viernes, 20 de abril de 2018

ASPERGER, PSIQUIATRA INFANTIL Y CRIMINAL


DESCUBIERTO ASPERGER, EL CRIMINAL PSIQUIATRA INFANTIL
por Fernando Britos V.

En la terminología de divulgación científica, el nombre de Johann "Hans" Friedrich Karl Asperger – en la denominación del síndrome que lleva su nombre – tuvo su momento en los últimas décadas del siglo pasado. Ahora se sabe que fue un criminal que participó en las medidas de higiene racial del régimen nazi y que, en definitiva, la ciencia y la técnica jamás puede separarse de la ética.

El jueves 19 de abril de 2018, el Dr. Herwig Czech – profesor de Historia de la Medicina y Ética, de la Universidad Médica de Viena – publicó en la revista Molecular Autism un artículo en el que, después de ocho años de investigación y merced al hallazgo de archivos que se creían perdidos al final de la Segunda Guerra Mundial, demostró que el prestigioso pediatra y psiquiatra infantil Hans Asperger, fue – entre 1938 y 1945 – un activo colaborador del nazismo y responsable en la selección y envío a clínicas de exterminio de, por lo menos, 800 niños seleccionados como discapacitados o enfermos mentales incurables.

Hans Asperger (1906 – 1980) ha sido considerado como un pionero en la pediatría y psiquiatría infantil y se acuñó el término que lleva su nombre (síndrome de Asperger) para calificar un trastorno del espectro autista cuyo uso y diagnóstico es cuestionable y muchas veces manejado con ligereza para referirse a una forma de autismo de alto funcionamiento, que – se dice – no se manifiesta en la primera infancia pero que se hace evidente cuando los niños comienzan la escuela primaria y presentan dificultad para la interacción social, repetición de conductas y torpeza.

Una paciente investigación, el análisis de archivos estatales, de documentos varios y del propio diario de Asperger le permitió a Czech hacer una comprobación incontrovertible de la responsabilidad del pediatra austríaco y, al mismo tiempo, dejar en evidencia que hubo quien, después de la caída del nazismo, le permitió eludir la responsabilidad por sus crímenes y seguir tranquilamente su carrera. El artículo de Czech, “Hans Asperger, National Socialism, and 'race hygiene' in Nazi-era Vienna” es extenso (43 páginas) y contiene nada menos que 145 referencias.

La historia oficial y las actividades criminales ahora descubiertas - Asperger fue un niño extraño, con muchas de las características que después definió como trastorno autista. Estudió medicina en la Universidad de Viena y realizó prácticas en el Hospital Infantil Universitario de la capital austríaca. Se graduó como doctor en medicina en 1931 y llegó a ser director del departamento de educación especial en la Clínica Infantil universitaria en 1932. Se casó en 1935 y tuvo cinco hijos.

La historia oficial decía - hasta las revelaciones de Czech hace pocos días - que durante la Segunda Guerra Mundial Asperger había sido médico militar en la ocupación de Croacia por los nazis (su hermano menor murió en Stalingrado. Sobre el final de la guerra, Asperger abrió una escuela para niños junto con la monja Victorine Zak. En un bombardeo, esta falleció, y la escuela fue destruida y se decía que entonces gran parte de las primeras investigaciones de Asperger se habían perdido.

Asperger tampoco fue original. En 1944 publicó una definición de psicopatía autista básicamente idéntica a la publicada con anterioridad por la neuróloga rusa Grunya Sujareva en 1926. En su informe, síntesis de sus estudios sobre decenas de niños, Asperger identificó en cuatro chicos un patrón de comportamiento que incluía falta de empatía, escasa habilidad para entablar amistad, conversaciones con uno mismo, fijación intensa hacia un determinado asunto, y movimientos torpes.

Tras la publicación de su artículo describiendo los síntomas del autismo, encontró un puesto permanente en la Universidad de Viena y en 1945 se convirtió en director de la clínica infantil de la ciudad. Fue designado Jefe de Pediatría en la Universidad, puesto que ocupó durante 20 años. Más tarde trabajó en Innsbruck y desde 1964, encabezó Aldeas Infantiles SOS.

