ÉTICA Y PSICOLOGÍA
DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (II)
Lic. Fernando Britos
V.
“Internet
es interesante por las paradojas que suscita” - Dominique
Wolton en Informar no es comunicar (2009).
Esta vez veremos
las relaciones entre diagnóstico y tratamiento en materia de
psicoterapia como parte de los dilemas éticos que plantea la
explosión de la inteligencia artificial (IA); el desarrollo de los
psicoterapeutas virtuales y el floreciente negocio de los chatbots
que prometen aliviar los males (depresión, estrés, ansiedad,
burnout laboral, etc.) chateando. Todo en el marco de la cuestión
fundamental ¿podrá la IA reemplazar a los humanos, superarlos y
dominarlos? y finalmente entusiastas y previsores respecto a los
aportes de la IA en el campo de la salud.
Porqué las máquinas no dominarán
a los humanos
“Todo
el mundo debería reflexionar acerca de la ética del trabajo que
hace y del trabajo que elige no hacer”–
dice la Dra. Joanna Bryson
1
y agrega que la IA y los robots a menudo parecen divertidos
artefactos
de ciencia ficción pero, en los hechos, cada vez afectan más
nuestra vida cotidiana. Empresas como Google, Amazon o Mercado Libre
por estas latitudes, nos ayudan a ubicar cosas o servicios que
buscamos mediante la IA pero al mismo tiempo acumulan conocimiento
acerca de cada uno de nosotros que después usarán, en el mejor de
los casos, para machacarnos hasta el cansancio con ofertas
comerciales.
Los
Estados Unidos y otros países y organizaciones hace años que
emplean la IA con fines militares. Nada de esto es novedoso. Hace
diez años los Estados Unidos tenían más robots (en lo fundamental
drones) que soldados en Irak (unos 9.000). En
el año 2014, un científico tan prestigioso como Stephen Hawking2
había hecho una predicción apocalíptica acerca de la supremacía
que adquirirían las máquinas inteligentes sobre la especie humana.
Sin
embargo – según Bryson – el problema no radica en que los robots
vayan a conquistar el mundo o en la necesidad que haya que diseñar
“robots éticos” como las grandes corporaciones se plantean sino
en que hay quien sostiene que las máquinas inteligentes y los
algoritmos son responsables de su propio desempeño. Allí hay un
sofisma de distracción:
los robots pertenecen a seres humanos; los gobiernos y las empresas
los construyen, los poseen y los programan. Quien posee un robot es
responsable de lo que este hace.
Si
los robots pueden adueñarse del mundo o las máquinas aprenden
a predecir y anticipar
cada uno de nuestros
movimientos o transacciones y
los gobiernos siguen
tratando
de responsabilizar a las máquinas por sus propias decisiones
políticas carentes de ética
¿por qué deberíamos
trabajar en desarrollar la inteligencia artificial? -
se pregunta Bryson – y responde: “mi
razón personal es simple: deseo ayudar a que la gente reflexione”.
Nuestra sociedad enfrenta muchos y difíciles problemas, ¿
cómo
encontrar la forma de trabajar juntos y aún asi mantener nuestra
diversidad? ¿cómo
evitar las guerras y terminar con ellas?,
¿cómo
aprender a vivir en este
planeta en forma realmente
sustentable (donde
nuestros hijos no consuman más espacio y tiempo que nuestros padres
ni más recursos que los que pueden ser reemplazados a lo largo de
una vida) y al mismo tiempo proteger los derechos humanos?
La resolución de esos problemas podría
ser imposible en un lapso breve pero desarrollando y utilizando la IA
podríamos encontrar algunas respuestas. Disponer de herramientas que
nos ayuden a pensar pueden hacernos más capaces y si tenemos algunas
que nos ayuden a entender como es que nosotros pensamos esto
permitiría encontrar formas de ser más felices. Desde luego, todo
el conocimiento y sus herramientas, pueden ser usadas tanto para el
bien como para el mal. Por eso es importante reflexionar acerca de la
IA y como deseamos que sea utilizada.
Bryson sintetizó en cinco puntos las
razones por las que considera que la preocupación por la “explosión
de la superinteligencia” y el temor a los robots no tiene sentido
(no son personas ni siquiera primates). A saber:
a) La IA presenta los mismos
problemas éticos que otros artefactos convencionales – Según
Joanna Bryson, los temerosos cometían un error muy básico: temían
que lo que fuera más inteligente que ellos podría derrotarlos.
Entonces escribió, (en coautoría con Ph. Kime) uno de sus primeros
trabajos últimamente actualizado (se puede acceder a Just an
Artifact: Why Machines are Perceived as Moral Agents en
www.cs.bath.ac.uk/~jjb/ftp/BrysonKime-IJCAI11.pdf).
Experimentar
con la IA puede ayudar
a comprender mejor lo que significa ser humano 3.
