homosexualidad como una enfermedad.
Anthony Garotinho (Partido de la República – Río de Janeiro)
Ex intendente municipal, ex gobernador de Río de Janeiro y vice
presidente de la BEB. Es otro cincuentón, hombre de radio desde su
juventud, pertenece a la Iglesia Presbiteriana desde 1994 cuando según
él cambió el marxismo por los evangelios. Está encartado en cuatro
expedientes que cursan en el Supremo Tribunal Federal: se le investiga
por actos de corrupción en la cúpula policial de Río de Janeiro y llegó a
ser condenado a dos años y medio de prisión por asociación para
delinquir pero la pena fue conmutada por la prestación de servicios a la
comunidad y la suspensión temporal de derechos políticos.
Lincoln Portela – Es diputado (Partido de la República – Mato
Grosso), pastor y presidente de la Iglesia Bautista Solidaria. Es activo
en radio y televisión. Tiene formación en teología y organiza mesas
redondas y dirige programas sobre familia. Es promotor de la enseñanza
religiosa en las escuelas públicas bajo el disfraz de “estudios de la
paz”. La idea proviene del Estatuto de la Paz una iniciativa suya que
incluye materias como valores, actitudes, comportamiento, estilos de
vida y desde luego “el diseño inteligente” en los programas de primaria y
secundaria. Portela es investigado por fraude en una licitación pública
por el Supremo Tribunal Federal.
Magno Malta – Es senador (Partido de la República – ES),
músico y pastor de la Iglesia Bautista y es conocido por usar una Biblia
en sus intervenciones en el Senado. Es el director del conjunto musical
Tempero do Mundo y ha reaccionado con gran agresividad cuando un
ministro dijo que los evangélicos conservadores tenían una visión del
mundo controlada por los pastores televisivos. Malta presentó un
proyecto de ley para permitir la elección de parlamentarios analfabetos.
Reclamó penas de prisión perpetua para los crímenes contra niños y
adolescentes. También promueve la realización de plebiscitos sobre temas
como el aborto, el servicio militar obligatorio y los matrimonios
homosexuales. El Supremo Tribunal Federal lo investiga por crímenes
electorales y también ha sido acusado de vínculos mafiosos y coimas por
un millón de reales por la presentación de enmiendas para favorecer a
una empresa.
Millonarios de la credulidad – Estos son los
principales manipuladores evangélicos, los cinco grandes millonarios de
“la industria de la fé” (las cifras datan de enero del 2013 y fueron
publicadas por la revista Forbes Brasil):
Edir Macedo – (actualmente 71 años) Fundador de la Iglesia
Universal del Reino de Dios (1977), controla al cadena Record (la
segunda red emisora más grande del Brasil); sus activos no solamente
comprenden la TV sino que posee un diario que circula dos millones y
medio de ejemplares, editoras musicales y otras empresas, además de un
avión Bombardier Global Express avaluado en 45 millones de dólares. En
la década de los 90 estuvo preso por fraude y charlatanería. También
fundó su Partido Brasileiro (2002) para distanciarse del Partido Liberal
que apoyaba al gobierno de Lula. La revista consideraba que hace tres
años la fortuna del televangelista era de 950 millones de dólares.
Valdemiro Santiago de Oliveira – (actualmente 53 años) Ex
compinche de Macedo, abandonó expulsado la Iglesia Universal del Reino
de Dios (en 1998) para fundar la Iglesia Mundial del Poder de Dios.
Ahora tiene un imperio con más de 900.000 seguidores en 5.000 templos
(todos cubículos pequeños, garajes, modestos estacionamientos). La
revista estimaba que ya había amasado una fortuna de 220 millones de
dólares.
Silas Malafaia – El íncubo de Bolsonaro, es dirigente de la
rama brasileña de las Asambleas de Dios (la mayor iglesia pentecostal
del país). Se dice que mantiene más de 400.000 seguidores en Twitter.
Había lanzado una campaña llamada “El Club del Millón de Almas” para
recaudar 500 millones de dólares con el objeto de montar una red global
de TV para trasmitir en 137 países. Como ya se dijo su patrimonio se
estimaba en 150 millones de dólares.
Romildo Ribeiro Soares – (actualmente 69 años) Otro ex compinche de Macedo que se abrió para fundar la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios. Misionero R.R. Soares
mantiene gran exposición en la TV brasileña y es el tele-evangelista
más difundido en Uruguay. Sigue empresarialmente relacionado con el gran
pope Macedo y disputa cabeza a cabeza el primer lugar en cantidad de
horas de actuación en televisión abierta con Valdemiro.
Dice tener 900 templos en Brasil. Con los años ha aprendido a hablar
español para sus sanatas televisivas, superando el portuñol. Su fortuna
se estimaba en 125 millones de dólares.
Estevam Hernandes Filho y Sonia Haddad (a) “Bispa Sonia” – (él
62 años, ella 57) La pareja fundó la Iglesia del Renacer de Cristo,
supervisan más de mil iglesias en Brasil y en el extranjero,
especialmente en la Florida, EEUU.
Tuvieron exposición periodística cuando fueron capturados por el FBI
en el aeropuerto de Miami, en el 2007, acusados de transportar 56.000
dólares no declarados. En Brasil también estuvieron implicados en
acusaciones de lavado de dinero, falsificación ideológica y otros
delitos. Fueron absueltos en el 2012 en virtud de tecnicismos leguleyos.
El futbolista Kaká, abandonó la iglesia a la que había donado más de un
millón de dólares, acusando a la pareja de malversación del dinero.
Estevam era un experto en marketing que trabajaba para grandes
corporaciones multinacionales hasta que, a fines de la década de los 80,
se dedicó a una empresa propia: la iglesia neopentecostal. En San pablo
erigió la antena de TV más grande de América Latina. Sônia Haddad
Morais Hernandes es empresaria, escritora, presentadora de TV (la cara
bonita de su imperio mediático, la Red Gospel).El patrimonio del “Apóstol” Hernandes y la “Obispa” Sonia se estimaba en 65 millones de dólares.
Teología de la prosperidad: religión y política
– La versión brasileña de la revista estadounidense afirmaba que
mientras el catolicismo pierde fieles en el país, el número de
evangélicos aumenta (a principios del siglo XXI eran un 15% de la
población y ahora se estima que son más del 22%, cerca de 42 millones de
personas). También señalan que para el 2030 los brasileños que se
declaren católicos serán menos de la mitad.
Una de las explicaciones que da Forbes para el crecimiento del
protestantismo es que, mientras el catolicismo promueve una mirada
conservadora de felicidad diferida (una vida en el paraíso después de la
muerte) en lugar del disfrute de las riquezas terrenales, los
evangélicos y muy especialmente los neopentecostales proclaman que ser
próspero es una victoria divina. Por eso no es de extrañar que las
sectas e iglesias que promueven la “teología de la prosperidad” sean las
que presentan un crecimiento explosivo.
Por otra parte, las políticas de los gobiernos de izquierda liderados
por el PT, no solamente sacaron a decenas de millones de brasileños de
la pobreza sino que permitieron que una nueva clase media elevara sus
expectativas. Se sabe que la enorme mayoría de quienes se definen como
evangélicos pertenecen precisamente a las capas medias y es a ellos a
quienes dirigen su prédica los pastores y los manipuladores políticos de
la derecha ofreciéndoles, por un lado, una forma de sentirse a gusto
con su prosperidad actual y una forma de eximirse de cualquier culpa
para disfrutar de su nuevo estatus. Es por eso que la exhortación al
disfrute es uno de los mensajes más reiterados en todas las
“comunicaciones bobas” como Whatsapp. Pero por otro lado bajo los
cánticos alegres o agresivos esgrimen el temor a la crisis y a la
inseguridad. La satanización de la pobreza hace que los temores se
transforman en odio.
Los pastores tienen un gran poder, no solamente económico sino
político, mediante su capacidad de comunicación y movilización. Les
presentan a sus fieles una forma perversa de “participación” mediante
una intervención política lumpenizada. Manifestar en las calles con la
“gente linda”, las rubias de ojos azules, los blanquitos conchetos, con
globitos y coloridos carteles que llaman al golpe de Estado y la
intervención militar, como un seguro contra el derrumbe al tiempo que
derraman el odio y la discriminación contra los más débiles, los más
vulnerables.
Políticamente los manipuladores neopentecostales le ofrecen a esas
clases medias la seguridad de que no volverán atrás, de que no volverán a
caer en la pobreza, de que serán asociados eternos de la fortuna, de la
gran burguesía neoliberal y de la prosperidad que es un don divino que
imparten los pastores que se erigen como ejemplos de ese éxito mediante
su ostentoso poder y sus fortunas malhabidas . Esos son los mantras de
la “teología de la prosperidad” y una explicación de la ferocidad, la
intolerancia y el veneno que siembran estos santones con sus llamados a
la guerra santa.