Asperger se las arregló para presentarse como un benefactor de la infancia. Su renombre fue el resultado del trabajo de investigadoras británicas y la fama temporal sobrevino después de su muerte en 1980. Un artículo de Lorna Wing en 1981 acuñó el término “síndrome de Asperger” y una psicóloga alemana que trabaja en Londres, Uta Frith, tradujo sus trabajos (escritos exclusivamente en alemán) recién en 1991.

Entre 1993 y 1994, medio siglo después de las primeras publicaciones de Asperger, el síndrome que lleva su nombre fue introducido en los manuales y repertorios nosológicos pero ya en el CIE-10, (Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud), actualmente vigente, se describe el síndrome como "un desorden de incierta validez nosológica" y existe consenso mayoritario en la academia para eliminarlo gradualmente de los manuales de diagnóstico (el CIE-11 será dado a conocer el mes que viene) y de esa forma la moda clasificatoria hará que Asperger sea recordado por las verdaderas actividades criminales que llevó a cabo entre 1938 y 1945.

Aunque Asperger no se afilió al partido nazi estuvo tan identificado con las políticas de “higiene racial” del Tercer Reich que su no afiliación resulta irrelevante. De hecho su trabajo le condujo a enviar muchos niños a la infame clínica infantil Am Spiegelgrund que se había convertido en un “centro de recolección” para niños cuyas vidas “carecían de valor” cual era el criterio del Programa Aktion T-4, mediante el cual cientos de miles de discapacitados, enfermos mentales y oligofrénicos fueron sistemáticamente eliminados en decenas de clínicas y hospitales alemanes, desde 1934, y en Austria desde su anexión por el Tercer Reich, en 1938.

Am Spiegelgrund, en Austria, estaba organizada en dos partes, la “escuela reformada” y la guardería de niños donde los discapacitados y enfermos eran sometidos a experimentos médicos y todo tipo de abusos incluyendo la aplicación indiscriminada de electro-shocks. Algunos de los internados fueron asesinados mediante inyecciones letales o gaseados, otros murieron víctimas de desnutrición, enfermedades, exposición a la intemperie y “accidentes”. Los cerebros de más de 800 víctimas fueron conservados en frascos de vidrio en el hospital pediátrico como especímenes anatómicos durante sesenta años y recién fueron entregados a sus familiares a principios de este siglo para que les dieran sepultura.

Está documentado el exterminio de 789 niños en la clínica Am Spiegelgrund en cumplimiento del Programa de Eutanasia de individuos cuyas vidas “carecían de valor”. Asperger recomendó la transferencia de niños a la clínica pero después de la guerra dijo que él había protegido a sus pacientes de los nazis y sostuvo que había tenido problemas con la Gestapo porque se había negado a entregarles algunos niños, mentiras redomadas a la luz de las últimas revelaciones, .

El Prof. Czech advierte que no hay evidencia de que Asperger hubiera señalado específicamente para eutanasia a los pacientes que él calificaba como “psicópatas autistas”, el diagnóstico que después lo haría famoso, pero sus conclusiones probaron ser una carga insoportable para muchos de sus pacientes durante muchos años después del derrumbe del Tercer Reich porque continuó ejerciendo la medicina por más de tres décadas.

Las investigadoras Wing y Frith, que contribuyeron a hacer famoso póstumamente a Asperger parecen no haber conocido su oscuro pasado en el Hospital Pediátrico de la Universidad de Viena. Será interesante saber que opinan ahora. Por otra parte, desde el año 2009, el 18 de febrero, fecha del cumpleaños del pediatra fue declarado como Día Internacional del Asperger por algunos gobiernos. Czech critica a las autoras anglo-sajonas y las acusa de haber desarrollado una visión apologética de Asperger apoyándose en las limitadas evidencias de que disponían.

