LA CONTRIBUCIÓN DEL
ABORDAJE CLÍNICO DE LOUIS LE GUILLANT
AL DESARROLLO DE LA
PSICOLOGÍA DEL TRABAJO[1]
Paulo César Zambroni de Souza[2] (Universidad Federal de
Itajubá)
Milton Athayde[3] (Universidad del Estado de
Río de Janeiro)
Resumen
En este artículo, nos proponemos presentar – a partir de la
historia de las cuestiones del campo psi en Francia – elementos para la
discusión acerca de la Psicología del Trabajo. Entendemos que la tradición de
la denominada Psicopatología del Trabajo, en sus diversos linajes, se configura
como una de las vías de desarrollo del análisis (psicológico) del trabajo. La
vida y la obra del psiquiatra francés Louis Le Guillant planteó cuestiones – en
el periodo que va de la década de 1940 hasta la de 1960 – que son todavía hoy
absolutamente relevantes, en el campo de la Psicología y Psicopatología del
Trabajo. Haremos, en un principio, una presentación de sus hechos en cuanto
psiquiatra, y continuaremos tratando sus investigaciones y propuestas en dicho
campo. Junto a esto vamos a volver a levantar las propuestas que Le Guillant
realizó a partir de cada una de sus iniciativas, en el entendido que su
práctica y su teorización pueden arrojar luz sobre algunos problemas que
enfrentamos actualmente.
Palabras clave: Psicología y psiquiatría social;
Psicología del trabajo; Psicopatología del trabajo; Clínica del trabajo;
Psicoterapia institucional.
El psiquiatra francés Louis Le
Guillant (1900-1968) es considerado (Dejours,1980; Clot, 1996ª; Doray, 1996)
como uno de los primeros líderes de un grupo de fundadores de la Psicopatología
del Trabajo (y de la Psicoterapia Institucional) en Francia, que presenta un
pensamiento original sobre las relaciones subjetivas de los seres humanos en su
medio de trabajo y en la vida. En este sentido, se puede considerar que
contribuyó al desarrollo de un importante abordaje clínico en Análisis del
Trabajo, todavía muy poco explorado en sus potencialidades, en Brasil.
Considerando los desafíos que emergen
de la crisis económica capitalista (desempleo estructural y tecnológico) y de
las transformaciones tecnológico-organizacionales, entendemos que nos
corresponde ampliar/reconceptulizar el trabajo y afirmar su centralidad,
desvelándolo como terreno fundamental de las contradicciones y de las
invenciones (Athayde,2004). Con este artículo pretendemos colaborar para el
inventario de las contribuciones de la Psicología en materia de Análisis del
Trabajo según lo propone Clot (1999).
La primera referencia que tuvimos de
Le Guillant se produjo en la década de 1970, en busca de un abordaje “concreto”
del “drama” humano (Politzer, 1928/1974), en el campo de la Psicología y la
Psiquiatría Social, cuando nos enrumbábamos por la línea de la Psicoterapia y
el Análisis Institucional (Lorau, 1975). Una segunda referencia determinante
vino en 1980, con el libro de Dejours: Trabajo: desgaste mental: ensayo de
psicopatología del trabajo (publicado en Brasil en 1987). Posteriormente
nuevamente lo encontramos en textos de campo de la psicopatología del trabajo
(Doray, 1987). A partir de ahí, la voluntad de comprender mejor la vida y la
obra de Le Guillant se fue ampliando así como los materiales disponibles: en
1984, fue publicada una recopilación de sus textos – Quelle psychiatrie pour
notre temps? Travaux et écrits de Louis Le Guillant. En los años 90, el autor
que más atrajo nuestro interés fue Clot (1992;1995;1996a) así como Billiard,
que publicó en el 2001 su tesis de doctorado sobre el surgimiento de la
Psicopatología del Trabajo (PPT). Este conjunto de textos fue la base de nuestros
estudios, parcialmente presentados en este artículo.
