jueves, 26 de enero de 2012

UNA FÁBULA PREVENTIVA

Cuatro psicólogos
a las puertas del infierno
Una fábula preventiva acerca de psicólogos, tortura y huevos de oro.
Publicada el 19 de diciembre de 2011 por el Dr. Roy Eidelson en Dangerous Ideas

“Cuando uso una palabra – dijo Humpty Dumpty en un tono un tanto despectivo – significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos”.

“La cuestión es – dijo Alicia – si tu puedes hacer que las palabras quieran decir cosas tan diferentes”.

“La cuestión es – dijo Humpty Dumpty – quien es el amo, eso es todo”.

Alicia en el País de las Maravillas por Lewis Carroll.

Esta es la historia de cuatro hermanos con nombres insólitos: Seguro, Legal, Ética y Efectivo. En forma igualmente insólita crecieron y llegaron a ser psicólogos, cada uno de ellos con un área de interés profesional diferente. A través de muchos años de práctica independiente, los cuatro se ganaron considerable reconocimiento como expertos. En cierto momento se unieron para formar una empresa en la que la contribución de cada uno de los hermanos complementaba la de los demás.
Final del formulario
El hermano Seguro era experto en riesgos. Para él nada era más importante que proteger de daños a sus clientes. Sus hermanos especulaban que esta pasión se debía al hecho de había sido un niño pequeño, inseguro y temeroso, siempre carente de confianza en comparación con sus pares. Sin embargo, cuando un nuevo tratamiento psicológico empezaba a ganar popularidad, era Seguro quien “leía la letra chica”, revisaba las reacciones potencialmente adversas y sus efectos colaterales y entonces recomendaba si debían incorporar ese enfoque al conjunto de sus intervenciones. Como resultado de la meticulosidad de Seguro, los hermanos eran reconocidos por la forma en que rara vez sus clientes sufrían retrocesos terapéuticos que los dejaran peor de cómo estaban al comenzar el tratamiento. Esta era una fuente de tremenda tranquilidad para quienes procuraban la ayuda de ellos.
La hermana Legal era considerada, por lejos, la más inteligente de los hermanos y nadie se sorprendió cuando obtuvo su grado en leyes paralelamente a su doctorado en psicología. A medida que creció, Legal  se convirtió en una detallista y se preocupaba de las reglas e infracciones más triviales en los juegos infantiles. Sus hermanos y hermana a menudo se irritaban por su obsesividad  pero también reconocían cuan útil era siempre que como equipo enfrentaban a sus vecinos en competencias amistosas. Como profesionales, tener una abogada talentosa en el negocio familiar era una ventaja real para evitar juicios y demandas potencialmente costosos. Legal se aseguraba de que la empresa estuviese siempre en el lado correcto de la ley. Sus consistentes recomendaciones eran simples: permanecer lejos de las áreas grises y mantener una distancia suficiente de las líneas que nunca deben traspasarse: de este modo uno nunca puede extraviarse accidentalmente yendo a parar adonde no se debe.
El hermano Efectivo era el menor de ellos y creció sintiendo que no estaba en pie de igualdad con sus hermanos y hermanas. Su reacción fue volverse hipercompetitivo, siempre buscando una ventaja dondequiera que pudiera encontrar alguna. Más adelante, cuando Efectivo llegó a ser psicólogo encontró su veta dedicándose a emplear solamente aquellos enfoques terapéuticos que tuvieran el más sólido respaldo teórico y empírico. Se pasaba muchas horas por semana examinando los más recientes hallazgos en investigación y meta análisis para determinar que métodos debían adoptarse en el consultorio y cuales debían ser evitados por carecer de suficiente evidencia que respaldara lo que prometían sus entusiastas proponentes. A resultas de esto, Efectivo y sus hermanos eran capaces de dar cuenta, en forma consistente, destacados éxitos terapéuticos.