Por otra parte,
las cuestiones éticas que se plantean con la IA son las mismas que
se registran con otros artefactos o
constructos humanos como
las bellas artes o las tecnologías.
b) Está mal aprovecharse de la
ignorancia de la gente y hacerle pensar que la IA es humana –
No basta con que los expertos comprendan el papel que juega la IA en
la sociedad sino que tienen la obligación profesional de comunicar
esa comprensión al público en general. La gente que emplea IA debe
saber cuales son sus riesgos reales. Lamentablemente es más fácil
hacerse famoso y vender robots si se anda por ahí aparentando que lo
que venden “necesita ser amado” o presumiendo que su bot es
humano o sobrehumano lo que equivale a tener sexo con una muñeca o
muñeco inflable.
En el año 2010, Bryson participó en
la adopción de Principles of Robotics (Principios de la
Robótica) que se aplican en Gran Bretaña. Los cinco principios son:
1) los robots no deberían ser diseñados como armas, excepto por
razones de seguridad nacional; 2) los robots deben ser diseñados y
operados para cumplir con las leyes actuales, incluyendo las que
protegen la privacidad; 3) los robots son productos y como otros
productos deben ser diseñados para ser inofensivos y seguros; 4) los
robots son artefactos manufacturados: las ilusiones acerca de
emociones e intenciones no deben ser usadas para aprovecharse de los
usuarios vulnerables; 5) siempre debe ser posible ubicar a la empresa
o la persona que es responsable de cualquier robot.
Bryson es una de muchos investigadores
que trabajan en el desarrollo de consciencia artificial y emociones
sintéticas, asuntos que no son más mágicos o merecen más
compromiso ético que las manos o piernas ortopédicas. En los
humanos, la consciencia y la ética están asociadas con nuestra
moral – sostiene - pero esto se debe a nuestra historia evolutiva y
cultural.
En el caso de artefactos tecnológicos,
la obligación moral no está vinculada con una necesidad lógica o
mecánica de auto consciencia o sentimientos. Esta es una de las
razones por las que no se debe hacer responsable a la IA como un ser
abstracto: no se puede penalizarla en forma significativa porque los
buenos sistemas de IA son diseñados en forma modular de modo que las
consecuencias de las malas acciones siempre podrían ser evitadas,
excluidas o extirpadas, a diferencia de lo que sucede en la
naturaleza
c) Los robots nunca serán realmente
nuestros amigos – Los robots, al ser concebidos
por nosotros, siempre serán propiedad de un humano.
En el 2007 Bryson comentó un artículo
de Anne Foerst titulado “Robots y Teología” que
presentaba la perspectiva que los robots son capaces de ser personas
y conocer el pecado y que, como tales, son una parte del mundo
espiritual. Entonces argumentó que aunque es interesante utilizar a
los robots para razonar acerca de lo que significa ser humano
llamarlos “humanos” deshumaniza a las verdaderas personas. Peor
aún, le proporciona a la gente una excusa para imputarle sus
acciones cuando realmente cualquier cosa que haga un robot es
responsabilidad total de los humanos que los crean o los entrenan.
La IA está acelerando un fenómeno de
por si relativamente vertiginoso que viene desarrollándose desde
hace unos 10.000 años: la cultura humana. La cultura humana está
cambiando casi todos los aspectos de la vida en la Tierra,
especialmente la sociedad 4.
La cultura de la especie es acumulativa y diferente de la de otras
especies. La cultura humana es maravillosa y también peligrosa
(exterminamos millones de personas, extinguimos otras especies con
nuestras armas, con la contaminación y con las estrategias de
competencia feroz para aumentar las ganancias).
Dice la Dra. Bryson que al debatir
acerca de ética e IA se ha dado cuenta que mucha gente confunde
inteligencia con sensibilidad. Ella prefiere pensar que la
inteligencia es la capacidad plástica y adaptativa de modificar el
comportamiento en respuesta a los cambios que se perciben en el
medio. La IA existe sin otra motivación que la que le proporciona su
programador humano. Si esto es aceptado se podría admitir que la
primera forma de IA, la que desencadenó la explosión de la
inteligencia, fue la escritura que dio lugar a una memoria externa a
la mente lo que permitió a los humanos volverse más innovadores y
acumular más conocimientos.
d) La cultura humana ya es una
máquina superinteligente que está cambiando el mundo – La
cultura humana es la máquina superinteligente que ha aprendido a
generar más biomasa sobre el planeta que nunca antes (mediante la
extracción de combustibles fósiles) pero que está cambiando toda
esa vida (por lo menos los grandes animales) por unas pocas especies
(humanos, perros, gatos, ovejas, cabras y vacas). Nadie ha intentado
deliberadamente liquidar la biodiversidad en el planeta pero lo
estamos haciendo. En forma similar, nadie decidió que los niños no
estaban suficientemente controlados hasta fines del siglo pasado pero
en unas pocas décadas la niñez y la paternidad han sido
completamente transformadas como resultado de la expansión del
conocimiento. La IA tiene mucho que ver con esos fenómenos pero
estos no son su consecuencia exclusiva: son asimismo el resultado de
los dispositivos móviles de comunicación, la acción de los medios
de comunicación, los cambios en la sociedad y los procesos
culturales.
e) Investigación y protección de
datos personales - La IA y la informática, especialmente las
máquinas que aprenden y también la interacción humano/computadora
(IHC), son capaces de ayudar en la investigación en ciencias
sociales, incluyendo las ciencias políticas, la economía, la
psicología, la antropología. El conocimiento del comportamiento
humano podría ser el mayor beneficio de la IA si nos ayudara a
reducir los conflictos y vivir en forma sustentable. Sin embargo,
saber perfectamente bien lo que una persona individual hará en una
situación particular es obviamente un poder muy pero muy grande.