En cuanto a Uta Frith, la psicóloga alemana que es considerada como la mayor experta en autismo de Gran Bretaña, Czech sostiene que su papel ha sido decisivo en considerar que Asperger defendió a sus pacientes del régimen nazi y señala que ella ni siquiera mencionó al nazismo en su libro de 1991 a pesar del compromiso inocultable del psiquiatra infantil austríaco con las políticas genocidas del Tercer Reich.

Las últimas investigaciones demostraron que Asperger no mantuvo una actitud benévola hacia sus pacientes y que su auto proclamado “optimismo pedagógico”, en el sentido de que alguno de ellos podía ser curado, no era más que una tapadera. En realidad su “Heilpaedagogik” (pedagogía terapéutica) promovía entre sus colegas y los dirigentes nazis una idea popular en época de guerra y escasez de mano de obra: la de que los autistas podían ser excelentes soldados y trabajadores aplicados. Al mismo tiempo el pediatra escribía eufemísticamente que era necesario “desarrollar medidas restrictivas” contra los pacientes calificados como incurables por sus condiciones hereditarias.

En todo caso Asperger fue probado responsable de privar de su libertad a muchos niños que él consideraba incapaces de vivir sin estar institucionalizados. Además, vistas sus concepciones racistas, es claro que Asperger no ignoraba la fábrica de muerte que era Am Spiegelgrund. Además Czech da ejemplos de diagnósticos documentados de Asperger donde el psiquiatra a menudo insinúa que los niños sometidos a abuso sexual tienen la responsabilidad de provocarlo. Asimismo cita la frecuente introducción de estereotipos antisemitas y racistas en sus informes. También rechazó, durante y después de la guerra, que se hubiera producido persecuciones raciales bajo el Tercer Reich.

El historiador admitió que sus hallazgos pueden ser dolorosos para las personas autistas y sus familias pero señaló que sentía que era su obligación dar a conocer sus hallazgos porque considera que no hay evidencia que sus aportes sobre el autismo hayan sufrido la influencia de su ideología pero que esto debería ser una oportunidad de analizar el pasado y aprender de lo sucedido.

Asperger no estaba solo – Para completar el panorama descubierto por Herwig Czech se hace necesario hacer una rápido paneo por el personal de dirección de la clínica Am Spiegelgrund que, entre 1940 y 1945, operó como parte del hospital psiquiátrico Am Steinhof, en Viena. Hoy en día este conjunto hospitalario también aloja el Gedenkstätte zur Geschichte der NS-Medizin in Wien (el Memorial de la Historia de la Medicina Nazi en Viena) y su exposición permanente.
El Director de la clínica entre julio de 1940 y enero de 1942 fue Erwin Jekelius (1905 – 1952), un psiquiatra y neurólogo austríaco que en octubre de 1940 participó en la conferencia sobre “Leyes de Eutanasia”. También se desempeñó como experto del Programa Aktion T-4 que decidía el destino de los pacientes institucionalizados. En setiembre de 1941, los británicos lanzaron volantes que le denunciaban por múltiples asesinatos en Spiegelgrund. En 1945 fue arrestado por los soviéticos, juzgado en Moscú y condenado a 25 años de trabajos forzados. Murió en un campo de trabajo en 1952.
El sucesor de Jekelius en la Dirección fue Hans Bertha (1901 – 1964) durante seis meses. Este psiquiatra y neuropatólogo austríaco que estuvo muy involucrado en el desarrollo del programa de exterminio de pacientes psiquiátricos (Aktion T-4) en su país. Bertha nunca fue juzgadoi por sus crímenes a pesar de que estaba docuemtada su participación en Spigelgrund y su estrecha asociación con Jekelius y otros perpetradores de crímenes de lesa humanidad. Hans Bertha empleó el asesinato de sus pacientes para proveerse de datos para sus “investigaciones”.
Según Georg Renno (1907 – 1997) un médico asesino del Castillo de Hartheim (otro centro de exterminio del Aktion T-4 en Austria) Bertha estaba muy interesado en la epilepsia, de modo que cuando algún epiléptico era “eliminado” en Hartheim, el cerebro era extraido y le era enviado a Spigelgrund. Después de la guerra Bertha desarrolló una brillante carrera profesional en la segunda ciudad de Austria, Graz.
En julio de 1942, la dirección médica de Spiegelgrund recayó en Ernst Illing (1904 – 1946), nazi desde 1933, había sido médico de la Luftwaffe y antes de llegar a la clínica fue médico jefe en la primera división infantil del centro alemán de eutanasia, establecido en 1939, conocido como Brandenburg-Görden, donde junto con el gran jefe Hans Heinze (1895 – 1983) (conocido como Eutanasia Heinze) estuvo directamente involucrado en el infame Aktion T-4. Illing fue director de la Spiegelgrund hasta último momento, en abril de 1945. En 1946 fue juzgado y ahorcado por sus crímenes.
Heinrich Gross (1915 – 2005) fue un médico psiquiatra y neurólogo austríaco que se desempeñó como jefe del Pabellón Infantil 15, desde 1940. Por lo menos la mitad de los asesinados en Spiegelgrund lo fueron a manos de Gross. En 1942 era, por lejos, el psiquiatra de la clínica que más muertes tenía en su haber. Desde julio de 1942, hasta marzo de 1943, compartió la responsabilidad del Pabellón Infantil con la pediatra austríaca Dra. Marianne Türk (1914 – 2003). En 1943, cuando la Wehrmacht sufría enormes bajas en el frente germano-soviético Gross fue reclutado pero regresaba periódicamente a la clínica para proseguir sus experimentos sobre los vivos y los muertos (coleccionaba los cerebros en frascos de formaldehido ubicados en el sótano de la clínica, restos que recién fueron sepultados en el año 2002.

