THE GATEKEEPERS: UN DOCUMENTAL
EXPLOSIVO
Seis ex
jefes de los servicios secretos israelíes reclaman el cese de la violencia y la
convivencia pacífica con los palestinos
Lic.
Fermamdo Britos V.
The Gatekeepers (traducible como “Los
guardianes de la puerta”) ganó el premio de la Sociedad Nacional de Críticos
Cinematográficos de los Estados Unidos como mejor documental y compite por el
Oscar en su categoría. Su director Dror Moreh consiguió reunir testimonios y
análisis de los seis ex jefes del Shin Bet (el Servicio de Seguridad, la
policía secreta de Israel).
Los seis entrevistados enviaron
agentes, con riesgo de sus vidas, a territorio enemigo para secuestrar y
asesinar. Los seis autorizaron torturas en interrogatorios brutales de presos
llevados a cabo sistemáticamente por los servicios de seguridad. Ellos
convencieron a otras personas para que traicionaran a su patria y ordenaron
asesinatos selectivos. Los seis dirigieron el Servicio de Seguridad (en el
periodo comprendido entre 1980 y 2011), el Shin Bet, encargado de la seguridad
interna y del combate contra los terroristas palestinos y, en general, contra
todo lo que consideran una amenaza contra su país. Todos tuvieron a su
disposición un poder ilimitado y grandes medios técnicos. Todos ejercieron ese poder bajo la consigna de
proteger a la población israelí pero el precio humano y moral que este objetivo
demandó fue abrumador.
Los seis se presentaron delante de
una cámara y produjeron sorprendentes revelaciones y desgarradoras visiones
internas del conflicto más prolongado y sangriento de la historia
contemporánea. Se dice que es fascinante escuchar el análisis de la realidad, que
hacen individuos involucrados en los aspectos más violentos y crueles del
conflicto entre israelíes y palestinos”. Moreh no solamente consiguió obtener
reconocimientos francos y directos y análisis efectuados por los ex jefes del
Shin Bet. Estos también reconocieron errores que cometieron mientras estaban al
mando y apuntaron críticas al más alto nivel dirigidas a los dirigentes políticos
de los que ellos dependían.
“La paz no
se crea por medios militares. Se debe construir la paz a través de relaciones
de confianza, ya sea después de las campañas militares o sin hostilidades. Como
alguien que conoce bien a los palestinos, digo que no debería haber problema
para crear genuinas relaciones de confianza con ellos”. Esto es lo que dice –
por ejemplo- Avi Dichter que fue Jefe
del Shin Bet entre 2000 y 2005.
“En el
Estado de Israel no podemos darnos el lujo desmesurado de no hablar con nuestros
enemigos”
dice Avraham Shalom quien estuvo al mando del Shin Bet entre 1980 y 1986. “Debemos hablar con todos los que deseen
hablar con nosotros – sostiene – incluyendo a Hamas, la Jihad islámica y el
Presidente de Irán, Muhamad Ahmadinejad. Aunque su respuesta sea insolente
estoy a favor de continuar dialogando. No hay alternativa”. “En la naturaleza
de los profesionales de la inteligencia está el hablar con todo el mundo. Esta
es la forma de captar el fondo de las cosas. Yo me doy cuenta que él no come
vidrio y el ve que yo no bebo petróleo”.
La película incluye un texto del
filósofo Yeshayahu Leibowitz, ya fallecido, que data de 1968, exactamente un
año después de la Guerra de los Seis Días : “un
país que controla una población hostil de un millón de extranjeros será
necesariamente un Estado de los servicios de seguridad, con todo lo que esto
requiere, con implicancias sobre la educación, la libertad de expresión y
pensamiento y el gobierno democrático. La corrupción que caracteriza a todos
los regímenes coloniales también infectará al Estado de Israel. La
administración deberá, por un lado, manejarse con la supresión de los
movimientos rebeldes de los árabes y , por otro, cultivar quislings, árabes
traidores”. Yuval Diskin, que dirigió el Shin Bet entre 2005 y 2011, “estoy de acuerdo con cada una de esas
palabras”.