Ojalá que algunos parlamentarios uruguayos que sienten pruritos por
asimilar la maniobra política que vulnera la democracia en Brasil en
estos momentos a un golpe de Estado, tomaran buena nota de estas
informaciones. No debería caberles duda alguna de que, dadas condiciones
similares, esto podría pasar en el Uruguay como en cualquier otro país
del continente, por no decir del mundo.
Lic. Fernando Britos V.
La ONDA digital Nº 763
Notas
1Además
de su homenaje al reconocido torturador fallecido el año pasado (que
dicho sea de paso fue agregado militar de la Embajada del Brasil en
Montevideo, en 1986), Bolsonaro ha dicho que fue un error de la
dictadura haber torturado dado que lo que debería haber hecho es haber
matado a todos los presos políticos.
2Partido
Social Cristiano (2016) Partido Progresista (2005-2016) Partido da
Frente Liberal (2005) Partido Trabalhista Brasileiro (2003-2005) Partido
Progresista Brasileiro (1995-2003) Partido Progressista Renovador
(1993-1995) PP (1993) Partido Demócrata Cristiano (1989-1993).
3La
Fuerza Expedicionaria Brasileña, con 23.500 efectivos, se empeñó en la
Campaña de Italia (1943 – 1945) y entre sus veteranos, llamados “os
pracinhas” revistaron varios capitostes de la dictadura militar (a
partir de 1964) que Bolsonaro considera la época más gloriosa de su
país. Entre otros: Afonso Augusto de Albuquerque Lima – Ministro del
Interior (1967 – 1969). Golbery do Couto e Silva – Ministro de la Casa
Civil (1974 – 1981). Hugo de Abreu – Ministro de la Casa Militar (1974 –
1978). Octavio Costa – Publicista del régimen en la época de Garrastazú
Médici y nada menos que Humberto de Alencar Castello Branco – el primer
gorila encaramado en la presidencia del Brasil entre 1964 y 1967.
4Marx, K. (1852) El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (Cap.1) “Los
hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio,
bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas
circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han
sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones
muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando
éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar
las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis
revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio
los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de
guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este
lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia
universal”.
5La
palabra tegua, es un colombianismo, que se remonta a tiempos
precolombinos, y se aplica a la persona que ejerce la medicina o la
odontología sin título universitario porque ha adquirido empíricamente
su saber. Los Teguas, eran unos aborígenes colombianos que se
extinguieron en el siglo XIX.
6
Carlos Lamarca (1937 – 1971) fue un dirigente de la oposición a la
dictadura militar brasileña que se instaló en 1964. Lamarca era capitán
del Ejército y desertó en 1969 para encabezar la llamada Vanguardia
Popular Revolucionaria, una organización de extrema izquierda que
efectuó asaltos a bancos, secuestró al embajador de Suiza, en 1970, y
desarrolló un foco guerrillero en Vale do Ribeira. En esa región se
encontraba el pueblo donde vivían los Bolsonero, Eldorado Paulista.
Declarado traidor, desertor y enemigo público, Lamarca fue perseguido
por los servicios de seguridad y el Ejército durante dos años hasta que
lo ubicaron y mataron en tierras nordestinas. Treinta y seis años
después de su muerte, la Comisión de Amnistía del Ministerio de
Justicia, encabezada por Tarso Genro, lo promovió en su sesión inaugural
a coronel del Ejército y le reconoció a su viuda y sus hijos la
condición de perseguidos políticos.
7 Silas Malafaia Lima (57 años) es el pastor de la iglesia pentecostal “Victoria en Cristo“.
Malafaia también es tele-evangelista, licenciado en psicología,
presidente de la editorial Central Gospel, vicepresidente del Consejo
Interdenominacional de Ministros Evangélicos de Brasil (CIMEB), entidad
que congrega cerca de ocho mil pastores de casi todas las
denominaciones. En enero de 2013, un informe de la revista
estadounidense Forbes Brasil estimó su patrimonio en 150 millones de
dóalres.
8Tiene
razón Dilma Rousseff cuando afirma que el “impeachment” no habría sido
empleado contra un Presidente varón. El patriarcalismo siempre favorece
el ataque a una mujer sin perjuicio de que es el caldo de cultivo de la
violencia de género.
9
El Dr. Paul Joseph Goebbels (1897-1945) fue un político alemán,
Ministro de Ilustración Pública y Propaganda de los nazis que adaptó
técnicas novedosas de publicidad comercial a la esfera política,
incluyendo el uso de lemas atrayentes y mensajes subliminales.
Desarrolló el diseño de cartelería y gráficas y el uso intensivo de
todos los medios de comunicación más modernos de la época (radio y cine
entonces, como ahora la TV e Internet). Al igual que Hitler, practicaba
su oratoria delante de un espejo. Las grandes reuniones eran precedidas
por marchas ceremoniales y cantos, y los lugares se decoraban con
banderas: se trataba de un espectáculo. Su entrada (casi siempre tarde)
estaba programada para lograr el mayor impacto emocional. Por lo
general, planeaba meticulosamente sus discursos con antelación, el uso
de gestos e inflexión coreografiada y previamente planificada, pero
también era capaz de improvisar y adaptar su presentación para obtener
un acercamiento con su público. En sus escritos exigía a sus seguidores
un cambio profundo y una disposición al sacrificio.
10En
el fragmentado panorama de las iglesias evangélicas, los
neopentecostales son criticados debido a sus nuevas doctrinas no
amparadas en la Biblia, como lo es la búsqueda del dinero y éxito en los
negocios, a través de la denominada teología de la prosperidad. También
han sido criticadas sus liturgias, masivas, superficiales y planteadas
como un espectáculo, un show mediático.
11 Marco Antônio Feliciano (nacido en 1972) es diputado federal electo por el Partido Social Cristiano, pastor de la Catedral do Avivamento,
una iglesia neopentecostal relacionada con la Asamblea de Dios y
también es empresario prolífico en la producción de materiales de
autoayuda. Feliciano es uno de los más fanáticos fundamentalistas y sus
demenciales declaraciones lo han enfrentado incluso con colegas
evangélicos. Se estima que su fortuna personal es casi tan grande como
la de Isaias Malafaia con quien mantiene diferencias doctrinales aunque
coinciden en su fanatismo retrógrado.
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martes, 26 de abril de 2016
miércoles, 20 de abril de 2016
Mas sobre diseño inteligente
EL “DISEÑO INTELIGENTE”:
ENTRE LA AMBIGÜEDAD
Y LA IGNORANCIA
ENTRE LA AMBIGÜEDAD
Y LA IGNORANCIA
Falsos apóstoles
y docentes confundidos
y docentes confundidos
Las carencias en los programas de enseñanza, el
deterioro de los valores humanistas y las arremetidas de las
pseudociencias, favorecen los ataques a la teoría de la evolución y
pretenden sustituirla por el dogma creacionista del “diseño
inteligente”.
Por Fernando Britos V.
ANÉCDOTAS MÍNIMAS
La
docente encomendó una exposición sobre determinado sistema del cuerpo
humano; la estudiante de ciencias médicas, con título de grado en otra
disciplina, pensó en enriquecer su exposición contextualizando la
profusa información de los textos usuales con una alusión al origen
evolutivo del órgano en la especie humana, lo que hizo que las
generalidades de la biología, el desarrollo y la maravillosa estructura
del organismo resultaran aun más interesantes y amenas al recordar a
nuestra antecesora común “la Eva africana”, seguramente de piel negra.
Terminada
la exposición la docente felicitó a la estudiante pero le hizo la
siguiente objeción: “Ud. omitió que existen otras teorías acerca del
origen del ser humano”. La profesora manifestaba, tal vez ingenuamente,
una modalidad argumental usada para desacreditar la ciencia que consiste
en cuestionar la teoría de la evolución mediante el recurso de ponerla
en pie de igualdad o de sustituirla por la presunta teoría del “diseño
inteligente” (DI). El DI promueve el creacionismo, es decir la
intervención de causas sobrenaturales en el origen de la vida y
especialmente en el desarrollo humano.
Que
haya personas que sustenten ideas religiosas, ya sean de religiones o
sectas establecidas o de corte esotérico o extravagante, no es
sorprendente. Tampoco lo es el hecho de que intenten ganar adeptos para
sus creencias. Esto es normal y aceptable siempre que para la promoción
de sus ideas no apelen a métodos coactivos (utilización de una posición
de poder o prestigio), a la manipulación o al engaño.