Las malas aplicaciones de ese poder
incluyen la adicción deliberada de los consumidores a un producto o
servicio, la manipulación de votaciones y de la opinión pública,
la difusión de noticias falsas y otras prácticas manipuladoras. La
inviolabilidad de nuestra información personal - advierte Bryson -
debe ser preservada como la del hogar. En primer lugar, nuestra
información personal no puede ser vendida sino, en el mejor de los
casos, prestada para un fin específico. Este es el modelo que
aplican las compañías de software para su productos. Por ende –
recomienda - si sospechamos que nuestra información ha sido
utilizada en una forma que no aprobamos, debemos ser capaces de
demandar judicialmente 5
y las aplicaciones que recogen nuestros datos personales deben
protegernos de cualquier intrusión.
Psicoterapeutas virtuales y otros
antecedentes
Entre 1964 y 1966, Joseph
Weizenbaum 6,
un científico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT),
desarrolló un programa de
computadora que
simulaba
ser
un psicoterapeuta de
la escuela de Carl Rogers 7
. ELIZA (así se llamó el programa) hacía preguntas abiertas con la
intención de animar al usuario a discutir sus emociones. Weizenbaum
se sorprendió al ver como las
personas
hablaban de sus problemas íntimos
con la máquina, hasta tal punto que cuando el
experimento terminó, algunos sujetos se negaron a creer que habían
estado intercambiando mensajes con una máquina y no con un
psicoterapeuta.
Ha pasado más de medio
siglo desde que operó ELIZA y en el campo de la psicoterapia
computarizada no ha habido mayores avances. Es cierto que la
psicoterapia puede llevarse a cabo mediante internet, mediante
correos electrónicos o videoconferencias (terapia en linea) pero se
trata de formatos poco utilizados por su falta de eficacia . Se
asimilan a los llamados tratamientos de autoayuda, modas o propuestas
que únicamente reportan beneficios duraderos para sus propagandistas
y practicantes y no para quienes se someten a ellas.
Los cuestionarios de
intención psicodiagnóstica pueden ser administrados por una máquina
pero en realidad la intervención de la IA no resulta útil por la
frialdad y distanciamiento aun cuando se empleen algoritmos
conversacionales. Es lo que los psicoterapeutas señalan como “falta
de rapport” 8.
Se dice que algunas formas de terapia, como la terapia
cognitivo-conductual (TCC), son especialmente adecuadas para este
tipo de entrega algorítmica. Sin embargo, otras técnicas de
terapia, como las que dependen más de la relación
terapeuta/paciente , son mucho más difíciles de automatizar. A los
ojos de los reduccionistas, las psicoterapias son mucho más
difíciles de evaluar pero en este caso interviene otro concepto
fundamental que es el de la curación sobre el que, al igual que la
definición de inteligencia, no existe un consenso científico.
Ciertos psicólogos
noveleros, como Albert “Skip” Rizzo9
en la Universidad del Sur de California, desarrollaron hace unos años
a “Ellie, la terapeuta virtual”, un bot conversacional
destinado a tratar una serie de trastornos, especialmente el síndrome
de estrés postraumático que afectaba y afecta a muchos militares
estadounidenses, ex-combatientes que retornaron de Irak, Afganistán
y otras guerras. Naturalmente Ellie fue financiada por las
fuerzas armadas y Rizzo plantea que es "forzar a la
psicología —aunque sea a regañadientes— a incorporarse al siglo
XXI".
Los partidarios de Ellie
emplean el manido argumento que algunos pacientes prefieren abordar
sus problemas íntimos con ella en lugar de hacerlo con un o una
terapeuta humana. Por otro lado, muchos científicos ven al bot como
un truco barato, en que una computadora sin inteligencia tiene la
capacidad de engañar a los pacientes para hacerles creer que están
hablando con una persona sensible e inteligente.
Según Rizzo lo que a
menudo rompe esa ilusión en la conversación entre el paciente y
Ellie no es el contenido de lo que se habla - ya que el
algoritmo se ajusta al guión que se le hizo, que a su vez está
basado en miles de sesiones de terapia clínica tradicional10
– sino en lo que él llama la “sincronización” es decir a la
forma en que los humanos detectamos e interactuamos en base a la
observación de las emociones durante la conversación. Para mejorar
esta “sincronización”, Ellie ha incorporado módulos con
cámaras que escudriñan el rostro del paciente, su postura, el
movimiento de sus manos y los cambios en la voz, para determinar el
estado emocional de su interlocutor.