En la película, Ami Ayalón – jefe del
Shin Bet entre 1996 y 2000 – cuestionó la eficacia de los asesinatos selectivos
de los líderes espirituales del enemigo y Canni Gillon, el inmediato predecesor
de Ayalón, piensa que Israel podría sufrir otro asesinato político perpetrado
por los fanáticos ultraortodoxos israelíes, que se agregaría al del Primer
Ministro Yitzak Rabin en 1995, cuando llegue la hora de evacuar los
asentamientos ilegales que se han montado en los territorios palestinos
ocupados de la orilla occidental del Jordán.
Por su parte, Jacob Peri, que dirigió
el Shin Bet de 1988 a 1994, reconoció que cualquiera que haya servido en el
Shin Bet y recuerde los operativos nocturnos que incluían la violenta irrupción
en los hogares de familias aterrorizadas “se
vuelve un poco izquierdista”.
Los seis ex directores del Shin Bet
también reconocen que la ocupación de los territorios palestinos inflige un
grave daño al bando israelí. El futuro es negro – advierte Shalom en uno de los
comentarios centrales del filme – acarrea un cambio en la naturaleza de la
población porque está poniendo a la mayoría de nuestros jóvenes en el ejército
y allí ellos ven las contradicciones. Por un lado se pretende que es un
ejército del pueblo y por otro se actúa como un cruel ejército de ocupación,
similar a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
La primera proyección pública de la
película tuvo lugar a mediados del año pasado en Jerusalén. Entonces Moreh
señaló que la idea para hacerla surgió en el 2008 cuando estaba trabajando en
su película “Sharon” (relativa a la trayectoria del belicoso general y Primer
Ministro Israelí que se encuentra en coma desde hace siete años por un
accidente cerebrovascular). En una entrevista con Dov Weisglass, que fue Jefe
de Gabinete de Sharon, éste le contó que
el hombre que fue el principal halcón de la política israelí, promotor de los
asentamientos ilegales en territorios ocupados, de la represión violenta y de
las provocaciones que llevaron al desencadenamiento de la primera intifada,
había quedado muy impresionado en el año 2003 cuando cuatro ex jefes del Shin
Bet declararon que Israel se encaminaba a un callejón sin salida si Sharon
seguía conduciéndolo como lo hacía. Lo que conmovió a Sharon era que esas
declaraciones provenían del corazón mismo de su sistema militar y de seguridad.
Moreh también fue influenciado por un
filme de Errol Morris, “The Fog of War”, sobre los actos del Secretario de
Defensa de los Estados Unidos Robert McNamara. Al inicio se puso en contacto
con Ayalón y éste no solamente se avino a participar sino a convidar a otros
cuatro colegas para hacerlo. El convite fue aceptado sin vacilaciones y Diskin,
que por aquel entonces, era el Jefe del Shin Bet se sumó al proyecto después de
su retiro.
The Gatekeepers es una co-producción
Israelí, francesa y belga. Demandó tres años de trabajo y costó un millón y
medio de euros (contó con el apoyo económico del Canal 1 y de la Fundación
Yehoshua Rabinowitz). Se desarrolla cronológicamente desde 1967 a la fecha y
explora algunos de los acontecimientos clave en el conflicto entre israelíes y
palestinos. Los jefes del servicio secreto de Israel describen las
dificultades, los desafíos, las discusiones y los dilemas morales suscitados
por los arrestos masivos de palestinos, la primera intifadah, los atentados
suicidas, las manifestaciones de los ultraderechistas contra los Acuerdos de
Oslo, el asesinato de Rabin, la segunda intifada y el incidente del Ómnibus
300, en 1984.
En este último caso, unos palestinos
secuestraron un ómnibus israelí. Entonces fueron reducidos y capturados con
vida por el Shin Bet. Los periodistas los mostraron cuando eran retirados,
maniatados, de la escena del secuestro pero fueron asesinados a sangre fría más
tarde. Una investigación posterior demostró que la orden para asesinarlos fue
dada por el entonces Jefe del Shin Bet, Avraham Shalom. El episodio hizo
tambalear al gobierno israelí de entonces y motivó la renuncia de Shalom. Al principio
de las entrevistas este se negó a referirse al caso pero después de varias
horas de trabajo se avino a hacerlo lo cual le da a su testimonio un inmenso
valor.