Gross fue miembro de la Juventudes Hitlerianas desde 1932, después se incorporó a las SA y desde 1938 al partido nazi. Había sido entrenado por Heinze en las prácticas de exterminio del Aktion T-4. En 1945 fue capturado pero ya en prisión se le permitió seguir estudiando e investigando. Entre 1954 y 1978 publicó 34 artículos científicos sobre esas investigaciones. En 1955 completó su formación como especialista forense y jefe médico de la prisión en Am Steinhof. En 1957 se transformó en el Jefe de Peritos Forenses para las instituciones psiquiátricas austríacas para varones. Trabajó con el sistema jurídico de su país en casos de enfermedad metal, demencia y como principal asesor en los casos de esterilización. Fue promovido como administrador del Instituto Ludwig Boltzmann para el estudio de anomalías del sistema nervioso, repartición creada especialmente para él en 1968. Durante años fue considerado como el más atareado de los expertos forenses de Austria.

En 1975, la República le concedió la Medalla al Mérito de las Ciencias y las Artes. Poco después se supo que había estado involucrado en asesinatos durante la ocupación alemana de su país y fue despojado de varias distinciones que había recibido pero sin embargo siguió desempeñándose como experto forense hasta 1997. Después fue investigado por nueve cargos de homicidio de niños, porque se habían descubierto rastros de veneno en los restos de sus víctimas. En este caso su defensa, era encabezada por un jurisconsulto que había sido miembro de la sala de abogados de la Cancillería de Hitler.

En suma, durante la posguerra Gross fue sometido a juicio tres veces pero en todos los casos eludió la condena. En la década de 1950 fue absuelto debido a tecnicismos legales del proceso. En la década de 1980 lo fue por la prescripción treintenaria de los delitos de homicidio. Finalmente, en el tercer juicio, ya en el año 2000, su defensa consiguió que un psiquiatra declarara que su demencia era avanzada. Sin embargo, enseguida que se produjo su exoneración, Gross concedió varias animadas entrevistas, sentado en la mesa de su café vienés preferido.