A pesar de estos perfeccionamientos
Rizzo ha manifestado que los terapeutas virtuales no reemplazarán a
los humanos. Como en el caso de los algoritmos seleccionadores
utilizados para el acceso al trabajo, estos terapeutas virtuales
harán la atención de primera linea, una especie de triaje que
permite contar con los antecedentes básicos de un gran número de
personas, descartar expeditivamente a los que no encajan en alguna o
algunas pautas del algoritmo y permitir que el terapeuta humano
dedique su atención a quien lo merezca o lo pague adecuadamente.
Aquí también, en los cargos de ingreso (al trabajo o al
tratamiento) los aspirantes serán manejados por máquinas. En tanto,
en los niveles superiores la atención y las decisiones estarán con
mayor frecuencia en manos de psicólogos u otros técnicos humanos.
"El
problema que tenemos – declaró Rizzo - particularmente con
la actual crisis de salud mental en el ejército, es que no contamos
con suficiente personal bien entrenado para manejar el asunto".
Por su Instituto de Tecnologías Creativas han desfilado cientos de
miles de soldados y veteranos que sufren varios niveles de estrés
postraumático y allí se realizan experimentos con “humanos
virtuales”.
Algunos
de los colaboradores del Director, como el joven especialista
franco-canadiense Louis-Philippe Morency 11,
dirijían el trabajo con Ellie con lo que llaman el “Modo
del Mago de Oz". Mientras un paciente se entrevista con Ellie
(sentado ante una pantalla plana que presenta, en tamaño casi
natural, a una figura femenina en un sofá), en un gabinete cercano
dos técnicos van controlando lo que Ellie dice, van ajustando
el tono de su voz, sus expresiones y su lenguaje corporal para sacar
el mayor partido del encuentro.
Según
Morency, Ellie “estaba aprendiendo a ser humana”,
es decir a simular con mayor perfección sus respuestas porque se le
está entrenando para responder e interpretar como lo haría un
terapeuta con sus pacientes. Hace unos años pronosticaban que la bot
podría funcionar sola y según estos técnicos realizar terapia en
linea utilizando la experiencia clínica de los mejores psicólogos
del mundo. Según ellos se trata de una forma objetiva de medir el
comportamiento humano que además operará como una asistente del
especialista, en la misma forma en que un análisis de sangre
facilitado por el laboratorio ayuda al médico a tomar decisiones.
Sin embargo la aplicación no ha conseguido despegar y extenderse a
otros ámbitos.
Más
allá del perfeccionamiento de los psicoterapeutas virtuales sus
posibilidades prácticas parecen concentradas en los países ricos o,
más específicamente, en situaciones como aquellas para las que
Ellie fue diseñada: el estrés postraumático como frecuente
efecto de las intervenciones militares sobre la psiquis de los
soldados estadounidenses.12
Mutación
de la autoayuda: grandes negocios
para los gurús de Internet
Los
promotores estadounidenses de la IA en el campo de la psicoterapia,
piensan que es una oportunidad para millones de afectados por
diferentes patologías psíquicas pero advierten que los beneficios
de estos métodos deben ser cuidadosamente confrontados con sus
limitaciones. En realidad, hasta ahora, la eficacia a largo plazo de
la IA en materia de salud mental no ha sido probada y en cambio
parece haber sido captada como una oportunidad para hacer grandes
negocios a través de Internet.
Según
el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, uno de
cada cinco adultos experimentan algún tipo de problema de salud
mental, el 17,9%. Hay por lo menos tres razones por las que la
incorporación de terapeutas virtuales resulta tentadora para los
planificadores de ese país. Una de ellas es el costo de los
tratamientos (la atención de la salud mental ha superado a los
tratamientos cardiológicos que hasta hace poco eran los más
costosos en los EUA). Otra de las razones es la falta de personal
idóneo para enfrentar los problemas de salud mental y finalmente el
estigma que todavía pesa sobre la enfermedad mental (y en este caso
algunos piensan que muchos pacientes confiarían más en una máquina
que en un terapeuta humano).
El
psicólogo clínico Alison Darcy creó Woebot, un programa
integrado a Facebook que apunta a replicar las conversaciones que un
paciente podría mantener con un o una terapeuta. Woebot es lo
que en la jerga de Internet se denomina un chatbot (un robot
conversacional) que se asemeja a una mensajería instantánea. La
tecnología pregunta acerca del estado de ánimo y los pensamientos,
“escucha” como se siente la persona y ofrece herramientas propias
de la terapia conductual cognitiva (TCC) cuyas recetas son muy
similares a las llamadas técnicas de autoayuda13.
Darcy
advierte que Woebot es un robot que no puede sustituir al
contacto humano, entre otras cosas porque las personas suelen
requerir tratamientos muy distintos que una sesión virtual es
incapaz de brindar. Sin embargo, los avances de los procesadores de
lenguaje natural y la popularización de los smartphones ha
hecho que los bots conversacionales (chatbots) sean las nuevas
estrellas en el firmamento de la IA aplicada a la salud mental.
Astutos empresarios los han multiplicado. Pagando una suscripción o
comprando una aplicación se puede acceder a una amigable consejería
terapéutica en segundos chateando desde el móvil, a cualquier hora
y en cualquier lugar.