Nacido en Viena, Shalom fue golpeado
por sus condiscípulos, en 1938, durante la Noche de los Cristales Rotos. En
1960, comandó sobre el terreno el secuestro del nazi Adolf Eichmann en Buenos
Aires y lo condujo a Israel para ser juzgado y colgado. Es Shalom quien aduce
en su testimonio que Israel está haciendo lo mismo que hizo el ejército alemán durante
la Segunda Guerra Mundial: “nos hemos
vuelto crueles” dice al señalar que la ocupación de
los territorios palestinos es un crimen equiparable a los cometidos por los
nazis en la Europa ocupada.
Para la película no solamente se
emplearon más de setenta horas de entrevistas a los seis capos de la seguridad
israelí sino miles de horas de material de archivo y documentos. También se
emplearon reconstrucciones animadas en 3D de algunos episodios, particularmente
el secuestro del Ómnibus 300 y su desenlace.
Un monólogo de Yuval Diskin acerca
del efecto que produce decidir quitarle la vida a un ser humano fue colocado al
principio del filme. Diskin, junto con el entonces Jefe de Estado Mayor del
ejército israelí Moshé Ya’alon actual miembro del gabinete de Netanyahu), son
considerados los padres de los asesinatos selectivos.
El director de la película sostiene
que lo que más le interesa son los aspectos psicológicos que motivan a una
persona y sus dilemas morales. Los miembros del Shin Bet no son más que emisarios,
ha dicho Moreh, enviados por el Estado de Israel para tratar el conflicto entre
israelíes y palestinos por cuenta de su país, para hacer el trabajo más sucio,
brutal y despiadado.
Cuando se le preguntó a Moreh acerca
de la relación entre los jefes de seguridad y los gobernantes dijo que este era
un asunto complicado, en primer lugar porque él supone que algunos de los que
testimoniaron elaboraron su punto de vista actual sobre lo que les había tocado
vivir después de haber pasado a retiro. Por otra parte, todos los jefes del
Shin Bet son funcionarios públicos que dependen del más alto nivel del gobierno
y cuando Moreh les preguntó sobre su relación con sus jefes políticos todos
dijeron que habían planteado sus puntos de vista, muchas veces discrepantes,
con claridad. Diskin recordó que a veces en entrevistas privadas con el Primer
Ministro la discusión era tan fuerte y la gritería tan grande que desde afuera
no se habría sabido quien era el jefe del Shin Bet y quien el titular del
gobierno.
Moreh señala que no cree que los
jefes de seguridad hayan expresado sus ideas políticas en la película, ya sean
de izquierda o de derecha, sino que son hombres pragmáticos que alcanzaron una
profunda comprensión acerca de lo que ha costado, está costando y costará el
conflicto entre Israel y Palestina si se sigue manejando como se lo ha hecho
hasta ahora. Ellos fueron los encargados de usar la fuerza, contando con un
inmenso poder para eliminar a los enemigos señalados por el gobierno y lo
hicieron implacablemente pero ahora se presentan y dicen basta ya, no es
posible seguir por este camino, la fuerza brutal no ha dado resultados y no
resultará en el futuro.
De las declaraciones de Moreh, de las
entrevistas con los jefes de seguridad y de la película misma no es posible
extraer la conclusión que exista algún tipo de “solidaridad entre guerreros”.
Los jefes del Shin Bet no tienen simpatía alguna por sus colegas palestinos.
Tampoco son pacifistas, vegetarianos o arrepentidos, siguen siendo “tipos
duros” pero Moreh - que es un reconocido hombre de
izquierda, partidario de la coexistencia pacífica y equitativa de dos Estados
(Israel y Palestina) y de la devolución integral de los territorios ocupados,
tenaz opositor a Netanyahu – no puede ser acusado de panfletario o manipulador
a pesar de la gritería que ha desatado su filme en el gobierno de su país,
entre los fanáticos ultranacionalistas y en general en la derecha y los medios
conservadores a nivel mundial.
Los ex jefes del Shin Bet dicen que
los dirigentes políticos y diplomáticos de Israel están llevando al país por un
camino errado y que lo primero que deben hacer los israelíes es ocuparse de lo
que ellos están haciendo, de los resultados inútiles y negativos de la
represión y el terrorismo de Estado que ejercen en los territorios ocupados y
contra los palestinos.
