APARTA
DE MI ESTE CÁLIZ
¡Entrelazándose
hablarán los mudos, los tullidos andarán!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!
¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!
¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá!
(César
Vallejo, 1938)
Lic.
Fernando Britos V.
PSICÓLOGOS
Y MANIPULADORES - Aleksandr Kogan, el joven psicólogo
británico de origen moldavo, que produjo la aplicación
“thisisyourdigitallife” para la discreta empresa manipuladora
londinense Cambridge Analytical, fue un peón de los que
lamentablemente, en nuestra profesión, hay cientos de miles por todo
el mundo. La determinación de los perfiles psicológicos y las
colecciones de rasgos tienen antecedentes basados, en lo fundamental,
en la desesperación clasificatoria y represiva del conductismo y en
las elucubraciones pseudocientíficas de Carl Jung.
Cambridge
Analytical no es la única impresa de este tipo, hay cientos. De esta
se sabe que sus socios son la corrupta realeza británica, los
megamillonarios y las fuerzas armadas. Vamos a entendernos: esta
gente no solamente vende información para manipular elecciones, está
probado que ofrece otros servicios como el montaje de escándalos
sexuales, campañas de enchastre y posiblemente actúen como
intermediarios para delitos de sangre, atentados y asesinatos
selectivos. Es posible que siguiendo las huellas de estas
organizaciones se pueda llegar a los autores del atentado contra el
ex- espía ruso o a la reciente y misteriosa muerte de Adrián Lamo,
el hacker colombo-estadounidense que denunció a la soldado Manning y
compartió con ella secretos que no han sido desvelados.
Muchas
veces hemos denunciado el engaño que suponen los tests de
personalidad, mal concebidos (carentes de validez y confiabilidad) y
mal aplicados (en la medida en que cualquier se cree habilitado para
“descubrir la personalidad profunda” mediante cuestionarios,
manchas de tinta, figuras ambigüas, etc. Hay miles de charlatanes
promoviendo tests de personalidad y herramientas para hacer
autoanálisis, selección de personal y otros engaños. El negocio de
la llamada autoayuda como los horóscopos se desplazó hace tiempo de
la revistas de variedades y de la farándula, al campo inmenso de la
informática y más específicamente al de las llamadas redes
sociales. Facebook y las empresas de su propiedad: Instagram,
WhatsApp, Oculus VR y PrivateCore, además de Twitter y otras
menores, tienen más de 1.500 millones de usuarios en todo el mundo.
El
poder de estas redes es impresionante. Su capacidad de recopilación
y correlación de la información mediante algoritmos supera lo
creíble desde
los domicilios y lugares de trabajo, los viajes que se hacen, las
cosas que se compran, lo que se piensa, lo que se critica, lo que se
vota, las horas a las que se duerme, las lecturas que se hacen, los
programas que se ven, la música que gusta, sirven
para diseñar esos “perfiles”.
Facebook
conoce perfectamente la
imagen de
sus usuarios o mejor dicho,
todas sus imágenes, porque los
ha estado observando desde que abrieron
sus
cuentas.
El sistema de reconocimiento facial perfeccionado por Facebook
es capaz de identificar a una persona con un 98% de precisión y
puede distinguirla entre 800 millones de fotografías en menos de
cinco segundos.
Una vez que
el usuario abrió su cuenta en Facebook ya no puede escapar aunque la
cierre. Muchas personas no se han dado cuenta que al ingresar han
aceptado una forma contractual, un permiso, que bajo el título
"Licencia y términos de uso" resulta inevitable: "Usted
le otorga a Facebook el derecho irrevocable, perpetuo, no exclusivo,
transferible y mundial (con la autorización de acordar una licencia
secundaria) de utilizar, copiar, publicar, difundir, almacenar,
ejecutar, transmitir, escanear, modificar, editar, traducir, adaptar,
redistribuir cualquier contenido depositado en el portal".
Esto si que es entregarse atado de pies y manos a cualquier tipo de
manipulación, espionaje y otros usos indebidos.
Mark
Zuckerberg y otros padrinos de las
redes se han enriquecido enormemente traicionando a sus clientes.
Siempre han vendido los datos de sus usuarios con fines comerciales o
lo que es peor para que los
Estados y poderosas
organizaciones internacionales
manipulen el “consumo” de ideas, candidatos y las mentes de los
ciudadanos. Estas megaempresas son simples intermediarios dedicados a
recopilar información de todo tipo para venderla. No prestan un
servicio público son abusadores de la fe pública, simples
alcahuetes del gran capital y los servicios de inteligencia.
Quien
crea que estos fenómenos son exagerados puede hacer la prueba con
cualquier aplicación de negocios, por ejemplo “Mercado Libre” o
“Woow”. Si cualquiera ingresa en esos sitios buscando, digamos
carpas o mochilas, seguirá recibiendo en su dirección electrónica
cientos de ofertas y promociones que los operadores de esos sistemas
consideran que forman parte del interés permanente del potencial
cliente: artículos de camping, prendas de ropa, calzado, canoas,
botes de caucho, cuchillos, armas de caza, avíos de pesca, etc. y
seguirán haciéndolo durante meses y años.