Los
gurús de Internet se han lanzado a operar en distintos idiomas. Emma
es un bot que se expresa en holandés y ha sido diseñado para
manejar situaciones de ansiedad leve. Karim en cambio se
expresa en árabe y se ha empleado para asistir a refugiados sirios
que escapan de las atrocidades de la guerra. Sara es el bot en
inglés y Mila es su versión en español. Todos los programas
fueron desarrollados por X2AI (Automated Mental Healthcare using
Emotional Artificial Intelligence, o sea Atención de salud mental
automatizada mediante inteligencia emocional artificial) un empresa
radicada en Amsterdam y en California.
El
“bot madre” de esta compañía es Tess, cuya
propaganda puede verse en la página de la empresa:
https://www.x2ai.com/ o
en
https://planetachatbot.com/una-psic%C3%B3loga-perdida-en-inteligencia-artificial-538ebbdde6a5
. En esta última página la
psicóloga Mili Escoredo hace alabanzas
de su jefe, el CEO de X2AI, Michiel Rauws, un holandés de 29 años.
La única formación en psicología de este personaje parece ser
haberse sometido a
tratamiento con
un terapeuta cognitivo conductual (TCC) que le sirvió de modelo para
desarrollar sus lucrativos
algoritmos.
Se dice que cuatro
millones de personas de todo el mundo han pagado para acceder a este
bot conversacional de salud mental “diseñado por psicólogos
clínicos” (anónimos) que acompaña a las personas a través de
los momentos difíciles para desarrollar resistencia por medio de
conversaciones a través de mensajes de texto, similares a las que se
mantendrían con un amigo o un consejero. Los promotores aseguran que
el algoritmo sanitario producirá una mejora en dos semanas. Como
suele suceder, las credenciales científicas de los creadores son más
bien vagas, sobre todo cuando anuncian que “se ha descubierto
que reduce la depresión en un 13% y la ansiedad y el estrés en un
18%” 14.
Tess está disponible sin límites y a demanda durante las 24 horas
todos los días. Seis son las indicaciones en las que proporcionaría
un pronto alivio: depresión, ansiedad, estrés, salud mental de los
estudiantes, burnout laboral y respaldo o alivio a cuidadores.
Un fuerte competidor de X2AI,
aunque muy similar,
es Ginger.io que
proclama “Consejería a demanda en todo momento, en todo
lugar”. “Apoyo emocional en menos de 60 segundos”. Con la
aplicación Ginger.io se obtiene apoyo emocional “cuando lo
necesites y sin ser juzgado”. “Es tan conveniente y discreto como
enviar y recibir textos en tu smartphone y, lo mejor de todo, si tu
empleador participa es gratuito y asequible para ti”.
Estos muchachos incursionan en coaching, es decir consejería, y
en lo que presentan como telepsicología,
telepsiquiatría y
autocuidados personalizados.
La
lista de clientes de Ginger.io
lleva a pensar que, aunque
sea a punta
de canjes (publicidad por servicios),
esta empresa está jugando
en una divisional
superior que X2AI. Como
clientes aparecen empresas
como Kaiser Permanente (una
compañía
californiana de seguros de salud que dice tener más de 211.000
empleados), el New York Times y el Wall Street Journal, Fast Company
(una revista mensual estadounidense centrada en los negocios y la
tecnología que asegura tener un tiraje superior a los 700.000
ejemplares) y el Foro Económico Mundial (la fundación de los
ultrapoderosos con sede en Ginebra, también conocida como Foro de
Davos).
Entusiastas
y previsores en materia de IA y salud pública
La
IA tampoco superará a los
humanos en atención de la salud mental pero
el tema de las contribuciones y las salvaguardas en relación con la
inteligencia artificial y la salud pública es candente y ha motivado
intervenciones anuales de sucesivos Directores Generales de la
Organización Mundial de la Salud (OMS). El actual Director General,
el médico y político etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, que
ocupa el cargo desde hace menos de un año, parecería más inclinado
hacia el bando de los entusiastas mientras que su antecesora, la
médica chino-canadiense Margaret Chan Fung Fu-chun (delegada de la
República Popular China), que encabezó la organización entre el
2006 y el 2017, aparece como una decidida impulsora de la
incorporación de IA al tiempo que destaca las salvaguardas
necesarias para evitar aplicaciones inapropiadas.
Vamos
a parafrasear lo que manifestó la Dra. Chan en una reunión mundial
de alto nivel patrocinada por la OMS y la UIT (el organismo de las
Naciones Unidas especializado en las TICs) que se llevó a cabo en
Ginebra. Ante una concurrencia formada por expertos en salud
pública, medicina, psicología, inteligencia artificial y
representantes de la industria, la Dra. Chan señaló que algunos
analistas de mercado pronostican que las máquinas inteligentes,
programadas para pensar y razonar como la mente humana,
revolucionarán los servicios de salud en un futuro muy cercano. De
hecho – dijo - por lo general, los defensores del poder
transformativo de la inteligencia artificial dan dos ejemplos: los
coches autónomos y la prestación de los servicios de salud.
