EL ODIO CALIENTA EL CORAZÓN
Piotr Ivánovich Rachkovski (Пётр Иванович Рачковский; 1853-1910) fue el jefe del servicio secreto de la Rusia zarista (Ojránnoyie Otdeléniye, conocido como Ojrana). Tuvo su base en París de marzo de 1885 a noviembre de 1902.
“ - ¿Porqué tenéis como objetivo en especial a los judíos?” – pregunta Simonini. “Porque en Rusia hay judíos” – contesta Rachkovski. “Si estuviera en Turquía mi objetivo serían los armenios. (…) El enemigo, para ser reconocible y temible debe estar en casa o en el umbral de casa. De ahí los judíos. La divina providencia nos los ha dado, usémoslos, por Dios, y oremos para que siempre haya un judío que temer y odiar. Es necesario un enemigo para darle al pueblo una esperanza. Alguien ha dicho que el patriotismo es el último refugio de los canallas; los que no tienen principios morales se suelen envolver en una bandera, y los bastardos se remiten siempre a la pureza de su raza. La identidad nacional es el último recurso para los desheredados. Ahora bien, el sentimiento de la identidad se funda en el odio, en el odio hacia los que no son idénticos. Hay que cultivar el odio como pasión civil. El enemigo es el amigo de los pueblos. Hace falta alguien a quien odiar para sentirse justificados en la propia miseria. Siempre. El odio es la verdadera pasión primordial. Es el amor el que es una pasión anómala. Por eso mataron a Cristo: hablaba contra natura. No se ama a nadie toda la vida, de esta esperanza imposible nacen el adulterio, el matricidio, la traición del amigo… En cambio, se puede odiar a alguien toda la vida con tal de que lo tengamos a mano, para alimentar nuestro odio. El odio calienta el corazón”.
Umberto Eco (2010) cita a Rachkovski en su novela-verdad El cementerio de Praga, Ed. Lumen, Barcelona (p. 453).
Nota: en Uruguay actual, el enemigo puede ser ubicado en los menores infractores y el rostro de Rachkovski (sin bombín y sin barba) en el de cualquier político caza votos o presentador televisivo.
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