Las
empresas de manipulación de la “opinión pública” no se limitan
a clasificar intereses y apropiarse de direcciones electrónicas sino
que van por todo. Cualquier información, cualquier imagen, números,
letras, códigos, preferencias, paseos, fantasías, las
personalidades alternativas que muchos usuarios crean para alternar
con otras personas, todo será utilizado para enriquecer la base de
datos multidimensional.
Las
rifas que las grandes superficies organizan, ahora ofreciendo como
premio viajes para presenciar el mundial de fútbol en Rusia, o autos
0 kilómetros, etc. son una forma baratísima y muy elemental de
conseguir una masa de información sustancial. Obtendrán nombres y
apellidos, documentos de identidad, domicilios, teléfonos de linea y
celulares, direcciones electrónicas. Después del sorteo en que
invertirán unos pocos miles de dólares tendrán una información
precisa sobre los clientes que ingenuamente se ilusionaron con los
premios prometidos. Lógicamente después de haber dado esa
información la persona pierde totalmente el control de la misma.
Pueden venderla, prestarla o aplicarla con cualquier propósito,
legal o ilegal.
SECRETISMO
Y SUS CÓMPLICES - Muchos de los escribanos, agentes
inmobiliarios y otros intermediarios que se mueven en el terreno de
abultadas transacciones protesten contra la Ley de Inclusión
Financiera. La mayoría de ellos han hecho del secreto su negocio y
por ende, por acción o por omisión, suelen ser cómplices de las
evasiones impositivas y los delitos tributarios como precedentes del
lavado de activos. Hasta aquí el secretismo herido por la norma pero
lo que llama la atención es que muchos de estos personajes que
protestan contra las leyes que dan transparencia y seguridad a las
transacciones se encuentren ingenuamente presentes, a título
personal, en las llamadas redes sociales.
Nada
de esto es novedoso, mucho antes del desarrollo de Internet había
esquemas piramidales de estafa, las cadenas que podían aparecer como
inocentes y desprovistas de fines dinerarios, por ejemplo las
llamadas “cadenas de oraciones”, que sin embargo servían y
sirven para detectar personas sensibles a la apelación que manejan
los promotores del mecanismo.
Para
no caer en manos de los traficantes de información personal, lo
mejor es abstenerse de participar en las redes. El primer principio
si se desea mantener una página de esas es ser absolutamente
selectivo con las “amistades”, limitarse a las personas que se
conozca personalmente, sospechar de las personalidades fraguadas y no
darles entrada. Por otra parte, todas las aplicaciones entrañan
peligros y se debe estar atento. Como es sabido, los crímenes más
repugnantes, los atentados pedofílicos y el asesinato de niñas,
niños y jóvenes, invariablemente tienen una vinculación con una
relación virtual a través de las redes.
Los
especialistas recomiendan que los usuarios de Facebook accedan a
la opción Configuración
ubicada en la parte superior
derecha, para ingresar después al menú lateral izquierdo y elegir
la opción Aplicaciones.
Dentro de Aplicaciones
se podrá ver todos los desarrollos que utilizan la cuenta de
Facebook para ingresar a los respectivos servicios. Cada uno de estos
permisos se debe
remover si se trata de un servicio no reconocible o sospechoso y cabe
decir que la enorme mayoría lo son, porque se trata de anzuelos para
rastrillar información personal.
Quienes
no desean utilizar la cuenta de Facebook en ningún otro servicio
deberán elegir la opción "Aplicaciones, sitios web y
plugins" y desactivar la plataforma que permite utilizar el
perfil de la red social para acceder a otros sitio web o
aplicaciones. También se puede editar la información suele chupar
el creador de una aplicación, un juego o un sitio Web (fecha de
nacimiento, datos biográficos y muchas otras categorías de
información) pero estas medidas son simples paliativos que no
resuelven el problema.
Si
se limita al máximo el acceso a todos estos datos algunas
aplicaciones o sitios Web pueden dejar de funcionar y no hay que
lamentarlo porque es la prueba de que un objetivo central de tal
aplicación es el “rastrillaje” de datos personales. Aunque
Facebook asegura que, desde 2015, no permite que se hagan
recopilaciones de datos como las que realizó Kogan es claro que esas
afirmaciones no merecen el menor crédito. El esquema de negocios de
Facebook es la venta de información de sus usuarios y si dejara de
hacerlo desaparecería. Resistirán, se reciclarán, pagarán multas
y perderán algunos miles de millones de dólares pero sobrevivirán.
Su poder de investigación y manipulación no tiene límites éticos, es oscuro y de vez en cuando trasciende, estalla un escándalo como el de ahora, pero pronto vuelven a las andadas. Esta perversión de la psicología consiste en seleccionar a las personas según parámetros sociales, políticos, religiosos, étnicos, confesionales y profesionales, para incidir sobre todos los campos de la actividad humana. Detrás de los aspectos meramente comerciales se dibuja un sueño nazi, ominoso, de manipulación genética y de selección racial, para el desarrollo de superhombres y supermujeres. Es a los usuarios a quienes nos corresponde apartar de nosotros este cáliz envenenado. Como decía Vallejo sólo la muerte debe morir.
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