Margarethe Hübsche (1903 – 1983) psiquiatra y neuróloga austríaca fue juzgada junto con Ernst Illing y Marianne Türk, en julio de 1946, pero a diferencia de sus colegas fue indultada por falta de pruebas. Los periodistas que siguieron el juicio afirmaron que si bien no había sido probado que ella aplicase las inyecciones letales, se comprobó que conocía lo que sucedía en la clínica. En el mismo proceso, Marianne Türk reconoció haber aplicado “algunas inyecciones” aunque desconocía el número de víctimas. Por esa razón fue condenada a 10 años de prisión, de los cuales cumplió solamente dos. Fue dejada en libertad provisional en 1948 por razones de salud pero en 1952 fue encarcelada por algún tiempo nuevamente. Después de liberada no volvió a ejercer la medicina.

El testimonio de las víctimas – Muchos niños enviados a Spiegelgrund como discapacitados severos murieron en misteriosas circunstancias. No ha sido posible determinar cuantas de estas desgraciadas víctimas fueron remitidas por Asperger. Cuando los responsables de la clínica debían informar sobre las muertes alegaban que se habían producido por neumonía o por convulsiones atribuidas al estado psíquico de los pacientes. En realidad los pequeños eran asesinados mediante inyecciones letales, abandono, enfermedades, muchas veces inducidas en tratamientos experimentales, y brutales castigos a los que eran sometidos por presuntas faltas o malos comportamientos.
Los sobrevivientes Johann Gross, Alois Kaufmann y Friedrich Zawrel testificaron acerca de los “tratamientos” a que eran sometidos. Estos incluían terapia mediante electro-shock, la llamada “cura del agua fría” en la que las víctimas eran sumergidas en agua helada por largos periodos hasta que quedaban completamente azules, perdían el conocimiento y el control de sus esfínteres. También les aplicaban la “cura del sulfuro” consistente en inyecciones intramusculares en las piernas (generalmente de trementina) que causaban dolorosísimos abcesos que provocaban inmovilidad y evitaban las fugas.
Además les ponían inyecciones espinales de apomorfina (un potente vomitivo), inyecciones de fenobarbital (fármaco utilizado en ciertos tipos de epilepsia pero capaz de producir efectos secundarios que pueden desembocar en el suicidio), grandes dosis de sedantes (que a menudo provocaban la muerte cuando los niños eran sometidos al frío extremo). También se hacían observaciones sobre la inanición (provocada por la ausencia total de alimentos) y la eficacia de presuntas vacunas contra la tuberculosis en niños que eran infectados a propósito con el bacilo de Koch.
A los niños que morían se les extraía el cerebro y otros órganos que se colocaban en frascos con formaldehido, debidamente sellados con parafina y depositados en el sótano para futuras “investigaciones”.
Entre los sobrevivientes de Spiegelgrund y de las actividades criminales contra los niños que desarrollaron los nazis en Austria, es especialmente importante el testimonio de Friedrich Zawrel (1929 – 2015). La biografía de Zawrel muy bien documentada y las terribles peripecias que vivió antes, durante y después del nazismo ha permitido reconstruir la magnitud de los crímenes que se cometieron contra los niños y fueron la razón por la que recibió importantes distinciones de la República de Austria. Su testimonio fue decisivo para la condena de los psiquiatras criminales que actuaron en Spiegelgrund.
Zawrel falleció el 20 de febrero de 2015. La concejala Sonja Wehsely sostuvo en su obituario: "Durante toda su vida, Friedrich Zawrel estaba preparado para revivir su propio martirio una y otra vez a lo largo de su vida. Ha emprendido esto admirablemente para hacer una contribución extraordinaria de modo que las próximas generaciones asuman sus responsabilidades. [...] Friedrich Zawrel siempre nos ha dejado claro que debemos asumir esta responsabilidad. Su desaparición no debe ser el fin de los crímenes de Spiegelgrund. ¡Debemos mantener el pensamiento y el recuerdo de estas atrocidades y enfrentar el conflicto con el pasado, en el espíritu de Nunca olvidar! Se lo debemos a Friedrich Zawrel ".
Por nuestra parte, el martirio de Zawrel, desde su infancia hasta su edad adulta, en que volvió a caer en manos de psiquiatras nazis reciclados, en este caso el mismo Heinrich Gross, será motivo de un próximo artículo.