domingo, 18 de mayo de 2014

Importante declaración de la Coalición por una Psicología Ética de los EUA



Coalición por una Psicología Ética
Derechos Humanos, Ética, Justicia Social
 Hoy, 12 de mayo de 2014, la CEP ha emitido la declaración que sigue, que también está disponible en su sitio web
http://www.ethicalpsychology.org/materials/Coalition-Statement-on-Complicity-Psychology-and-War-on-Terror-Abuses.pdf.

Agradecemos su ayuda para difundirla. Como siempre también agradecemos su apoyo a nuestros esfuerzos para proteger y fortalecer los fundamentos éticos de la psicología profesional.

     Roy Eidelson
 

Complicidad: psicología y abusos en la “Guerra contra el Terror”


La tortura ha estado presente nuevamente en las noticias nacionales esta primavera cuando el Comité Especial del Senado sobre Inteligencia votó el mes pasado para desclasificar secciones clave de su informe de 6.300 páginas sobre los brutales programas de detención e interrogatorio desarrollados por la CIA con posterioridad al 9/11.

Mientras que los hallazgos ya trascendidos del informe senatorial deberían resultar perturbadores para todos los estadounidenses, los psicólogos de nuestra nación deberían sentirse especialmente preocupados por el siguiente:  “Dos psicólogos contratados diseñaron las técnicas mejoradas de interrogatorio de la CIA y fueron figuras centrales en la aplicación del programa”. Estas técnicas crueles, inhumanas, degradantes y a menudo torturadoras, abarcaron desde las posturas dolorosamente tensionantes a la prolongada privación del sueño, el confinamiento constreñido en pequeñas cajas y el submarino, todas concebidas para debilitar al detenido y volverlo física y psicológicamente incapaz. 

Durante casi una década han surgido repetidamente otros reportes, cuidadosamente documentados, acerca del involucramiento de los psicólogos en los abusos y tortura de prisioneros en lugares tales como Guantánamo, Bagram y los “sitios negros de la CIA”  pero el comprehensivo informe del Senado, con base en una investigación que abarca varios años, posiblemente proporcione la relación más detallada hasta el momento acerca de la forma en que los psicólogos abandonaron la ética fundamental de “no causar daño” y participaron en los horribles excesos de “!a guerra contra el terror”.

En el pasado, la American Psychological Association (APA) – la organización de psicólogos más grande del mundo  – ha respondido a revelaciones similares con silencio, negaciones,  perogrullescas inacciones y declaraciones acerca de que la APA siempre ha sido incondicionalmente opuesta a la tortura. Sin embargo, tales respuestas esconden una preocupante y rechazable verdad: los programas de tortura de los Estados Unidos se arraigaron y crecieron en un clima que se hizo más propicio debido al apoyo de la directiva de la APA  a las estrategias de contra-terrorismo de nuestro gobierno, a pesar de sus tácticas de tratar el asunto sin guantes como un todo vale.

Como tanto los integrantes del público como los psicólogos esperan más información del informe del Senado, esta es una oportunidad para revisar la extensa evidencia de la colaboración de la APA con las organizaciones de seguridad nacional en el “lado oscuro” de las operaciones posteriores al 9/11. Esta lista parcial destaca ejemplos clave.

  • Inmediatamente después de los horribles ataques del 11 de setiembre del 2001, la dirección de la APA estableció un subcomité para fortalecer los vínculos con la CIA, el Departamento de Defensa (DoD) y otras agencias de seguridad nacional, proveerlas de experticia psicológica y informarse mejor de las necesidades de estas organizaciones. De acuerdo con el secretario de este subcomité (quien más adelante sería presidente de la APA) “la tarea más urgente” era colocar a la psicología como un esencial recurso nacional para “dar el mensaje que la ciencia psicológica tiene mucho para contribuir al esfuerzo de combatir al terrorismo”. Al mismo tiempo, la Mesa Directiva de la APA reclamó aumento de los rubros destinados a financiar la investigación conductual y el equipo de la APA trabajó para “cultivar las relaciones con las agencias… que podrían utilizar tales investigaciones en contextos aplicados”.  En los meses (y años) subsiguientes, los dirigentes de la APA fueron visitantes regulares de Capitol Hill (Parlamento) y de la Casa Blanca de Bush. En el 2004, un boletín de la APA se jactaba de que “los miembros de la APA están notablemente bien posicionados en la CIFA (la agencia Actividad de Contrainteligencia de Campo del DoD) para aportar experiencia operativa y de investigación que respalde las actividades de contrainteligencia”.