La hermana Ética contaba con un respeto muy grande de los demás por ser la mayor de los cuatro. Seguro, Legal y Efectivo, a lo largo de sus vidas, también la habían considerado cansadora debido a sus incesantes advertencias acerca de la importancia de “hacer lo correcto”. Durante sus años de infancia, los hermanos muchas veces habían abandonado algún pícaro plan de diversión o beneficio debido a que los sermones de Ética simplemente implicaban un costo muy elevado para ser afrontado. Sin embargo, como psicólogos apreciaban tener un miembro de la empresa con tan confiable y afinada brújula moral. Siempre se podía contar con Ética para discernir, de antemano, los potenciales conflictos éticos en cualquier caso. Ella conocía todas las reglas y era capaz de citar pasajes apropiados siempre que era necesario hacerlo, incluyendo la distinción entre las secciones obligatorias de los códigos de aquellas que constituían meras aspiraciones. En suma, aunque Ética no era muy divertida, el reconocimiento público de la empresa como un ejemplo de prácticas psicológicas éticas era motivo de orgullo para todos ellos.
Los talentos de los hermanos y el trabajo duro hicieron que su práctica de la psicología resultase tremendamente exitosa. Los cuatro disfrutaban de vidas muy confortables y gratificantes que incluían el placer de trabajar juntos y el de ofrecer sus perspectivas únicas en los muchos y difíciles casos que habitualmente llegaban a su consultorio. La combinación de enfoques expertos en materia de seguridad, legalidad, ética y eficacia parecía ser especialmente vital. Sistemáticamente producían estrategias claras y orientaciones políticas en un mundo profesional donde muchos de sus pares luchaban en medio de consideraciones enfrentadas. Al discutir cada una de sus cuestiones favoritas: “¿es seguro?”, “¿es legal?”, “¿es ético?” y “¿es efectivo?”, los hermanos raramente se encontraban empantanados o padecían incertidumbre acerca del mejor camino a seguir.
Pero una tarde todo cambió.
Varios hombres grandotes, algunos de ellos en uniforme,  hicieron una visita inesperada en la oficina de los hermanos en el centro. Rápidamente pasaron por las cortesías habituales. Uno de los hombres habló en tono serio, casi susurrando, acerca de la oportunidad de una consultoría inmediata, de corto plazo y altamente lucrativa relacionada con “asuntos de seguridad nacional”. Aún antes de escuchar todos los detalles, los hermanos empezaron a considerar cual de los cuatro podría hacerse tiempo en sus actividades ante una solicitud efectuada con tan escasa antelación. Pero la conversación se interrumpió cuando uno de los hombres dijo firmemente “Paren, necesitamos a los cuatro. Si cualquiera de ustedes rechaza esta oferta, nunca volverán a oir de nosotros y creo firmemente que lo lamentarán. Piensen que nosotros somos como la gansa proverbial que ponía huevos de oro. Tenemos un avión esperándolos en el aeropuerto”. En ese momento rebuscó en su portafolios y extrajo cuatro brillantes huevos de oro que depositó sobre la mesa. “Uno para cada uno de ustedes, considérenlos un adelanto”.
Trágicamente, como después se vería, los cuatro hermsnos tenían una debilidad por los huevos de oro, las figuras autoritativas y los reconocimientos especiales. Una horas más tarde, Seguro, Legal, Ética y Efectivo estaban juntos en el avión y después de un muy largo viaje llegaron a su destino a la noche siguiente sin tener idea clara de donde se encontraban en realidad. Inmediatamente después del desembarco fueron llevados a un gran depósito o galpón donde muchos hombres grandotes gritaban órdenes a otros hombres casi tan grandes como ellos. Los hermanos sintieron una mezcla de temor y orgullo cuando el más grande de los hombres se aproximó a ellos, les tendió la mano y dijo ”su país les agradece”. Enseguida los condujo a una oficina reservada donde había una compleja consola de video.
Tan pronto como todos estuvieron sentados el hombre empezó una breve presentación. “Bienvenidos.  Espero que su viaje haya sido confortable. Lo que necesitamos de ustedes es en realidad muy simple. Estoy seguro que mis colegas les han explicado  esto durante el vuelo. Entre otras responsabilidades, nosotros estamos en el negocio de los interrogatorios”.  Después que asintieron con la cabeza, continuó: “este trabajo es crucial para la seguridad de nuestra nación pero nosotros reconocemos que podría no ser popular ante todo el mundo. Por esta razón, nuestra gente de mercadeo ha desarrollado un eslogan que ha pasado muy bien la prueba ante varios grupos concretos. Queremos publicitar a nuestros interrogadores como ‘seguros, legales, éticos y efectivos’ y asi se transformará en una frase memorable. Nuestros analistas confían en que con el uso repetido y su exposición masiva, será capaz de acallar aún a los más tozudos opositores”.