Reiteramos que no se trata de un
texto de especialistas historiadores ni una tesis elaborada sobre el autor.
Nuestro método de trabajo, entre tanto, debe señalarse. A partir del momento en
que fuimos afectados por Le Guillant, hemos procurado un contacto exhaustivo
con su producción, a través de recopilaciones de textos escogidos (en el libro
citado que se publicó en 1985) y de otros escritos suyos, que buscamos levantar
de revistas francesas (por ejemplo, L'Evolution Psychiatrique, Information
Psychiatrique y La Raison). También utilizamos obras de sus partidarios más
próximos (ya fueran psiquiatras de su generación, como Paul Sivadon, o de la
generación siguiente, como Lucien Bonnafé, con quien creó la revista La Raison,
incentivados por Henri Wallon), sus contemporáneos en debates (como fue el caso
de F.Tosquelles líder de la clásica experiencia de Saint Alban y de la
constitución de la Psicoterapia Institucional, en ambos casos en compañía de
Bonnafé) o su comentaristas y críticos, así como de quienes buscan hoy explorar
sus potencialidades, entre los cuales Doray y Clot. Entre los autores
brasileños encontramos un reducido número de referencias, siendo la primera
Seligmann-Silva (1986), después Codo, Sampaio e Hitomi (1993) y, enseguida, en
Lima(1998; 2002) y Merlo (2002). Analizamos cada uno de los textos referidos,
cruzamos las informaciones entre si y, siempre que fue necesario, con la
historia de Francia e internacional en el siglo XX. De este modo, hemos
procurado comprender sus experiencias y propuestas teórico-metodológicas y
prácticas, el impacto de sus ideas, situándolas históricamente, así como su
historia de vida, su estilo de pensamiento y sus filiaciones filosóficas y
políticas (inclusive partidarias, como su relación con el Partido Comunista
francés – PCF).
1.PRESENCIA
DE ABORDAJES CLÍNICOS DEL TRABAJO EN LA HISTORIA DE LAS RELACIONES ENTRE
PSICOLOGÍA Y TRABAJO EN FRANCIA
En Europa,
en particular en Inglaterra y en Holanda, desde la década de 1940, ya estaba
sobre la mesa la cuestión de la 'neurosis industrial', de la 'frustración en el
trabajo'. Entonces se podía registrar (Billiard, 1996) el atraso de Francia en
este debate. Mientras que su ingreso en el mismo se da ,a nuestro entender, en
forma muy fecunda.
Para entender el
lugar de Le Guillant en la Psicología del Trabajo, podemos aproximarnos ya sea
a textos más antiguos, como los de Reuchlin (1971) o más específicos sobre el
análisis del trabajo, como el de Leplat (1993), ya sea a los manuales de
Psicología del Trabajo más recientes, como los de Guillevic (1993) y
Levy-Leboyer y Esperandio (1987), además de textos de autores ajenos a la
disciplina, como los de Torbiaux (1993). Preferimos destacar el Seminario sobre
la historia de la Psicología del Trabajo, organizado en el año universitario
1994-1995, por Yves Clot (que organizó su publicación en 1996), como un
acontecimiento que reunió materiales decisivos para esclarecer la herencia
francesa y comprender los problemas contemporáneos de ese campo disciplinario,
así como la relevancia de la modalidad de Psicología del Trabajo aquí enfocada.