  • En diciembre del 2001un ex - presidente de la APA convocó una reunión privada de psicólogos investigadores y psicólogos de la comunidad de inteligencia, en su domicilio, para una ‘tormenta de ideas’ acerca de contraterrorismo y extremismo musulmán. Entre los participantes estaba uno de los dos psicólogos contratados que poco después diseñó el programa de torturas de la CIA. Durante la primavera siguiente este mismo ex – presidente de la APA, aceptó una invitación de la CIA para brindar una conferencia de tres horas sobre “indefensión aprendida”, basada en su investigación experimental con perros, en la escuela SERE (Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape) de la Marina, en San Diego. Asistieron los dos psicólogos que desarrollaron las “técnicas mejoradas de interrogatorio” de la CIA que incluían el submarino y el confinamiento de los prisioneros en una jaula llamada “la caja del perro”. Cuando este encuentro trascendió públicamente por vez primera, la APA emitió una declaración caracterizando como “completamente falsas” todas las acusaciones de colaboración de su ex – presidente, en modo alguno, en asistir a los dos psicólogos contratados por la CIA para desarrollar el programa de torturas. La APA no suministró entonces evidencia alguna en apoyo de esta cobertura negativa.
          
  •  La APA en conjunto con la CIA planificó y mantuvo talleres sobre interrogatorios, solamente asequibles por invitación, destinados a académicos, personal de policía y miembros de la comunidad militar y de inteligencia. Un taller que se llevó a cabo en Julio de 2003 exploró “La Ciencia del Engaño: Integración de Teoría y Práctica”. Un escenario del taller examinó asuntos de investigación éticamente cuestionables  que apuntaban directamente al tratamiento de los detenidos, incluyendo “¿qué agentes farmacológicos son conocidos por afectar la conducta aparente de decir la verdad?”;  “¿cuáles son las sobrecargas sensoriales del mantenimiento de conductas engañosas?” y “ ¿cómo podemos sobrecargar el sistema o doblegar los sentidos y ver cómo afecta esto las conductas engañosas?” Nuevamente, en estos talleres estaban presentes los dos psicólogos que diseñaron el programa de torturas y la eficacia de las técnicas coercitivas figuró entre los temas en discusión. La APA eliminó de su página Web los detalles acerca de este taller.

  • Un segundo taller APA/CIA, titulado “Engaño interpersonal: integración de teoría y práctica” se llevó a cabo en junio de 2004. Ese encuentro fue concebido “para forjar colaboraciones entre el equipo profesional operativo que trabaja en la comunidad de inteligencia y los científicos que desarrollan investigaciones sobre engaño interpersonal”. Facilitado por un analista de políticas de la RAND[1] y “generosamente financiado” por la CIA, el taller se enfocó en el engaño interpersonal y los métodos efectivos para desarrollarlo. La APA ha suministrado poca información adicional sobre este taller o sobre sus participantes.
     
  • Otro ex- presidente de la APA estaba en la Junta Directiva de la firma privada a través de la cual la CIA contrató a los dos psicólogos para que diseñaran e implementaran el programa de “interrogatorios mejorados”. Este miembro de la APA también sirvió en una junta de estándares profesionales de la CIA en la época en que fue establecido el programa de “interrogatorios mejorados”. Según un psicólogo militar del SERE, entrevistado por NPR[2], este mismo ex – presidente reclutó psicólogos para las operaciones de la CIA en el 2001 y describió sus  “órdenes” en esta forma: “ayudar a América y usar nuestras habilidades como psicólogos en cualquier forma posible”.