Al cabo de una breve pausa el hombre grandote resumió “sin duda ahora se han dado cuenta del porqué contactamos a los cuatro. Queremos que los famosos y muy respetados psicólogos Seguro, Legal, Ética y Efectivo respalden oficialmente nuestros métodos. ¿Ingenioso no es verdad?” Sonrió fugazmente. “El sello de aprobación de ustedes será muy útil para nosotros, especialmente cuando la gente cuestiona nuestras afirmaciones  tratando de promover la agenda de sus propios intereses. De modo que esto es lo que hemos hecho: reunimos una docena de video clips para que ustedes los vean, que muestran las técnicas que empleamos aquí para mejorar nuestros interrogatorios. Siempre que lo soliciten  pueden hacer una pausa o rebobinar el video si quieren verlo de nuevo. ¿Son claras mis instrucciones?”. Los hermanos asintieron con la cabeza. “Bien. La clave es que esto se haga rápidamente de modo que ustedes puedan volver a casa y nosotros podamos lanzar nuestra campaña de mercadeo. Siéntanse en libertad de hablar entre ustedes. Yo regresaré en una hora para obtener aprobaciones escritas de cada uno. A propósito, nosotros estaremos filmando todo”.
El grandote se paró y abandonó la habitación. Un guardia permaneció de pie al otro lado de la puerta. Durante la siguiente media hora, los hermanos miraron los video clips, con profundo descreimiento. El primer clip mostraba a un prisionero desnudo, encapuchado, en una pequeña celda; el preso temblaba en forma incontrolable cada vez que le arrojaban baldes de agua helada. En el segundo video, un prisionero colgado, luchaba para mantenerse en equilibrio, parado con esposas encadenadas al techo y con sus pies encepados unidos a un anclaje en el suelo; parecía no haber dormido durante un tiempo muy prolongado. En el tercero, un preso, obviamente maltratado, que solamente tenía puesto un pañal, estaba confinado en una pequeña caja oscura, demasiado baja para permitirle estar de pie. El cuarto video mostraba a un preso temblando arrinconado en un ángulo de su celda por dos grandes perros feroces, que tiraban de sus cadenas y rugían a centímetros de la cara del prisionero. El quinto clip mostraba a un preso jadeante e incapaz de respirar mientras yacía atado con correas a una tabla inclinada mientras grandes cantidades de agua eran derramadas sobre un paño que cubría su nariz y boca.
Llegados a este punto, los cuatro hermanos se levantaron al unísono para tomar el control remoto y apagar la video casetera. Se miraron entre si, confundidos y alarmados por la situación en la que ahora se encontraban. El silencio se rompió cuando el hombre muy grande retornó a la habitación. “Hemos visto lo suficiente” dijeron atropelladamente los cuatro al mismo tiempo. “Excelente – replicó el grandote – esto será todavía más rápido que lo que yo anticipaba. Permítanme asegurarles que los videos que ustedes no llegaron a ver no habrían cambiado su punto de vista de todas maneras. Aquí están los formularios para expresar su respaldo y aquí está su compensación”. Dos grandotes introdujeron una gran valija y entre ambos la pusieron sobre la mesa.
“Comencemos con nuestra revisión – dijo el grandote – Dr. Seguro, usted es el primero. ¿Está listo para confirmar que los procedimientos que observó son enteramente seguros? Déjeme asegurarle que, excepto uno, todos los prisioneros que vio en los videos están todavía vivos hoy y que sus órganos vitales funcionan dentro de límites normales. La única excepción es la del individuo que estaba encadenado al techo. Murió varios días después a causa de una infortunada caída accidental que no estaba relacionada, en modo alguno, con estas técnicas de interrogatorio. Es obvio que los prisioneros en los videos están experimentando incomodidad física y psicológica en distintos grados pero estoy seguro de que usted se da cuenta que esto es completamente distinto de que estén inseguros. ¿No está de acuerdo Dr. Seguro?”. El hombre abrió la valija: “aquí hay algunos huevos de oro para ayudarle en su decisión. Tómese algunos minutos mientras yo converso con su hermano y hermanas”.