Desde
las últimas décadas del siglo pasado y a partir de su irradiación desde
sectas evangélicas de los Estados Unidos, el viejo creacionismo ha
venido siendo reemplazado por el “diseño inteligente” cuyos objetivos
confesos son demostrar la falsedad de la evolución y sustituirla por una
intervención original de tipo sobrenatural, es decir por la de un Dios o
por la de una raza superior de alienígenas extraterrestres, para
explicar el origen de la vida en el planeta.
HEREDARÁS EL VIENTO
La
anécdota mínima mencionada antes, verdadera y reciente, no es una
rareza. Cada vez más se observan indicios de penetración de ingenuos y
dubitativos, de propagandistas religiosos y de ambiguos agnósticos, en
los medios universitarios, especialmente en el área de la salud y las
ciencias médicas. Como se dijo, no es censurable, en modo alguno, la
presencia de personas que profesan ideas religiosas o que sean agentes
orgánicos de una religión o una creencia esotérica, ya sea en el aula o
en el laboratorio. El problema se plantea cuando atacan a la ciencia con
armas de la pseudociencia como el DI.
En
el ámbito educativo de nuestro país, moldeado en los valores y la ética
de la escuela vareliana (laica, gratuita y obligatoria), del batllismo
racionalista y humanista y del espíritu de la Ley Orgánica de la
Universidad de la República y sus antecedentes, el conflicto entre la
ciencia y la religión, entre el conocimiento y el dogma, entre el
pensamiento crítico y la creencia, fue debatido y zanjado a lo largo de
la primera mitad del siglo pasado.
Después,
el pachecato autoritario y represivo, la dictadura cívico-militar con
su terrorismo y corrupción infinitos, allanaron el terreno para que las
jerarquías de distintas religiones intentaran recuperar ideológicamente
el terreno perdido en el ámbito de la educación pública y consolidar el
que mantuvieron en la privada. En general se trataba de revertir la
secularización de la sociedad uruguaya y hay que reconocer que, a veces,
lo consiguieron.
En
este esquema ideológico, el ataque a la ciencia ocupa un papel
fundamental. Phillip E. Johnson un abogado californiano acuñó el término
“diseño inteligente”, en 1991, y con su libro Darwin on Trial (Darwin
enjuiciado) sentó las bases de una alianza entre distintas sectas para
intentar penetrar en la enseñanza pública en los Estados Unidos. En
aquel país, la imposición en las escuelas de una estricta versión
bíblica de la creación, había dado lugar a épicos enfrentamientos como
el que consagró el drama realista Heredarás el viento[1] pero a fines del siglo pasado los creacionistas precisaban una nueva estrategia.
Johnson
convenció a los promotores del “creacionismo puro y duro” –los que
sostienen que Dios creó todo en seis días de 24 horas, que la Tierra
tiene poco más de cuatro mil años de edad, que como castigo el diluvio
cubrió todo el planeta con 5.000 metros de agua y que Noé, con parejas
de todas las especies actuales, en su superbarco lo repobló, etcétera–,
hasta los que consideran que la Biblia es metafórica y están dispuestos a
admitir una nebulosa y única intervención divina original ‑que remite
al famoso “big bang”‑ pasando por los que aluden a intervenciones
alienígenas (OVNIs) o a múltiples intervenciones divinas, de la misma o
de diferentes deidades, y de espíritus sobrenaturales para retocar la
creación o para hundir a los humanos en el apocalipsis.
La
estrategia de Johnson introdujo cambios en el ataque a la ciencia. En
primer lugar, se propuso crear instituciones separadas de las iglesias
(en este caso el Centro para la Ciencia y la Cultura y el Instituto de
Diseño, dotados de inmensos recursos), que no delaten su intención de
promover el “creacionismo”. En segundo lugar, desplegar las técnicas
habituales de difusión: edición de libros y folletos, debates públicos
con científicos, contratar científicos, presuntos científicos o por lo
menos profesionales universitarios para presentar sus puntos de vista,
conseguir espacios en los medios masivos de comunicación, etcétera. Todo
esto para afirmar que la teoría darwinista de la evolución no es sino
una creencia, una teoría descartable y en crisis por falta de pruebas y
para reclamar que en la enseñanza pública se presenten “todas las
teorías” en pie de igualdad. Después el plan de ataque comprendía la
sustitución de la teoría de la evolución por el DI como única
explicación acerca del orígen de la vida y de la especie humana.
Johnson
recomendó que sus propagandistas se presentaran como agnósticos,
personas que se declaran incapaces de negar o de afirmar la existencia
de Dios, por falta de pruebas en uno u otro sentido. De esta manera
disimularían su fundamentalismo religioso, negándose a hacer precisión
acerca del “Creador” responsable del “diseño inteligente” y se
presentarían como adalides del derecho a enseñar una teoría que,
aseguran ellos, supera al darwinismo y explica lo que este no consigue
demostrar. Al aparecer como agnósticos utilizan la ambigüedad para
camuflarse[2].
UNA CUÑA PARA DERRIBAR EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
El
DI es pseudociencia al servicio de un ataque ideológico a la ciencia
que se basa en la ignorancia y en la ambigüedad y ha trascendido los
límites de las sectas evangélicas estadounidenses para extenderse por el
mundo y abarcar a los creyentes de distintas iglesias y religiones.
Esta
tesitura pseudocientífica se beneficia de las insuficiencias en la
enseñanza, sobre todo en la universitaria, al no abordar con la
profundidad necesaria las bases de la metodología científica. Los planes
de estudio de las llamadas ciencias de la salud adolecen, en este
sentido, de ciertas carencias. Por ejemplo, al enseñar metodología de la
investigación, por lo general se enseña estadística descriptiva e
inductiva (lo cual está muy bien) pero ahí se quedan; no se aborda la
epistemología o filosofía de la ciencia, ni las ciencias antropológicas
(antropología biológica, antropología cultural, arqueología), ni la
paleontología. Otro ejemplo: la historia de la medicina, que es manejada
poco menos que como un entretenimiento, resulta ser muy interesante
pero casi puramente anecdótica o biográfica. No en vano los aportes
fundamentales en Uruguay los ha realizado un historiador, José Pedro
Barrán.
Las
carencias o la superficialidad en el estudio de la evolución humana y
en la exposición de los desafíos del método científico, como sobre las
consecuencias sociales y culturales que adquieren las teorías y las
explicaciones del mundo fenoménico que nos rodea, de las cuestiones
filosóficas fundamentales como ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos?,
conlleva ignorancia y su hermana, la indiferencia. La ambiguedad permite
que las intentonas pseudocientíficas pasen reptando por debajo de los
sensores que generalmente todos tenemos para detectar los fraudes y las
charlatanerías.
En
primera instancia es la indiferencia sobre lo básico la que permite
que, en el medio universitario, puedan difundirse o presentarse como
verdades aceptadas ciertos dogmas o creencias totalmente carentes de
base científica. En segunda instancia, al poner la dogmática religiosa,
esotérica o sobrenatural, en pie de igualdad con el conocimiento
científico y sus evidencias, se abona el terreno para la formación de
técnicos alienados, es decir disociados de los alcances del
conocimiento. Esas son condiciones similares a las que sustentan, en
otros ámbitos, la proliferación de ataques al conocimiento, la
manipulación de la opinión pública y el control de las mentes.
Derribar
el árbol de la ciencia, esa maravillosa construcción de la especie
humana, no es un problema filosófico, de fanatismo religioso, de odio
irracional, de insensatez o de incuria. Es un problema de poder. El
control de las mentes y de la opinión, es instrumental para la
dominación, que independientemente de sus aspectos mentales o
espirituales –como se prefiera– tiene efectos muy concretos y materiales
que están inseparablemente unidos a la capacidad de beneficiarse con la
acción o inacción de otras personas.
Los
promotores del DI dicen que para derribar el árbol de la ciencia y su
legado cultural hay que proceder como los leñadores que utilizan una
cuña de acero aplicada en un punto débil para rajar el tronco. Ahora
bien, no atacan a la teoría de la evolución porque la consideren débil
sino por el papel que jugó en el desarrollo de la ciencia al arrojar luz
sobre el origen de nuestra especie.