  • A mediados del 2003, cuando la CIA y el DoD estabn recurriendo a medidas extremas en el marco de la “Guerra contra el terror” de la Administración Bush, la dirigencia de la APA aprobó cambios clave en el Código de Ética de la Asociación. Aunque los trabajos en algunas de esas modificaciones habían empezado antes de los ataques del 9/11, los cambios alejaron el código de las claras restricciones éticas para favorecer el seguidismo de las resoluciones gubernamentales e institucionales. Estas revisiones permitieron que los psicólogos apoyaran las duras y coercitivas operaciones en Guantánamo, Bagram y en los “sitios negros” de la CIA. En particular, la revisión del Estándar 1.02 abrió la puerta para que los psicólogos adoptaran la “Defensa Nuremberg” arguyendo que no eran personalmente responsables al seguir órdenes en actividades de interrogatorio abusivo. Un antiguo secretario del Comité de Ética de la APA señaló que esta nueva versión del 1.02 trasmitía claramente un cambio en los valores de la Asociación, permitiendo a los psicólogos violar la ética fundamental en deferencia a la autoridad legal del gobierno, incluyendo las órdenes militares.

  • El Código de Ética APA modificado también rebajó las exigencias para las prácticas de investigación aceptables. Bajo el Estándar 8.05 revisado se ha vuelto aceptable para los psicólogos eludir el consentimiento informado “en los casos permitidos por la ley o las regulaciones federales o institucionales” (tales como investigación para la CIA). En tanto, el Estándar 8.07 revisado extendió las condiciones en las cuales los psicólogos podrían emplear el engaño al desarrollar su investigación, en cuanto el sujeto no experimente “severa angustia emocional” (una permisividad mucho mayor  que la previamente existente: “incomodidad o experiencias emocionales displacenteras”). Nuevamente, la APA emprendió estas revisiones específicas aunque la “Guerra contra el terror” trajo aparejadas complejas cuestiones y preocupaciones relativas al apropiado papel de los psicólogos en las operaciones anti – terroristas.

  • En el 2005, a consecuencia de las discusiones con miembros de la comunidad de inteligencia, la APA estableció una Fuerza de Tareas sobre Ética Psicológica y Seguridad Nacional (PENS, sigla en inglés) para ofrecer orientación política a los psicólogos. A pesar de los inherentes conflictos de interés, seis integrantes de la Fuerza de Tareas de nueve miembros están a sueldo de las fuerzas armadas o de las agencias de inteligencia y varios de ellos integraban las cadenas de mando vinculadas con abusos sobre los detenidos. Uno de estos miembros de la Fuerza de Tareas era el psicólogo en jefe del Equipo de Consulta en Ciencia Conductual (Behavioral Science Consultation Team o BSCT) en Guantánamo durante un periodo de abusos condenado por el Comité Internacional de la Cruz Roja. Otro de los miembros era el psicólogo principal del SERE del ejército, responsable del entrenamiento y la supervisión de todos los otros psicólogos de esa institución y de consulta para todos los psicólogos del ejército involucrados en el apoyo a los interrogatorios. El tercero de los miembros de la Fuerza de Tareas, fue psicólogo militar del centro de detención en la Base Aérea Bagram en Afganistán y después defendió las técnicas de tortura como no muy diferentes de la psicoterapia en una entrevista radial. Un cuarto desempeñó un puesto principal en el DoD como Director de Ciencia Conductual para la Actividad de Campo en Contrainteligencia (CIFA, sigla en inglés) y había sido psicólogo operativo en jefe en el Centro de Contraterrorismo de la CIA, la división que contrató a los psicólogos que implantaron los “interrogatorios mejorados”. Este miembro del PENS estaba presente durante por lo menos un interrogatorio que llevaron a cabo los dos psicólogos contratados en una de los “sitios negros” de la CIA. Un quinto miembro, psicólogo en jefe del Servicio Naval de Investigaciones Criminales (NCIS, sigla en inglés), había recomendado previamente que las normas de ética profesional no deberían aplicarse al trabajo de seguridad nacional; una denuncia de violaciones éticas había sido presentad contra él por abusar de un prisionero (de un servicio de los EUA). El sexto miembro fue consultor de la CIFA y la Fuerza de Tareas de Investigación Criminal (CITF) del DoD.