En el influyente informe Internet Trends Report del 2017,
que se publicó en los Estados Unidos, se abordan por primera vez los
efectos de las nuevas tecnologías en los servicios de salud, y se
vuelve a pronosticar un gran efecto de transformación. La
inteligencia artificial plantea un nuevo límite que superar en el
sector de la salud. Como ocurre a menudo, la velocidad de los avances
tecnológicos ha superado nuestra capacidad para materializarlos en
políticas públicas sólidas y hacer frente a una serie de dilemas
éticos.Quedan muchos interrogantes por responder, y todavía no estamos seguros de saber cuáles son todas las preguntas que necesitamos hacer - advirtió la Directora – porque gran parte del entusiasmo en torno a las máquinas inteligentes al servicio de la salud refleja la visión de los países ricos y las empresas privadas con buenos recursos. Necesitamos una perspectiva más amplia.
Creo que deberíamos estudiar los posibles beneficios, riesgos y dilemas éticos en el contexto que ofrecen las tendencias mundiales que definen cuáles son las necesidades sanitarias de prioridad. Durante la última década, he visitado numerosos países en que la mayoría de las instalaciones sanitarias carecían de recursos básicos, como electricidad y agua corriente. Me resultaría difícil hablar a estos países sobre las bondades de la inteligencia artificial cuando, por falta de energía eléctrica, ni siquiera funcionan las máquinas corrientes para analizar las muestras de los pacientes o esterilizar los equipos.
En toda discusión sobre el potencial de las máquinas inteligentes para revolucionar la prestación de los servicios de salud, se deben tener en cuenta estas brechas inmensas entre las capacidades básicas. Al mismo tiempo, también he observado la omnipresencia de los teléfonos inteligentes, incluso en los entornos con recursos más limitados. Puede que las escuelas no tengan retretes o letrinas y que los niños no tengan zapatos, pero los teléfonos inteligentes están a la orden del día.
La clásica dicotomía de las condiciones de salud entre los países ricos y los países pobres ha quedado atrás. En todos lados, la salud está sujeta a las influencias de las mismas fuerzas dominantes, a saber, el envejecimiento de la población, la rápida expansión de la urbanización no planificada y la comercialización de productos insalubres a nivel mundial.
Bajo la presión que ejercen estas fuerzas, las enfermedades crónicas no transmisibles han tomado el lugar que ocupaban las enfermedades infecciosas como la principal causa de muerte a nivel mundial. Los comportamientos humanos y los entornos en que la gente toma las decisiones relativas a su estilo de vida influyen profundamente en enfermedades como la cardiopatía, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas.
Estas son algunas de las enfermedades más “democráticas”, que afectan a todos por igual, sin distinción por grupo de ingresos ni ubicación geográfica. También son las más costosas.
¿Podría la inteligencia artificial ayudar a tomar mejores decisiones sobre el estilo de vida? ¿Podrían las máquinas inteligentes ayudar a los consumidores a entender las etiquetas de los alimentos o interpretar las distintas opciones en el menú de un restaurante? ¿Podría una aplicación de teléfono inteligente ayudar a las personas con diabetes a mantener un buen control metabólico entre sus consultas al médico? se preguntaba la Dra. Chan.
Además, la demanda de tratamientos a largo plazo o de por vida para las enfermedades crónicas ejerce una presión insostenible sobre el personal de la salud, que está sobrecargado. La Comisión de Alto Nivel sobre el Empleo en el Ámbito de la Salud y el Crecimiento Económico estima que, para 2030, se necesitarán 40 millones de trabajadores sanitarios adicionales para tratar las enfermedades no transmisibles y las afecciones como la demencia en los países ricos. Por su parte, se espera que en los países en desarrollo haya un déficit de 18 millones de trabajadores sanitarios.
Los avances tecnológicos que han eliminado varios puestos de trabajo, sobre todo de la clase media, son en cierta medida la fuerza impulsora de las olas de populismo y los movimientos antiglobalización que se están propagando por algunas partes del mundo.
Habida cuenta de la considerable insuficiencia de trabajadores sanitarios, el uso de la inteligencia artificial en el sector de la salud podría llegar a reducir la sobrecarga de trabajo del personal. Esta es una de las ventajas: sin duda, algunos profesionales de la medicina se opondrán a las tecnologías nuevas y revolucionarias, pero, por el momento, no será porque representen una amenaza para sus puestos trabajo.
Dada la capacidad de las supercomputadoras y los superchips para recabar y organizar grandes cantidades de datos, resulta fácil prever una serie de aplicaciones en el sector de la salud. Como sabemos, a menudo la información sobre la salud está desorganizada y mal estructurada. En muchos casos, se recolecta sistemáticamente, pero no se analiza ni se usa de ese modo. La inteligencia artificial puede dar una estructura a esos datos y orientar algunas decisiones médicas sobre la base de la detección de patrones.
Las supercomputadoras pueden acelerar el proceso de análisis de nuevos compuestos moleculares en la búsqueda de nuevos medicamentos. Además, pueden reducir el tiempo de lectura e interpretación de los resultados de radiografías, electrocardiogramas, ecografías, tomografías computarizadas, e incluso el análisis de las muestras de sangre. Al reducir el margen de error humano, las supercomputadoras pueden ayudar a formular prognosis y diagnósticos más precisos y aumentar la seguridad de los pacientes.