LO QUE LES DUELE DE LA EVOLUCIÓN
Charles
Darwin, publicó “El origen de las especies” en 1859, pero la teoría de
la evolución comenzó a gestarse mucho antes y se ha ido enriqueciendo
permanentemente con los aportes de muchos sabios como Alfred R. Wallace,
Hutton Lamarck, Georges Cuvier, Geoffroy Saint-Hilaire, los hallazgos
del genetista Gregor Mendel, el descubrimiento del ácido
desoxirribonucleico (el popularizado ADN) por Oswald Avery, Colin
MacLeod y Maclyn McCarty y el desciframiento de la estructura del ADN
por Francis Crick y James D. Watson (que se basaron en los trabajos de
Rosalind Franklin).
La
revolucionaria innovación de Darwin fue demostrar que las especies
evolucionan en un largo proceso de cambios genéticos y adaptación al
medio de modo que el origen de los seres vivos se puede rastrear hasta
un ancestro común. El problema para muchos no fue que los hallazgos de
Darwin controvirtieran la exactitud del relato bíblico (o de otras
cosmogonías primitivas) respecto al origen de las especies y en
particular de la especie humana sino que despojaba al Homo Sapiens y en
especial al hombre blanco europeo, racista y colonialista, de su sitial
indiscutido en la escala de la perfección.
Aquellos
que se consideraban seres superiores, la culminación divina de la
creación y por tanto los dueños de disponer de la naturaleza y de todos
los seres vivos en su beneficio, resulta que eran animales que tenían un
antepasado común con los antropoides o, como se decía ridiculizando a
Darwin, descendían de un mono. En contraposición, la teoría darwiniana
abría el camino al estudio científico de las diferencias entre los seres
vivientes y ponía en evidencia el carácter social, cultural e histórico
(y por ende tangible y modificable) de las desigualdades entre los
humanos. En verdad esta perspectiva aterrorizaba a las elites dominantes
y ya se sabe que al odio se llega por el camino del miedo.
Si
los científicos del siglo XIX hubieran vivido unos años antes habrían
ardido en las hogueras de la Inquisición. La verdad era herejía,
especialmente si desafiaba la autoridad de esos hombres poderosos que se
creían hechura de Dios, “pueblos elegidos”, clases y estamentos cuyos
privilegios y poderes provenían de esa creación. Lo que la teoría
científica de la evolución cuestionó, indirecta pero demoledoramente,
fue el derecho divino, el dogma que consagraba el inmenso poder
inmutable y eterno de los jerarcas que habían practicado y bendecido
todas las formas de opresión y de esclavitud, las cruzadas y conquistas,
las promesas engañosas en un más allá para encubrir el infierno que
impusieron sobre las tierras y culturas sometidas.
El
aporte fundamental de la teoría de la evolución establece que los seres
humanos, como cualquier animal viviente, no fueron creados tal como son
hoy en día sino que evolucionaron, mediante un proceso
extraordinariamente complejo y relativamente lento. Si bien nos resulta
sencillo comprender que el ser humano es una especie exitosa, capaz de
introducir modificaciones duraderas en el medio que la rodea, es más
difícil captar, apoyándonos en las evidencias cada vez más abundantes,
cuál ha sido el itinerario a veces tortuoso de ese devenir.
Además,
desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, los descubrimientos
científicos que van enriqueciendo el registro fósil y aumentando el
conocimiento sobre nuestros ancestros, reafirman cada vez más
contundentemente que el género Homo se desarrolló en el continente africano. La Eva mitocondrial africana[3],
que se encuentra en el origen de nuestro acervo genético común, se
remonta precisamente a una de las regiones del planeta donde las
potencias del hemisferio norte cometieron buena parte de sus crímenes
colonialistas durante los doscientos o trescientos años precedentes.
La
ciencia da cuenta de los cambios en el acervo genético de la especie a
lo largo del tiempo. Ahora sabemos mucho más de lo que sabían Darwin,
sus predecesores y contemporáneos, respecto a los genes, las unidades de
información incluidas en lugares del ADN que codifican las
instrucciones para las características básicas y el desarrollo de todos
los seres vivientes. Sin embargo, la formulación de Darwin en cuanto a
la forma y las razones de la evolución era correcta y ha venido siendo
corroborada por todas las disciplinas científicas (antropología,
arqueología, biología, genética, paleontología, etcétera).
Ese
proceso evolutivo ha tenido que ver con movimientos poblacionales (por
ejemplo con el crecimiento y la reducción de una población, con la
formación de parejas entre seres que aportan distintas configuraciones
genéticas), con las mutaciones que se producen en los genes y con el
complejo proceso de interacción y adaptación al medio ambiente conocido
como selección natural. En este proceso ha intervenido el azar y el
hecho es que no todas las adaptaciones han sido exitosas. El registro
fósil muestra rastros de especies que se extinguieron, entre ellas las
de nuestros ancestros africanos que se siguen encontrando en las
investigaciones paleontológicas[4].
El
resultado más extraordinario del proceso evolutivo de nuestra especie
ha sido, sin lugar a dudas, el desarrollo del cerebro. Hace dos millones
de años el cerebro de nuestros ancestros era más pequeño que el de los
gorilas. Hoy en día, con el 2% de nuestra masa corporal promedio, el
cerebro consume el 50% de la energía de nuestro organismo. En el
desarrollo del cerebro han intervenido diversos factores, entre ellos:
el uso de herramientas, los cambios en la alimentación (incorporación de
proteínas) y las formas avanzadas de comunicación (el lenguaje).
Existe
una interacción que es necesario seguir estudiando para establecer la
concatenación entre la bipedestación y el desarrollo cerebral. No se
trata de determinar qué fue primero porque la transformación en bípedos
data de millones de años y es el resultado de una serie de procesos de
adaptación al medio. La bipedestación permitía una liberación importante
de la energía destinada a desplazarse, el uso pleno de los brazos y una
visión a distancia muy superior para seres que empezaban a moverse
fuera de la maraña selvática, por ejemplo al desplazarse por las
sabanas.
Muchas
especies animales cazan en equipo (lobos, leones, chimpancés,
etcétera). La bipedestación favoreció y seguramente fue favorecida por
la movilidad característica de los homínidos. Los animales cuadrúpedos
son más veloces que los bípedos humanos. Sin embargo, los cazadores
prehistóricos eran perseguidores implacables, capaces de correr decenas
de kilómetros y acosar a sus presas para terminar venciéndolas por
cansancio mediante un ataque masivo de todo el grupo (los lobos y las
jaurías de perros utilizadas por los humanos hoy en día siguen cazando
en la misma forma). Esta movilidad, causa y consecuencia del caminar en
dos pies, explotó hace tal vez ciento cincuenta mil o doscientos mil
años, cuando la familia Homo (H. Erectus, H. Habilis, H. Sapiens) ‑más
dotada de curiosidad que cualquiera de los otros primates‑ salió de
África y se expandió por todo el orbe.
Lo
más interesante es que la evolución no se ha detenido: seguimos
evolucionando y aún más rápido que antes. Debido a los cambios en la
alimentación, a los avances de la ciencia, especialmente en la
prevención de enfermedades, estamos cambiando, aunque en los términos de
una vida humana que promedialmente está alcanzando los 80 años esto no
pueda percibirse claramente. Algunos autores calculan que estamos
cambiando a un ritmo cien veces más rápido, tomando como base a los
humanos de hace poco más de diez mil años, cuando se produjo el
desarrollo de la agricultura.
En
suma: la teoría de la evolución es la única teoría científica sobre la
vida que explica cómo se alcanza la complejidad a partir de la
simplicidad y la diversidad a partir de la uniformidad. Mientras tanto
el DI es sumamente aburridor y elimina los incentivos para investigar,
para explorar, para conocer, la pasión del saber, por la sencilla razón
que ante cualquier problema complejo, cualquier incógnita, cualquier
desafío que haya que enfrentar, tiene una única respuesta
inmovilizadora: se trata de lo creado o dispuesto por un ser o seres
sobrenaturales ante lo que no hay nada que hacer. Ante el DI solamente
cabe la admiración pasiva y/o la resignación.
ARGUMENTOS DELEZNABLES
Ahora
nos detendremos en la forma de argumentar que esgrimen los promotores
del DI. Esos argumentos son: la Complejidad Irreductible (CI) y la
llamada Complejidad Específica (CE). La CI sostiene que ciertos sistemas
bioquímicos contienen partes tan perfectamente ensambladas que no
pueden ser producto de la evolución. Entonces sostienen que cada parte
de un sistema complejo es irreductible e imprescindible[5].
Hasta ahora no se han encontrado ejemplos de verdadera complejidad
irreductible y los científicos de todo el mundo la rechazan masivamente
como un tropo nunca comprobado.