  • Durante la reunión del fin de semana de la Fuerza de Tareas del PENS, el Presidente electo de la APA prohibió las averiguaciones acerca de los informes sobre abusos a prisioneros y la declaración oficial del DoD acerca de la contribución de los psicólogos al mantenimiento de los interrogatorios y operaciones de detención en condiciones “seguras, legales, éticas y efectivas” fue endosado sin deliberación. Esta declaración sirvió para legitimar el papel de los psicólogos y otros profesionales de la salud en estos interrogatorios. Es consistente con las justificaciones legales de “las técnicas mejoradas de interrogatorio” presentadas por la Oficina de Consejería Legal del Departamento de Justicia de la Administración Bush (los “memos de las torturas”).
     
    Numerosas irregularidades documentadas tuvieron lugar durante esa reunión del PENS: un alto funcionario de la Casa Blanca actuó como conspicuo observador; el miembro del equipo de la APA que jugó un importante papel en la conducción de la reunión estaba casada con un psicólogo del BSCT de Guantánamo; el enlace de la Junta Directiva de la APA (que es el actual Presidente electo de la Asociación) introdujo la moción de confidencialidad de lo acordado; la APA se negó reiteradamente a dar los nombres de los integrantes de la Fuerza de Tareas en respuesta a los requerimientos de la prensa y de los miembros de la Asociación y la Junta de la APA aprobó rápidamente el Informe PENS mediante una votación de “emergencia” , eludiendo la intervención prescriptiva del Consejo de Representantes que gobierna la Asociación.

En oportunidad del Informe 2005 del PENS, el Presidente electo de la APA argumentó a favor de que los psicólogos contribuyeran al “encarcelamiento, debilitamiento y aún la muerte” de sospechoso de perpetrar crímenes. También señaló que tenía “cero interés en involucrar a la APA en los nebulosos, inocuos, contradictorios y ofuscantes tratados que comprometen la ley internacional”. Un año más tarde, como Presidente de la APA, fustigó públicamente  a quienes manifestaban preocupaciones acerca del involucramiento de psicólogos en las torturas y abusos, describiéndolos como “comentaristas oportunistas disfrazados de científicos”  e incorrectamente adujo que “no hay miembros de la APA que hayan estado vinculados a conductas no profesionales” . También comparó la naturaleza coercitiva de los interrogatorios de detenidos con las evaluaciones para conceder la custodia de niños, la evaluación de la competencia criminal o las evaluaciones independientes de las discapacidades.