Entre las aplicaciones que se están gestionando, se encuentra el uso personal de los teléfonos inteligentes para comunicar los síntomas y obtener un diagnóstico de la nube. Los desarrolladores entusiastas consideran que, al evitar que quienes estén preocupados saturen la capacidad de las clínicas y las salas de emergencia, se podrían reducir los costos de los servicios de salud.
Para los pacientes que se están recuperando de accidentes cerebrovasculares o de otra índole, los desarrolladores han puesto en marcha un sistema que une la tecnología de sensores con los últimos avances en computación en la nube y proporciona ejercicios de fisioterapia personalizados que pueden hacerse en casa. El sistema tiene una función de retroalimentación inmediata que mantiene un registro de los movimientos correctos e incorrectos. Se estima que su costo es igual al 10 % del valor de las sesiones de fisioterapia que se dan en las instalaciones sanitarias.
En medio de tan emocionante potencial -advirtió Chan - hay varias razones por las que debemos actuar con precaución.
En primer lugar, las decisiones médicas son complejas. Dependen del contexto y los valores como el cuidado y la compasión. Dudo que las máquinas logren alguna vez imitar la compasión humana. En segundo lugar, las máquinas pueden servir de apoyo a la labor de los médicos, organizando, racionalizando y simplificando los procesos necesarios para el diagnóstico u otras decisiones médicas. Sin embargo, la inteligencia artificial no puede reemplazar a los médicos y enfermeros en sus interacciones con los pacientes.
En tercer lugar, debemos tener en cuenta el entorno y lo que implica en la vida de la gente. ¿De qué sirve tener un diagnóstico temprano de cáncer de piel o de mama en un país donde no hay oportunidades de tratamiento, especialistas, ni instalaciones especializadas, o donde el precio de los medicamentos es demasiado alto, tanto para los pacientes como para el sistema de salud?
¿Qué pasa si una aplicación de teléfono inteligente pasa por alto un síntoma que está señalando una enfermedad subyacente de gravedad? ¿Se puede demandar a una máquina por negligencia?
Los medicamentos y los dispositivos médicos están sujetos a muchos reglamentos, y por buenas razones. Las facultades de medicina están acreditadas. Los médicos y los enfermeros obtienen una licencia para practicar sus profesiones y a menudo se los obliga a hacer cursillos de educación permanente. ¿Cómo se regula una máquina que ha sido programada para pensar como un humano?
Las cuestiones regulatorias deben resolverse antes de que las nuevas tecnologías de inteligencia artificial lleguen al mercado. Ya se está cuestionando la fiabilidad de los dispositivos portátiles que evalúan el rendimiento cardíaco. En la historia de la medicina hay numerosos ejemplos de tecnologías que terminaron por rechazarse porque daban una falsa sensación de seguridad.
La recolección de grandes cantidades de datos plantea cuestiones serias en relación con la privacidad de los pacientes y la confidencialidad sacrosanta de los registros médicos. Estas son otras problemáticas que deben estudiarse con anticipación. Por último, debemos tener en cuenta que en muchos países en desarrollo no hay grandes cúmulos de datos por recabar. Estos son países que aún no cuentan con sistemas de información en que almacenar los registros civiles y las estadísticas de causas de muerte.
En resumen, la inteligencia artificial en el sector de la salud tiene un potencial inmenso, pero también es inmensa la necesidad de tomar algunas precauciones.
Nada que agregar a una advertencia que no tiene desperdicio.
1La
Dra. Joanna Bryson es una especialista británica en IA y en ética
de la investigación que trabaja en la Universidad de Bath. Desde
hace más de 20 años mantiene un blog y su producción
bibliográfica es de referencia mundial en los temas de su
especialidad. Recomendamos muy especialmente acceder a su blog:
https://joanna-bryson.blogspot.com
. De la introducción a su blog y de uno de sus trabajos sobre ética
e IA citaremos extensamente.
2Stephen
Hawking (1942-2018) físico, cosmólogo y matemático británico
recientemente fallecido.
3Christian,
Brian (2011) The Most Human Human, Barnes & Noble, Nueva
York. Un texto interesante que, hasta donde sabemos no ha sido
traducido al español, a pesar de haber sido best seller en los
países anglosajones. El autor de “El humano más humano” hizo
una investigación sobre la competencia anual entre programas o bots
conversacionales que se desarrolla para superar el Test de Turing,
es decir para hacer creer a los jueces humanos que su interlocutor
es también humano. Christian analizó los increíbles logros de los
programas presentados así como las fallas fascinantes que
demostraron, para destacar las capacidades o habilidades típicamente
humanas para aprendrer, para comunicarse, para entender y para
intuir. De este modo, en una época en donde las máquinas parecen
estar desplazándonos y sustituyendo en esas capacidades, el autor
reclama la atención acerca de que tan humanos somos capaces de ser.