El
argumento del DI, acerca de la existencia de irreductibilidad se
desploma si en un sistema complejo hay un pequeño conjunto de partes que
puede desempeñar más de una función específica porque, en ese caso,
dicho sistema no es irreductible. Un ejemplo de presunto sistema
complejo e irreductible –invocado por científicos al servicio del
poderoso Centro para la Ciencia y la Cultura y el Instituto del Diseño
con sede en Seattle– se refiere a los microscópicos flagelos que algunas
bacterias emplean para nadar. Sin embargo, se ha demostrado que un
conjunto de proteínas del flagelo bacteriano es empleado, por otras
bacterias, para inyectar toxinas en las células.
Otro
presunto ejemplo de CI es el de las proteínas que actúan en el sistema
de coagulación sanguínea. Hoy en día se considera que varias de estas
proteínas son formas modificadas de proteínas encontradas en el sistema
digestivo con lo cual queda claro que no es un ejemplo de complejidad
irreductible.
La
técnica de los promotores del DI es invariable: mencionan dos o tres
ejemplos y dicen que hay muchos más pero a la hora de mostrar sus cartas
se van al mazo. Acabamos de ver dos relativos a la CI que se presentan
con cierta pretensión científica. Los demás son más endebles y su
hilacha pseudocientífica es lo suficientemente evidente como para no
dedicarles atención.
El
segundo argumento es el denominado de la complejidad específica (CE).
Se dice que la naturaleza está llena de ejemplos de pautas de
información que no se producen al azar y son denominadas “informaciones
complejas específicas” (ICE) que prueban la existencia del DI. Para ser
considerada ICE la información debe ser, al mismo tiempo, compleja y
específica. Por ejemplo, la letra A es específica pero no es compleja.
Una cadena de letras al azar, por ejemplo “qwerty” (las primeras seis
letras de un teclado convencional) es compleja pero no específica y
finalmente un poema es complejo y específico.
Los
profesionales del Centro para la Ciencia y la Cultura dicen que el ADN
–la molécula presente en todas las células que contiene las
instrucciones para la vida– es un ejemplo de ICE. El ADN está conformado
por cuatro bases químicas dispuestas en pares complementarios. Las
bases podrían ser consideradas como un alfabeto de cuatro caracteres y
se encadenan para formar genes, los que podrían ser considerados, a su
vez, como palabras que “les comunican” a las células qué proteínas deben
producir. El genoma humano contiene tres mil millones de pares básicos
de ADN y 25.000 genes. El ADN es indudablemente complejo y el hecho que
de los humanos siempre nazcan humanos y no chimpancés o comadrejas
indica que también es específico. Para ellos, que la ICE exista en la
naturaleza es la prueba de que una inteligencia superior la ha
originado.
Hay
científicos que se complican con este razonamiento pero no hay que
desanimarse, así como la CI puede ser desenmascarada también puede serlo
la CE. Si la CE fuera la prueba del DI que pretenden sus promotores no
podría existir un nuevo gen con nueva información que le asignara una
función también novedosa a un organismo sin la intervención de un
creador o diseñador inteligente. En 1975 unos científicos japoneses
descubrieron una cepa de flavobacterias que desintegraba el nylon. Se
sabe que las bacterias son capaces de digerir cualquier cosa, desde
petróleo a azufre, pero para el DI esta capacidad bacteriana resultó un
golpe demoledor porque el nylon es un material sintético que no existía
en la naturaleza, en forma alguna, antes de 1935.
¿Cómo
se originó la nylonasa, la enzima que las bacterias emplean para
desintegrar el nylon? Hay solamente tres posibilidades: a) el gen de la
nylonasa ya estaba presente en el genoma de la bacteria; b) la ICE para
la nylonasa fue insertada en las bacterias por un Ser Supremo y c) la
capacidad de digerir nylon surgió espontáneamente como producto de una
mutación, y en la medida en que permitió a la bacteria el
aprovechamiento de un nuevo recurso, la capacidad se consolidó y se
trasmitió a las siguientes generaciones. Esta última explicación es la
única razonable porque si la bacteria hubiera contenido el gen de la
nylonasa antes de la invención del sintético, contar con él habría sido
inútil e inclusive peligroso. Por otra parte, se ha probado que la
enzima nylonasa es menos eficiente que la proteína precursora, a partir
de la cual se desarrolló. Por ende, si la nylonasa fue “diseñada” por un
ser sobrenatural, el Supremo Hacedor resultó medio chambón.
[1] Heredarás el viento es una obra teatral de J. Lawrence y R. Lee, estrenada en 1955, cuyo relato se inspira en el "juicio del mono", de 1925, en el que se declaró culpable a un profesor por enseñar la teoría de la evolución de Charles Darwin en un liceo, en contra de lo que establecía una ley de Tennessee que prohibía la enseñanza de toda explicación que no fuera la bíblica creación divina. Al igual que Las brujas de Salem (1953) de Arthur Miller, es considerada como una de las mayores obras dramáticas del siglo XX, porque trata de la fe, la intolerancia y la libertad de pensamiento. Stanley Kramer dirigió en 1960 la película, en la que se representa el conflicto entre el abogado de la defensa (un inmenso Spencer Tracy) y el de la acusación.
[2] Hay que advertir que cuando se presentan ante públicos con creencias religiosas lo hacen como creyentes y no se privan de especular acerca de ese “creador supremo”. En estos casos se trata de mostrar al darwinismo y por extensión a la ciencia como esencialmente ateos y de este modo trasladar el debate al terreno de “la existencia de Dios”.
[3] Según la genética humana, la Eva mitocondrial es una discutida denominación que se le ha dado a una mujer africana que correspondería al ancestro común femenino más reciente que poseía las mitocondrias de las cuales descienden todas las mitocondrias de la población humana actual, de acuerdo con las tasas de mutación del genoma mitocondrial. Investigaciones del año 2009, con la técnica de reloj molecular, estimaron que este ancestro vivió hace aproximadamente 200.000 años en el África Oriental. Una comparación del ADN mitocondrial de distintas etnias, de diferentes regiones, sugiere que todas las secuencias de este ADN se remiten a una secuencia ancestral común. Asumiendo que el genoma mitocondrial sólo se puede obtener de la madre, estos hallazgos implicarían que todos los seres humanos tienen una ascendente femenina común por vía puramente materna. Hay que aclarar que esta mujer o mujeres no surgieron de la nada puesto que entonces ya existían poblaciones de los primeros y más primitivos Homo sapiens.
[4] A finales del siglo XX, las ciencias biológicas demostraron que los chimpancés (género Pan) y los gorilas (género Gorilla) estaban más próximos evolutivamente al hombre (género Homo) que el orangután (género Pongo), y se modificó la clasificación de los primates. En la superfamilia Hominoidea, integrada por los simios o monos antropomorfos se incluyó a dos familias vivientes: los hilobátidos (gibones, género Hylobates) y los homínidos (Pongo; Gorilla; Pan; Homo). Dentro de los homínidos se definieron dos subfamilias: Póngidos (orangutanes) y Homíninos (chimpancés, gorilas y humanos). A su vez, la subfamilia Homíninos se dividió en tres tribus: Gorillini, Panini y Hominini. Finalmente, en la tribu Hominini (los homininos) se incluyeron los géneros Ardipithecus, Australophitecus, Paranthropus y Homo (humanos). Un hominino es cualquier organismo, vivo o extinto, que está evolutivamente más próximo al ser humano (Homo sapiens) que al chimpancé (Pan troglodytes), cuyos linajes se separaron entre siete y cinco millones de años atrás. Desde el punto de vista evolutivo esto es muy importante porque si bien descendemos de antepasados primates, no provenimos de ninguna especie de mono actualmente viva. Los chimpancés son nuestros parientes evolutivos y únicamente compartimos un antepasado, que habitó en las selvas africanas del Mioceno.
martes, 5 de abril de 2016
Diseño inteligente: una pseudociencia basada en la ignorancia
Una pseudociencia basada en la ignorancia
En
los últimos años hemos observado a nivel de la enseñanza universitaria,
especialmente en el área de las ciencias naturales y de la salud, entre
los estudiantes y también entre los docentes, ciertas manifestaciones
solapadas de fundamentalismo religioso, que en lugar de confrontar
abiertamente con el método científico aparecen bajo el manto del llamado
“diseño inteligente”.
La controversia entre ciencia y religión, en cuanto a caminos para que el conocimiento alcance la verdad se ha laudado a favor de la ciencia hace muchos siglos. La inquisición, los autos de fe y la persecución que las iglesias han hecho de los sabios y librepensadores ya era una causa derrotada aunque hubiera obligado a Galileo Galilei a retractarse.