Moreh dice haberse vuelto más
pesimista acerca de las perspectivas del conflicto después de hacer la
película. Él cree que Israel ha llegado a un punto de no retorno y que será muy
difícil evitar un desenlace catastrófico para su país porque (asesinado Rabin
el 4 de noviembre de 1995) estima que no hay quien sea capaz de encaminarlo
lealmente hacia una salida pacífica. En tanto asegura que los ex jefes del Shin
Bet son, en general, fuertes críticos pero más optimistas que él, porque le
dicen que surgirán dirigentes capaces de resolver el problema.
El filme de Dror Moreh (que dicho sea
de paso compite por el Oscar a mejor documental con otros cuatro títulos, entre
ellos otro israelí, “Cinco cámaras rotas”) ya ha alcanzado gran reconocimiento
internacional y es un documental de éxito mundial independientemente de los
premios que pueda recibir en estos días.
Moreh pretendía, y vaya si parece
haberlo logrado, crear una película con testimonios de personas que nadie
pudiera desmentir diciendo que no conocían bien el tema, un filme cuyo material
sustancial proviene directamente del corazón de los servicios secretos de
Israel, gente que lidió con el conflicto entre israelíes y palestinos durante
toda su vida adulta, que empezaron su carrera desde abajo como espías y agentes
clandestinos hasta llegar a dirigir, durante años, el Shin Bet (la seguridad
interna mientras que el Mossad se ocupa de la “seguridad externa” jugando un
papel internacional similar al de la CIA desde los Estados Unidos).
Todos los exjefes del Shin Bet
dependían directamente del Primer Ministro de Israel y todos los que aún viven
participaron activa y voluntariamente en la película. Aunque Moreh ha sido
acusado de hacer propaganda anti israelí y de sacar de contexto las
declaraciones de sus entrevistados, esas acusaciones no resisten el menor
análisis. The Gatekeepers es indudablemente un filme político pero el director
no ha tenido la más mínima intención de manipular a sus testigos o a los
espectadores: se dice que el remordimiento y la incredulidad en los rostros de
los exjefes del Shin Bet son muy expresivos y, por otra parte es claro que
están decididos a hacerse oir, que no son personas como para ser inducidas o
coaccionadas para decir algo que no desean decir o que desconozcan en
profundidad cada detalle de los temas sobre los que están opinando.
Por eso la película resulta explosiva
y su crítica a la política y las tácticas del gobierno israelí en el manejo del
conflicto con los palestinos es sencillamente demoledora. Hace unos meses un
ministro del gabinete de Nethanyahu acusó a Moreh, en una audición radial, de
manipular a los exjefes del Shin Bet. Inmediatamente y en la misma emisora, Avi
Ayalón (que dirigió el Shin Bet entre 1996 y el 2000) desmintió al ministro y
aseguró que los seis testigos respaldaban el filme en un 100% (fueron los
primeros en verlo rodeados con sus familiares en exhibiciones privadas). “Estamos ganando todas las batallas y
perdiendo la guerra”, concluye el mismo Ayalón.
Todos los que dirigieron el servicio
secreto llegaron a la convicción de que la única salida posible a uno de los
más sangrientos y duraderos conflictos contemporáneos solamente puede
resolverse mediante la convivencia pacífica de dos Estados: Israel y Palestina,
en pie de igualdad, aunque las esperanzas de lograr este objetivo sean muy
reducidas
En nuestro país, como en otros que
han sufrido el terrorismo de Estado, The Gatekeepers tiene un inocultable
interés. No es necesario ser un “arrepentido” o ceder al remordimiento o a las
presiones de una consciencia torturada o de la condena social, para hacer una
reflexión y tomar una acción decidida contra la violencia inútil y los crímenes
del pasado que afectan, inexorablemente, el presente y el futuro. Solamente se
necesita un mínimo de integridad, coraje y auténtica lealtad a los compromisos
contraídos. Estos seis ex jefes israelíes los han tenido a cara descubierta
pero la verdad también puede ser desvelada anónimamente si existe la voluntad
de no pasar como cobardes y traidores.
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