4La
Dra. Bryson incluye en su blog una entrada titulada The
Intelligence Explosion started 10,000 years ago (+/- 2,000) (La
explosión de la inteligencia comenzó hace 10.000 años <+/-
2.000>) en la que argumenta
que la llamada “explosión de la inteligencia” no se producirá
a futuro como efecto del desarrollo de la IA sino que se remonta a
10 o 12 milenios atrás cuando surgió la escritura.
5En
nuestro país son los bienes que ampara la ley 18.331 de agosto del
2008, Ley de protección de datos personales y “habeas data”.
6
Joseph Weizenbaum
(1923
- 2008)) fue profesor
emérito de informática
en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts y se le considera uno de los
progenitores de la IA. En
la década de los 50
creó la primera computadora utilizada en un banco y el Departamento
de Ciencias de La Computación del MIT.
ELIZA (1966)
aplicaba reglas
de concordancia entre
patrones de
frases de los humanos para calcular sus respuestas. Los
efectos que observó le
llevaron a convertirse
en un firme crítico de la IA.
Su influyente libro El
Poder de las Computadoras y la Razón Humana
(Computer Power and
Human Reason)
(1976) afirma
que cuando la Inteligencia Artificial se desarrolle
no se debería
permitir que
las computadoras
adopten
decisiones importantes porque nunca tendrán cualidades humanas como
la compasión y la sabiduría al no haber crecido en el entorno
emocional de una familia humana. Fue
un pacifista que se opuso a la creación de soldados robot. se dice
que, desde este punto de vista, él fue a la informática lo que
Albert Einstein fue a la física nuclear.
7Carl
Rogers (1902 – 1987) fue un psicólogo estadounidense
fundador de un enfoque psicológico denominado psicoterapia centrada
en el cliente. La teoría del yo de Rogers pretendía ser
humanística, existencial y fenomenológica. Carl Rogers trabajó en
el Human Ecology Fund una organización de fachada de la CIA, desde
fines de los 50 hasta los 60, que financiaba a psicólogos que
estudiaban la personalidad. La CIA le encargó a Rogers y sus
colegas que investigaran la personalidad del líder soviético
Kruschev para desarrollar una metodología para tratar con él y
manipularlo. En esta empresa Rogers reconoció su fracaso.
8Por
rapport se entiende una relación estrecha y armoniosa que permite
las personas capten y comprendan los sentimientos de los demás,
entiendan sus ideas y establezcan una buena comunicación.
9Albert
Rizzo opera desde la sede en Playa Vista, California, del Instituto
para Tecnologías Creativas , donde es Director de Realidad Virtual
Médica.
10Es
la misma técnica que emplean los programadores de máquinas
jugadoras de ajedrez: atiborrar una memoria casi infinita con
decenas de miles de partidas de todos los Grandes Maestros de todos
los tiempos y decenas de miles de análisis posicionales y
problemas, históricos o desarrollados a medida, que la computadora
es capaz de analizar en milésimas de segundo y anticipar en decenas
de movimientos los de su rival humano. En suma: fuerza bruta carente
de sutileza y flexibilidad.
11Louis-Philippe
Morency ya no trabaja con Rizzo en la U. del Sur de California sino
en la Universidad Mellon, En los últimos años desarrolló Watson,
una biblioteca instantánea para reconocimiento de conductas no
verbales, muy empleada para agregar “percepción” a las
interfaces incorporadas en porgramas de IA. Ha sido muy galardonado
por su trabajo en los últimos dos años y desde hace más de cinco
lejos de Ellie.
12En
1920, desde la Dirección
de Guerra Psicológica del Ejército británico, el
psiquiatra John
Rawlings Rees (1890-1969)
creó
la Clínica Tavistock. Los
psiquiatras británicos querían estudiar y tratar las llamadas
“neurosis de guerra” que afectaban a cientos de miles de
ex-combatientes que volvían con el psiquismo destrozado por las
condiciones bestiales de las trincheras de la Primera Guerra
Mundial. Uno de los objetivos primarios era establecer el "punto
de ruptura"
de las personas sometidas a un estrés muy intenso, tanto civiles
como militares. Estudios que posteriormente se ampliaron a la
investigación de la conducta y el comportamiento e
incluyeron a representantes del psicoanálisis en Gran Bretaña
(como Ronald Fairbairn y Wilfred Bion).
En 1947 cambió
su nombre a
Instituto Tavistock de Relaciones Humanas financiado
por la Fundación
Rockefeller.
13Los
interesados en obtener una relación extensa de las TCC (en inglés)
puede recurrir a:
https://positivepsychologyprogram.com/cbt-cognitive-behavioral-therapy-techniques-worksheets/
14Estos
resultados que parecen puramente propagandísticos, como esos
productos que “matan el 99,9% de los gérmenes” y tienen como
respaldo un artículo a publicar en una revista científica: Fulmer
R, Joerin A, Gentile B, Lakerink L, Rauws M; Using
Psychological Artificial Intelligence (Tess) to Relieve Symptoms of
Depression and Anxiety: A Randomized Controlled Trial;
Journal of Medical Internet Research - International
Scientific Journal for Medical Research, Information and
Communication on the Internet (forthcoming/in press) DOI:
10.2196/mental.9782
. URL: https://preprints.jmir.org/preprint/9782
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