En el mundo académico esto no implicó menoscabo para las religiones pero deslindó el campo de las creencias, el de la fe, del terreno del conocimiento y la razón. Los dogmas religiosos sólo admiten una aceptación incondicional. Para cualquier religión, la duda o la crítica son anatema, herejía y pecado. La ciencia, en cambio, requiere el pensamiento crítico, el uso de las facultades superiores de la mente humana y también la pasión por el conocimiento para resolver los desafíos de la supervivencia y superación de la especie, de la sociedad.
Los fines de la religión y los de la ciencia pueden coincidir, hasta cierto punto, pero los caminos difieren esencialmente. Esto no sería problema para un científico, para un estudioso, para un ciudadano informado, que bien puede adherir a un dogma religioso y sin embargo llevar adelante su trabajo científico. La ciencia y la religión pueden convivir si se desarrollan con tolerancia a partir de una clara comprensión de sus diferencias esenciales: los dogmas religiosos requieren fe y permanencia; los conocimientos científicos raciocinio, duda sistemática, evidencias concretas, donde lo único permanente es la renovación.
Los dogmas religiosos pueden ser reconfortantes y esperanzadores para algunas personas, pueden ayudarles a vivir y a convivir, aunque también pueden establecer desigualdades o servir a para mantener desigualdades entre las personas, hacer imposiciones y sembrar la intolerancia y el odio (si no estás conmigo, estás en mi contra). La ciencia y la religión pueden convivir pero sin que una ingrese inadvertidamente en el campo específico de la otra.
A la ciencia no le interesa explicar los fenómenos sobrenaturales, dar un sentido racional a las creencias religiosas, aunque a las religiones les cuesta mucho (por no decir que les es imposible) aceptar o no confrontar con los hallazgos de la ciencia acerca de la vida humana, sus orígenes y su evolución. También les muy difícil resignar el poder temporal, el dominio sobre la vida de las sociedades y en particular sobre la de sus propios fieles e integrantes, para dedicarse o concentrarse en las cuestiones espirituales.
Naturalmente que esto no quiere decir que las religiones puedan o deban desentenderse de las cuestiones sociales, culturales e incluso políticas pero lo que no puede hacer (o no pueden entender) es que las soluciones en estos campos no pueden quedar libradas a recursos sobrenaturales o se puede descubrir la verdad aplicando dogmas religiosos por más que estos tengan un gran contenido humanista como algunos mandamientos, encíclicas, textos y versículos de profetas, mesías, ayatollas, papas, lamas o popes.
Los Estados Unidos, especialmente en el siglo XIX, fue la cuna de sectas religiosas que al común de los mortales nos resultan exóticas y sus concepciones y dogmas estrambóticos, como el caso de los Mormones o los Testigos de Jehová para no citar sino las más poderosas, machaconas y perseverantes. Algunas de estas sectas, autodenominadas evangélicas, se basan en la interpretación literal de la Biblia y rechazan toda evidencia científica y sostienen que la Tierra y todas las formas de vida fueron creadas por un Dios en seis jornadas de 24 horas, hace poco más de 4.000 años; que después sobrevino el castigo divino del diluvio universal que cubrió toda la superficie del planeta con más de 5.000 metros de agua en lluvias torrenciales (borrón y cuenta nueva); que el agua fue a parar después a los océanos que hasta entonces no existían y que Noe y su fabulosa colección de especies terrestres vivientes se salvó a bordo de un super barco de madera que resistió olas y vendavales y procedió al repoblamiento del orbe. Esto se denominó “creacionismo”.
Estas interpretaciones han ido sido gradualmente liquidadas por los hallazgos de la antropología, la arqueología, la astronomía, la biología, la geografía, la geología, la historia, la paleontología, entre otras disciplinas científicas. Hoy cualquier escolar tiene evidencias bien ilustradas acerca de la edad del planeta (algo más de 4.500 millones de años según la datación por decaimiento radiactivo), la aparición de los primeros homínidos hace más de un millón y medio de años en tierras africanas y la dispersión del Homo Sapiens y sus antecesores (H. Erectus, H. Habilis) por todo el orbe en un proceso espectacularmente rápido de cambios que demandó decenas de miles de años (América del Sur parece haber sido el más reciente de los continentes ocupados y todavía no está claro si esto se produjo hace 30.000 o 15.000 años atrás).
Sin embargo, a pesar de los continuos avances de la ciencia, los creacionistas no dieron el brazo a torcer y perfeccionaron sus versiones de los hechos. Por ejemplo, en relación con el diluvio universal intentan resolver el tema del origen de las aguas señalando que “la mayor parte del agua de nuestro planeta estaba contenida en una especie de ‘cubierta’ de vapor situada en las zonas superiores de la atmósfera y dentro de receptáculos subterráneos. El diluvio se inició al producirse la erupción volcánica de las aguas subterráneas, lo que, causando turbulencia en la atmósfera, ‘rompió la cubierta de agua’ (Marvin Harris 1999, Introducción a la antropología general, p. 42; Madrid: Alianza.)”. Se agrega toda una interpretación sobre el registro fósil. Todas son meras conjeturas carentes de evidencia.
Los intentos del creacionismo para imponer la enseñanza de sus tesituras en las escuelas públicas estadounidenses sufrieron varios reveses. Primero trataron de impedir que se enseñara la teoría de la evolución, basada originalmente en los escritos de Charles Darwin (“El origen de las especies”, de 1859), para sustituirla por los conceptos bíblicos sobre la creación. Cuando estas maniobras iniciadas en varios estados fracasaron por considerarse opuestas a la Constitución, desarrollaron una variante: se trataba de que la creación divina se enseñara a la par que la teoría darwiniana, argumentando que los alumnos debían oír las dos campanas. Esta maniobra también fracasó.
En 1991, Phillip E. Johnson (nacido en 1940), profesor, abogado jubilado y “cristiano renacido” de California, publicó “Darwin on Trial” un libro desarrollado como una especie de juicio con alegatos a favor y en contra del científico inglés pero claramente dirigido a descalificarle. Johnson fue el creador del término “diseño inteligente” y su principal estratega al reducir la cuestión a lo que consideraba esencial, en cuanto al origen de la vida y la complejidad de los seres: ¿se necesita un creador sobrenatural o la naturaleza puede hacerlo por si sola?
El gran mérito de Johnson para su causa fue la conformación de una alianza inestable, pero alianza al fin, entre sectas e iglesias estadounidenses muy diversas, desde los creacionistas duros y puros que creen en una única y absoluta intervención divina hasta los que están dispuestos a replegarse y admitir cierta evolución a partir del “big bang” original, pasando por los que creen en múltiples intervenciones divinas, corrigiendo y enmendando su creación.
Johnson fue uno de los fundadores del Centro para la Ciencia y la Cultura (CCC) del Instituto de Diseño una poderosa institución dotada de fondos aparentemente inagotables para propagandear y promover las técnicas de debate y la presentación de las tesituras del cristianismo ultra conservador y derechista. Los partidarios del “diseño inteligente” debían negarse a hacer precisiones sobre el “creador” a quienes, sin embargo, atribuían el ser responsable de la perfección que advierten en la naturaleza. De este modo se presentan como agnósticos que no afirman ni niegan la existencia de Dios. Según ellos, el creador podría ser un dios o una especie alienígena extraterrestre.
En cambio, ante públicos integrados por creyentes de cualquier religión se presentan como tales y especulan con la identidad de ese “creador supremo”. Entonces tratan de representar al darwinismo y la teoría de la evolución como ateísmo para trasladar el debate al terreno de la polémica sobre “la existencia o inexistencia de Dios” que carece de interés para la ciencia. A partir de esa polémica Johnson trazaba el itinerario que debían seguir sus partidarios: en primer lugar afirmar la indiscutible veracidad de la Biblia; en segundo lugar, referirse al pecado y en tercer lugar plantear el papel de Jesús.
En 1999, un informe interno del CCC – nunca desmentido – establecía que el objetivo era derribar al materialismo y su legado cultural y reemplazarlo con una comprensión religiosa acerca de la naturaleza y de los humanos como criaturas de Dios. La estrategia se planteaba en estos términos: si vemos a la ciencia materialista como un árbol gigantesco debemos actuar como la cuña que emplean los leñadores que, aunque pequeña, puede rajar el tronco si se aplica en los puntos débiles. El objetivo es derribar el conocimiento científico pero explican que se concentran en la evolución porque es un punto fundamental. Quienes analizaron este documento consideran que el “diseño inteligente” ha sido usado como un caballo de Troya para infiltrarse en la enseñanza porque saben que si consiguen entrar en los programas curriculares algún maestro no tardará en presentarlo como creacionismo religioso.