“Dra. Legal, usted es la próxima” dijo el hombre mientras se volvía hacia ella. “Supongo que no observó nada ilegal en los que se desprende de los videos, ¿no es correcto? Espere, déjeme retroceder un escalón. Al plantearle la pregunta también presumo que una psicóloga con su formación jurídica está familiarizada con las últimas interpretaciones de las leyes de los Estados Unidos relativas a los que se conoce como tortura  o tratamiento cruel, inhumano o degradante. Espero que no nos hayamos equivocado al juzgarla en ese sentido.  Asimismo, como precaución, por favor no permita que la distraigan ninguna de las nebulosas restricciones que algunos supuestos científicos denominan como ‘leyes internacionales’. Aquí todos somos patriotas estadounidenses, ¿no es cierto? Atengámonos a lo que conocemos. Aquí hay algunos huevos de oro para contribuir a enfocar sus pensamientos”.
Efectivo se preguntaba si podría fingir una indisposición repentina antes de que llegara su turno pero se dio cuenta de la inutilidad de ese plan en cuanto el grandote se dio vuelta y se dirigió directamente a él. “Dr. Efectivo, este respaldo no debería ser difícil para usted, especialmente si lo enfoca en la forma correcta. Comience por dejar de lado todos los hallazgos de investigaciones con las cuales está familiarizado. En lugar de eso, enfóquese en este hecho: de todo lo que hacemos aquí tomamos muy cuidadosas y detalladas notas. Monitoreamos constantemente y recogemos y analizamos todos los datos con precisión religiosa. Luego ajustamos nuestras técnicas de interrogatorio de acuerdo con eso. Por lo tanto, la pregunta clave que usted debe plantearse es si este es o no un proyecto de investigación efectivo para determinar cuáles técnicas de interrogatorio funcionan y cuáles no. Asimismo cuente con mis seguridades de que estamos aprendiendo muchas cosas valiosas de la gente que interrogamos, aunque todas estas cosas son reservadas y muy secretas, lo cual estoy seguro que comprenderá. Si tiene dudas tal vez esto le ayude” y le alcanzó algunos huevos de oro a través de la mesa. Inmóvil y con la mirada fija hasta entonces, Efectivo atrapó uno de ellos cuando estaba a punto de caer rodando de la mesa.
Ética había contemplado a sus hermanos, a quienes había admirado durante tanto tiempo, que parecían ahora hipnotizados, uno tras otro. Sabía que también ella sería    severamente puesta a prueba. “Entonces, Dra. Ética, ahora me dirijo a usted, al final pero no de últimas” comenzó el grandote. “Antes de que sopese el asunto déjeme mencionarle que ha habido discusiones acerca de la conveniencia de un eslogan más corto, como ‘seguro, legal y efectivo’ pero ‘ético’ aparentemente tiene mucho peso en ciertos sectores. ¿Está de acuerdo con que todo lo que vio era ético? No pretendemos entusiasmo, simplemente asienta. Estoy seguro de que se da cuenta que la ética es inevitablemente incómoda, abstracta y sujeta a interpretaciones. Asimismo, si esto le simplifica las cosas tenga presente que la gente que interrogamos son ‘lo peor de lo peor’ y tienen información crucial que necesitamos desesperadamente. Desde  una perspectiva ética ¿hay alguna consideración más importante que preservar nuestra sociedad en si misma? Tenga algunos huevos de oro mientras considera rápidamente esto”.
El grandote se puso de pie y dirigió la mirada, alternativamente, a cada uno de los cuatro hermanos. “Por qué no firmamos esos papeles de adhesión, ahora mismo, de modo que podamos llevarles a casa sin más demora? Si cualquiera de ustedes prefiere cierta soledad para acelerar sus reflexiones, debajo del vestíbulo tenemos varias pequeñas jaulas que actualmente están vacías. Me disculpo si mis intentos humorísticos no les parecen divertidos”. Los hermanos se sonrieron de mala gana pero este chiste aparentemente intimidatorio era enteramente innecesario. Seguro, Legal, Ética y Efectivo ya se habían reclinado en sus asientos y cada uno de ellos había empezado a explorar mentalmente las opciones que podrían tener para defender después sus adhesiones si a tal cosa se llegase a requerir. Los hermanos habían permanecido en silencio hasta entonces pero Ética hizo una pregunta: “¿quién más va a ver estos videos?” “Oh, no necesitan preocuparse por eso – replicó rápidamente el grandote – planeamos destruirlos”.