  • La APA no ha sancionado miembro alguno por intervención en detenciones abusivas u operaciones de interrogatorio, a pesar de las seguridades proferidas por el director de la Oficina de Ética de la APA hace casi una década y  de cada Presidente de la Asociación desde el año 2006, en el sentido de adoptar acciones claras y directas en respuesta a conductas no éticas. El caso más prominente hasta la fecha, un informe del Senado de los EUA del 2008 acerca del tratamiento a los detenidos, una pauta de interrogatorio filtrada, un informe de investigación del Ejército, memorandos previamente clasificados e informes recientes de El Proyecto Constitución (The Constitution Project)  y del Instituto de Medicina como Profesión (Institute on Medicine as a Profession) implican todos claramente a un miembro de la APA en el diseño y participación en interrogatorios abusivos y torturas en Guantánamo. En un caso bien documentado, un detenido fue sometido a 20 horas diarias de interrogatorio durante casi dos meses, fue mantenido en aislamiento sin contacto con otros presos; se le inyectaron fluidos a la fuerza hasta que su miembros se hincharon; se le mantuvo encapuchado; fue desnudado y forzado a permanecer de pie ante interrogadoras femeninas; fue sometido a sentarse a horcajadas en un caballete por una mujer; forzado a utilizar un sutién femenino y se le colocó una correa en la cabeza; fue aterrorizado por perros y paseado con una correa como si fuera uno de ellos y obligado a hacer acciones perrunas. A pesar de estas evidencias, después de siete años de demoras, el Comité de Ética de la APA decidió recientemente no aplicar medidas disciplinarias al integrante perpetrador. De hecho, el caso nunca fue remitido al comité de ética en pleno para su revisión y resolución. En la posterior justificación de esta decisión, la APA presentó alegaciones sorprendentemente inconsistentes en declaraciones de su Oficina Ética, su Junta Directiva y su Departamento de Relaciones Públicas.

La anterior no es una lista exhaustiva pero es más que suficiente para trasmitir una incómoda realidad. Después de los ataques del 9/11, las APA en forma trágica y repetida apoyo las operaciones éticamente fraudulentas de la CIA y el DoD mientras proseguía la militarización de la psicología estadounidense. Durante una época en que la psicología organizad en los EUA podría haberse erguido firme y públicamente como bastión contra la tortura, el mal uso de la psicología, ña degradación de la ética profesional y el abandono de los principios universales de derechos humanos, la APA tomó un camino muy diferente.

Cuando se haga público el material adicional del Informe del Senado sobre la CIA, tendremos una nueva oportunidad para investigar el programa de torturas de los EUA y para exigir responsabilidades a sus perpetradores. En este contexto, la complicidad – a través de actos de omisión y comisión – de varios sectores de la sociedad civil, incluyendo el periodismo, la profesión legal y las profesiones de la salud, todavía esperan por un examen más completo. Dado que los psicólogos han sido figuras centrales en el abuso y la tortura de los detenidos de “la guerra contra el terror”  de nuestro país y que la APA ha trabajado para garantizar la posición de los psicólogos en papeles de detención e interrogatorio, el examen del involucramiento de esta Asociación es un punto de partida apropiado para esta labor crucial. Lo debido, desde hace mucho tiempo, es una evaluación honesta y directa no solamente por las víctimas de la brutalidad sino por un público confiable y también por los futuros psicólogos que están obligados a lidiar con los hechos de sus predecesores.

Roy Eidelson
Trudy Bond
Stephen Soldz
Steven Reisner
Jean Maria Arrigo
Brad Olson

Mayo 12, 2014.








[1] La Corporación RAND (Research ANd Development)1 es un laboratorio de ideas (think tank) norteamericano que forma parte de las fuerzas armadas estadounidenses. La organización de esta corporación ha cambiado y actualmente también trabaja en la organización comercial y gubernamental de los Estados Unidos. RAND tiene alrededor de 1.600 empleados distribuidos en seis sitios: En los Estados Unidos. - Santa Mónica, California (sede) y Washington, DC; en Europa - Leiden en los Países Bajos, Berlín, Alemania, y Cambridge en el Reino Unido.


[2] NPR, antiguamente National Public Radio, es una organización de medios con financiación pública y privada que funciona como una red nacional para 900 estaciones de radio pública en los Estados Unidos. NPR produce y distribuye noticias y programación cultural. La mayoría de estaciones de radio pública emiten una mezcla de programas de NPR, contenido de proveedores rivales American Public Media, Public Radio International, y Public Radio Exchange. Los programas emblemáticos de NPR son dos emisiones de noticias, Morning Edition y en la tarde All Things Considered; ambos son emitidos por la mayoría de las estaciones y son dos de los programas de radio más populares en el país. NPR administra el Sistema Satelital de Radio Pública. Su contenido también está disponible bajo demanda a través de la web, móvil, y podcasts.

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