Este texto, conocido comúnmente como el “Documento Cuña”, planteaba objetivos a corto, mediano y largo plazo como la publicación de libros y folletos, los debates públicos con científicos, la divulgación de sus ideas mediante prensa, radio y TV y como fundamental, el afirmar su carácter científico, típica aspiración de las pseudociencias. En esto último no han tenido éxito. Científicos de todas las disciplinas, aún aquellos que en lo personal sustentan concepciones religiosas, cristianas o no, han rechazado de plano la pretensión de que el “diseño inteligente” sea una teoría científica dado que, por definición, lo sobrenatural (el origen divino) no puede ser comprobado porque es cuestión de creencia no de ciencia.
En la estrategia comunicacional del “diseño inteligente” hay otros recursos. Uno de ellos consiste en una inversión intelectual: presentar a la ciencia como una creencia y atacarla diciendo que al sostener que el ser humano es resultado de un proceso evolutivo y no la creación culminante de la obra divina, les sustrae a las personas el significado de la vida y su valor. Bárbara Forrest, filósofa de la Southeastern Louisiana University sostiene que, por el contrario, es a causa de la evolución que somos capaces de vivir vidas cada vez más plenas, dado que nos ha dotado de un sistema nervioso desarrollado, un cerebro, que nos permite interactuar con el medio a un nivel consciente superior.
Por otra parte, Darwin, que no era precisamente antirreligioso, al establecer la teoría científica de la evolución le dio un golpe demoledor a las concepciones de los blancos, racistas e imperialistas, que no solamente colocaban al hombre creado por Dios como señor del universo sino a un hombre blanco que por derecho divino sometía a los pueblos inferiores (negros, amarillos, rojos, mestizos, mulatos). Los conquistadores solían dudar de la humanidad de los indígenas, de los esclavos, que tal vez ni siquiera tenían un alma inmortal, y después los imperialistas, amparados en la superioridad de los blancos basada en su origen divino, negaban a los pueblos sometidos los derechos más elementales.
La teoría de la evolución, al establecer que todos los seres vivos partían de un ancestro común y que la diferenciación era resultado de un largo proceso complejo, mientras que las desigualdades son un fenómeno con causas sociales y culturales pero no biológicas, contribuyó a demoler el sustento de la opresión que se apoyaba en el derecho divino y en la existencia de barreras inmutables entre los seres humanos. Por otra parte, no somos seres especiales que podamos hacer del mundo lo que se nos antoje. La vida existió sin nosotros por miles de millones de años.
Volviendo a los objetivos del “diseño inteligente” recordemos que si no consiguen que la teoría de la evolución sea eliminada de los programas de enseñanza deben tratar de poner en pie de igualdad a la teoría del “diseño inteligente”, de modo que los alumnos sean expuestos a lo que se presenta como “las diferentes teorías sobre los orígenes de la vida”. El CCC mantiene una campaña denominada “Enseñe la controversia” que consiste en cuestionar el carácter científico de la evolución y después sustituirla por el “diseño inteligente”. Para ello explota algunos desacuerdos entre científicos y se apoya en las carencias temporarias del conocimiento sobre la evolución para mostrarla como una “teoría en crisis”.
Vender el “diseño inteligente” no es fácil. La ciencia moderna requiere la confrontación de sus hallazgos, la presentación de resultados, el análisis de estos por otros científicos y nada de esto lo cumplen las afirmaciones de la pseudociencia. Las mayores fortalezas del “diseño inteligente” radican en su ambigüedad, su oportunismo y en que se apoya en la ignorancia, la pereza y los temores. De este modo, un científico o un profesional que duda de su propia capacidad o que se encuentra desbordado por los desafíos de la investigación o de su trabajo bien puede adoptar la tranquilizadora idea que las complejidades que enfrenta se deben a que han sido creadas por un ser supremo y que la verdad resulta inescrutable.
El mismo Charles Darwin anticipó una respuesta a estos problemas. Hace más de 160 años advirtió que serían los ignorantes y no los sabios quienes dirían “esto jamás podrá resolverlo la ciencia”.
Por el Lic. Fernando Britos V.
La ONDA digital Nº 763
La controversia entre ciencia y religión, en cuanto a caminos para que el conocimiento alcance la verdad se ha laudado a favor de la ciencia hace muchos siglos. La inquisición, los autos de fe y la persecución que las iglesias han hecho de los sabios y librepensadores ya era una causa derrotada aunque hubiera obligado a Galileo Galilei a retractarse.
En el mundo académico esto no implicó menoscabo para las religiones pero deslindó el campo de las creencias, el de la fe, del terreno del conocimiento y la razón. Los dogmas religiosos sólo admiten una aceptación incondicional. Para cualquier religión, la duda o la crítica son anatema, herejía y pecado. La ciencia, en cambio, requiere el pensamiento crítico, el uso de las facultades superiores de la mente humana y también la pasión por el conocimiento para resolver los desafíos de la supervivencia y superación de la especie, de la sociedad.
Los fines de la religión y los de la ciencia pueden coincidir, hasta cierto punto, pero los caminos difieren esencialmente. Esto no sería problema para un científico, para un estudioso, para un ciudadano informado, que bien puede adherir a un dogma religioso y sin embargo llevar adelante su trabajo científico. La ciencia y la religión pueden convivir si se desarrollan con tolerancia a partir de una clara comprensión de sus diferencias esenciales: los dogmas religiosos requieren fe y permanencia; los conocimientos científicos raciocinio, duda sistemática, evidencias concretas, donde lo único permanente es la renovación.
Los dogmas religiosos pueden ser reconfortantes y esperanzadores para algunas personas, pueden ayudarles a vivir y a convivir, aunque también pueden establecer desigualdades o servir a para mantener desigualdades entre las personas, hacer imposiciones y sembrar la intolerancia y el odio (si no estás conmigo, estás en mi contra). La ciencia y la religión pueden convivir pero sin que una ingrese inadvertidamente en el campo específico de la otra.
A la ciencia no le interesa explicar los fenómenos sobrenaturales, dar un sentido racional a las creencias religiosas, aunque a las religiones les cuesta mucho (por no decir que les es imposible) aceptar o no confrontar con los hallazgos de la ciencia acerca de la vida humana, sus orígenes y su evolución. También les muy difícil resignar el poder temporal, el dominio sobre la vida de las sociedades y en particular sobre la de sus propios fieles e integrantes, para dedicarse o concentrarse en las cuestiones espirituales.
Naturalmente que esto no quiere decir que las religiones puedan o deban desentenderse de las cuestiones sociales, culturales e incluso políticas pero lo que no puede hacer (o no pueden entender) es que las soluciones en estos campos no pueden quedar libradas a recursos sobrenaturales o se puede descubrir la verdad aplicando dogmas religiosos por más que estos tengan un gran contenido humanista como algunos mandamientos, encíclicas, textos y versículos de profetas, mesías, ayatollas, papas, lamas o popes.
Los Estados Unidos, especialmente en el siglo XIX, fue la cuna de sectas religiosas que al común de los mortales nos resultan exóticas y sus concepciones y dogmas estrambóticos, como el caso de los Mormones o los Testigos de Jehová para no citar sino las más poderosas, machaconas y perseverantes. Algunas de estas sectas, autodenominadas evangélicas, se basan en la interpretación literal de la Biblia y rechazan toda evidencia científica y sostienen que la Tierra y todas las formas de vida fueron creadas por un Dios en seis jornadas de 24 horas, hace poco más de 4.000 años; que después sobrevino el castigo divino del diluvio universal que cubrió toda la superficie del planeta con más de 5.000 metros de agua en lluvias torrenciales (borrón y cuenta nueva); que el agua fue a parar después a los océanos que hasta entonces no existían y que Noe y su fabulosa colección de especies terrestres vivientes se salvó a bordo de un super barco de madera que resistió olas y vendavales y procedió al repoblamiento del orbe. Esto se denominó “creacionismo”.
Estas interpretaciones han ido sido gradualmente liquidadas por los hallazgos de la antropología, la arqueología, la astronomía, la biología, la geografía, la geología, la historia, la paleontología, entre otras disciplinas científicas. Hoy cualquier escolar tiene evidencias bien ilustradas acerca de la edad del planeta (algo más de 4.500 millones de años según la datación por decaimiento radiactivo), la aparición de los primeros homínidos hace más de un millón y medio de años en tierras africanas y la dispersión del Homo Sapiens y sus antecesores (H. Erectus, H. Habilis) por todo el orbe en un proceso espectacularmente rápido de cambios que demandó decenas de miles de años (América del Sur parece haber sido el más reciente de los continentes ocupados y todavía no está claro si esto se produjo hace 30.000 o 15.000 años atrás).