Entonces ofreció algunas seguridades adicionales: “miren, todos parecen un poco dubitativos, no estoy seguro del porqué. Solamente tengan en mente que enorme oportunidad es ésta” dijo mientras habría completamente la valija llena de huevos de oro, “oportunidades no solamente para ustedes cuatro sino para toda la profesión de la psicología. ¿Comprenden claramente esto? La ayuda de ustedes aquí, esta noche, abrirá muchas puertas a mucho más trabajo, consultorías, investigación, todo. Confíen en mi, estamos en esto con miras a largo plazo. Les ofrecemos sentarse a la mesa. Queremos que sean parte de nuestro equipo, el equipo ganador. El equipo que lleva a cabo interrogatorios ‘seguros, legales, éticos y efectivos’.
Por supuesto los cuatro hermanos sabían que ‘seguro, legal, ético y efectivo’ de hecho no describían lo que habían visto tras viajar miles de kilómetros. Las horrendas imágenes de video, dolorosamente frescas en sus mentes, solamente intensificaban los esfuerzos internos de los psicólogos por torcer la realidad. Cada uno de ellos se preguntaba acerca de cuestiones que en otros momentos habrían considerado ridículas o absurdas: ¿qué tan peligroso debía ser algo  para que ‘seguro’ fuese una descripción inadecuada?, ¿puede alguien distinguir, con absoluta certeza, entre lo que es ilegal y lo que es ‘legal’?, ¿por qué debería requerirse evidencia documentada de éxito para concluir que algo es ‘efectivo’?, ¿son los juicios acerca de lo que es ‘ético’ siempre blanco o negro en un mundo que a menudo es tan gris?
Los hermanos miraron de reojo al grandote, se miraron entre ellos y a la valija llena de huevos de oro. Ética empezó a hablar pero el hombre la interrumpió abruptamente: “lo siento pero permítanme mencionarles una cosa más: resulta que estábamos desinformados acerca del calendario de vuelos de regreso a los Estados Unidos. Está previsto uno esta noche, en aproximadamente una hora. Detestaría que lo perdieran porque acabo de enterarme que el próximo tendrá lugar recién dentro de dos meses. Estoy seguro de que las comodidades disponibles aquí no son las que ustedes acostumbran. Digamos que ocho semanas entre nosotros probablemente se sientan como mucho más prolongadas aunque les proporcionarían la oportunidad de observar y asistir a algunos de nuestros interrogatorios de primera mano. Sin embargo ¿es posible que estén dispuestos a firmar sus adhesiones ahora?”.
Mirando en forma ovejuna en su derredor, los cuatro psicólogos firmaron los formularios de respaldo otorgando, por lo tanto, a las técnicas de interrogatorio su altamente apreciado y ampliamente respetado respaldo. Los hermanos se quedaron tranquilos acerca de cualquier temor de que una vida de arrepentimientos y pesadillas pudieran esperarles. En lugar de eso balbuceaban en voz alta, entre ellos, acerca de la escasa posibilidad de escoger que tuvieron y como otros en su situación hubieran hecho exactamente lo mismo que ellos hicieron.
De este modo, en una tierra lejana y en medio de la noche, se lanzó una histórica campaña de mercadeo y promoción y nació una nueva era para los psicólogos. Empujando un carrito que llevaba la valija llena con huevos de oro, Seguro, Legal, Ética y Efectivo recibieron el aplauso de docenas de sonrientes hombres musculosos mientras se dirigían a la pista de aterrizaje. Cuando se aproximaban al avión, el grandote se les apareció por última vez.
“Doctores, hay algunas pocas malas noticias. Resulta que también necesitamos transportar cuatro prisioneros en este avión. Con sus capuchas y cadenas no les causaran el más mínimo problema pero habrá una pequeña parada en el vuelo a la capital. El problema más grande es éste: con estos pasajeros adicionales, esa valija con los huevos de oro pondrá en riesgo al avión a causa del exceso de peso. Por lo tanto ya sea la valija o ustedes cuatro deberán permanecer aquí. Lo siento”. El grandote se encogió de hombros y se alejó. Seguro, Legal, Ética y Efectivo se miraron entre si, incapaces de hablar, lo que les hizo más fácil escuchar los repentinos gritos de angustia que provenían del galpón a sus espaldas.
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Traducida del inglés por el Lic. Fernando Britos V. (enero de 2012).

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