Sin embargo, a pesar de los continuos avances de la ciencia, los creacionistas no dieron el brazo a torcer y perfeccionaron sus versiones de los hechos. Por ejemplo, en relación con el diluvio universal intentan resolver el tema del origen de las aguas señalando que “la mayor parte del agua de nuestro planeta estaba contenida en una especie de ‘cubierta’ de vapor situada en las zonas superiores de la atmósfera y dentro de receptáculos subterráneos. El diluvio se inició al producirse la erupción volcánica de las aguas subterráneas, lo que, causando turbulencia en la atmósfera, ‘rompió la cubierta de agua’ (Marvin Harris 1999, Introducción a la antropología general, p. 42; Madrid: Alianza.)”. Se agrega toda una interpretación sobre el registro fósil. Todas son meras conjeturas carentes de evidencia.
Los intentos del creacionismo para imponer la enseñanza de sus tesituras en las escuelas públicas estadounidenses sufrieron varios reveses. Primero trataron de impedir que se enseñara la teoría de la evolución, basada originalmente en los escritos de Charles Darwin (“El origen de las especies”, de 1859), para sustituirla por los conceptos bíblicos sobre la creación. Cuando estas maniobras iniciadas en varios estados fracasaron por considerarse opuestas a la Constitución, desarrollaron una variante: se trataba de que la creación divina se enseñara a la par que la teoría darwiniana, argumentando que los alumnos debían oír las dos campanas. Esta maniobra también fracasó.
En 1991, Phillip E. Johnson (nacido en 1940), profesor, abogado jubilado y “cristiano renacido” de California, publicó “Darwin on Trial” un libro desarrollado como una especie de juicio con alegatos a favor y en contra del científico inglés pero claramente dirigido a descalificarle. Johnson fue el creador del término “diseño inteligente” y su principal estratega al reducir la cuestión a lo que consideraba esencial, en cuanto al origen de la vida y la complejidad de los seres: ¿se necesita un creador sobrenatural o la naturaleza puede hacerlo por si sola?
El gran mérito de Johnson para su causa fue la conformación de una alianza inestable, pero alianza al fin, entre sectas e iglesias estadounidenses muy diversas, desde los creacionistas duros y puros que creen en una única y absoluta intervención divina hasta los que están dispuestos a replegarse y admitir cierta evolución a partir del “big bang” original, pasando por los que creen en múltiples intervenciones divinas, corrigiendo y enmendando su creación.
Johnson fue uno de los fundadores del Centro para la Ciencia y la Cultura (CCC) del Instituto de Diseño una poderosa institución dotada de fondos aparentemente inagotables para propagandear y promover las técnicas de debate y la presentación de las tesituras del cristianismo ultra conservador y derechista. Los partidarios del “diseño inteligente” debían negarse a hacer precisiones sobre el “creador” a quienes, sin embargo, atribuían el ser responsable de la perfección que advierten en la naturaleza. De este modo se presentan como agnósticos que no afirman ni niegan la existencia de Dios. Según ellos, el creador podría ser un dios o una especie alienígena extraterrestre.
En cambio, ante públicos integrados por creyentes de cualquier religión se presentan como tales y especulan con la identidad de ese “creador supremo”. Entonces tratan de representar al darwinismo y la teoría de la evolución como ateísmo para trasladar el debate al terreno de la polémica sobre “la existencia o inexistencia de Dios” que carece de interés para la ciencia. A partir de esa polémica Johnson trazaba el itinerario que debían seguir sus partidarios: en primer lugar afirmar la indiscutible veracidad de la Biblia; en segundo lugar, referirse al pecado y en tercer lugar plantear el papel de Jesús.
En 1999, un informe interno del CCC – nunca desmentido – establecía que el objetivo era derribar al materialismo y su legado cultural y reemplazarlo con una comprensión religiosa acerca de la naturaleza y de los humanos como criaturas de Dios. La estrategia se planteaba en estos términos: si vemos a la ciencia materialista como un árbol gigantesco debemos actuar como la cuña que emplean los leñadores que, aunque pequeña, puede rajar el tronco si se aplica en los puntos débiles. El objetivo es derribar el conocimiento científico pero explican que se concentran en la evolución porque es un punto fundamental. Quienes analizaron este documento consideran que el “diseño inteligente” ha sido usado como un caballo de Troya para infiltrarse en la enseñanza porque saben que si consiguen entrar en los programas curriculares algún maestro no tardará en presentarlo como creacionismo religioso.
Este texto, conocido comúnmente como el “Documento Cuña”, planteaba objetivos a corto, mediano y largo plazo como la publicación de libros y folletos, los debates públicos con científicos, la divulgación de sus ideas mediante prensa, radio y TV y como fundamental, el afirmar su carácter científico, típica aspiración de las pseudociencias. En esto último no han tenido éxito. Científicos de todas las disciplinas, aún aquellos que en lo personal sustentan concepciones religiosas, cristianas o no, han rechazado de plano la pretensión de que el “diseño inteligente” sea una teoría científica dado que, por definición, lo sobrenatural (el origen divino) no puede ser comprobado porque es cuestión de creencia no de ciencia.
En la estrategia comunicacional del “diseño inteligente” hay otros recursos. Uno de ellos consiste en una inversión intelectual: presentar a la ciencia como una creencia y atacarla diciendo que al sostener que el ser humano es resultado de un proceso evolutivo y no la creación culminante de la obra divina, les sustrae a las personas el significado de la vida y su valor. Bárbara Forrest, filósofa de la Southeastern Louisiana University sostiene que, por el contrario, es a causa de la evolución que somos capaces de vivir vidas cada vez más plenas, dado que nos ha dotado de un sistema nervioso desarrollado, un cerebro, que nos permite interactuar con el medio a un nivel consciente superior.
Por otra parte, Darwin, que no era precisamente antirreligioso, al establecer la teoría científica de la evolución le dio un golpe demoledor a las concepciones de los blancos, racistas e imperialistas, que no solamente colocaban al hombre creado por Dios como señor del universo sino a un hombre blanco que por derecho divino sometía a los pueblos inferiores (negros, amarillos, rojos, mestizos, mulatos). Los conquistadores solían dudar de la humanidad de los indígenas, de los esclavos, que tal vez ni siquiera tenían un alma inmortal, y después los imperialistas, amparados en la superioridad de los blancos basada en su origen divino, negaban a los pueblos sometidos los derechos más elementales.
La teoría de la evolución, al establecer que todos los seres vivos partían de un ancestro común y que la diferenciación era resultado de un largo proceso complejo, mientras que las desigualdades son un fenómeno con causas sociales y culturales pero no biológicas, contribuyó a demoler el sustento de la opresión que se apoyaba en el derecho divino y en la existencia de barreras inmutables entre los seres humanos. Por otra parte, no somos seres especiales que podamos hacer del mundo lo que se nos antoje. La vida existió sin nosotros por miles de millones de años.
Volviendo a los objetivos del “diseño inteligente” recordemos que si no consiguen que la teoría de la evolución sea eliminada de los programas de enseñanza deben tratar de poner en pie de igualdad a la teoría del “diseño inteligente”, de modo que los alumnos sean expuestos a lo que se presenta como “las diferentes teorías sobre los orígenes de la vida”. El CCC mantiene una campaña denominada “Enseñe la controversia” que consiste en cuestionar el carácter científico de la evolución y después sustituirla por el “diseño inteligente”. Para ello explota algunos desacuerdos entre científicos y se apoya en las carencias temporarias del conocimiento sobre la evolución para mostrarla como una “teoría en crisis”.
Vender el “diseño inteligente” no es fácil. La ciencia moderna requiere la confrontación de sus hallazgos, la presentación de resultados, el análisis de estos por otros científicos y nada de esto lo cumplen las afirmaciones de la pseudociencia. Las mayores fortalezas del “diseño inteligente” radican en su ambigüedad, su oportunismo y en que se apoya en la ignorancia, la pereza y los temores. De este modo, un científico o un profesional que duda de su propia capacidad o que se encuentra desbordado por los desafíos de la investigación o de su trabajo bien puede adoptar la tranquilizadora idea que las complejidades que enfrenta se deben a que han sido creadas por un ser supremo y que la verdad resulta inescrutable.
El mismo Charles Darwin anticipó una respuesta a estos problemas. Hace más de 160 años advirtió que serían los ignorantes y no los sabios quienes dirían “esto jamás podrá resolverlo la ciencia”.
Por el Lic. Fernando Britos V.
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