Ya en la
presentación de ese libro con las intervenciones en el Seminario, Clot – lejos
de cualquier pretensión de unificación superficial – ensayaba una periodización
provisoria (1996b, p.12-13):
a) entre los años 50 y el fin de los años 70, más allá de la
continuidad de las psicotécnicas, siguiendo una de su herencias, encontramos la
constitución de una linea extraordinaria de análisis del trabajo (Psicología
Ergonómica y Análisis Ergonómico del Trabajo), patrimonio cuya grandeza aún no
tiene, en Psicología del Trabajo en el Brasil, un aprovechamiento y producción
a su altura. Mientras tanto, llamamos aquí la atención hacia un elemento
decisivo: nace, en este mismo periodo, bajo la influencia de Le Guillant y
otros, una modalidad original de Análisis del Trabajo, bajo la denominación más
frecuente de Psicopatología del Trabajo;
b) en el periodo siguiente, todavía en curso, lado a lado con
otras variantes – como las que se acostumbra a designar como Psicología Social
y Psicosociología del Trabajo, además de la Ergonomía y la Psicología
Ergonómica (que bajo la influencia de la Psicología Cognitiva se
diversificaron) – encontramos otras corrientes, como la Psicodinámica del
Trabajo (Dejours, Davezies, Cru) y la Clínica de la Actividad (Faita, Clot),
que presentan un significativo desarrollo.
En este
artículo - teniendo a Le Guillant como intermediario – vamos a presentar este
abordaje para su análisis, cuya proveniencia puede registrarse desde el inicio
del siglo XX, emergiendo en los años 50 (Billiard, 1996; 2001; Doray, 1987;
1996).
2. LE GUILLANT Y LA FUNDACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
(PPT)
Los textos[4] considerados fundacionales
de la Psicopatología del Trabajo en Francia son de la autoría de Paul Sivadon y
de Louis Le Guillant. Sivadon, también psiquiatra de destaque en todo este
proceso (desde la “Revolución Psiquiátrica” de los años 20-30 en Francia), publicó
en 1952 un artículo intitulado “Psico-patología del Trabajo”, donde esta era
considerada como una “[...] prolongación directa de las Psiquiatría
hospitalaria, de la Ergoterapia y de la readaptación [...]” (Billiard, 2001,
p.178). En paralelo, un año antes, es decir en 1951, Le Guillant ya había hecho
una importante intervención en el simposio de Bonneval, intitulada “Psicología
del Trabajo” (texto al cual retornaremos), y, en 1954, publicó en la misma
revista (L'Evolution Psychiatrique), otro artículo, intitulado “Introduction à
une Psicopathologie Sociale”.
En la
intervención/texto de 1951/52, que tuvo como objeto la Psicología del Trabajo,
Le Guillant, sin muchas vueltas, critica a la Psicotécnica, “paralizada por un
objetivismo experto y prudente”. Este encare crítico y su fertilidad no se
detienen allí. Su abordaje se va
presentar y desarrollar contra aquella modalidad de la Psicología del
Trabajo, entonces predominante en Francia, en la medida en que la Psicotécnica
habría dado la espalda a las cuestiones relativas a la subjetividad y la vida
social. Según Clot (2000), entendemos que se va configurando un fecundo
programa teórico-metodológico-investigativo, “centrado en la condición social
de alienación en la que se ejerce la actividad profesional” (p.324), una
“clínica nueva” (buscada por un grupo de psiquiatras como Le Guillant, Sivadon
y Veil), “una clínica y un método de análisis mejor ajustados a manifestaciones
psicopatológicas en su relación con el trabajo” (Billiard, 2001,p.173). Lo que Le Guillant quiso enfatizar, en tanto,
no fue la condición social patogénica en si, sino por sobretodo las
contradicciones, incompatibilidades y conflictos que esa condición contiene y
que ella intenta imponer al sujeto. O sea, el humano no está solamente pasivo,
reducido a la condición en que él se encuentra, dado que ellas no solamente
suscitan resistencias sino actividades inesperadas.
Por otro
lado, emerge una cuestión pertinente al ángulo de análisis que incide en lo
contemporáneo, pues estamos conviviendo en un medio social de trabajo en que no
se duda más o se recusa la movilización psíquica de los trabajadores, por el
contrario, con frecuencia creciente se la prescribe. Lo que este abordaje
clínico nos permite visualizar es que, paradojalmente, los mecanismos y fuerzas
de la movilización deseada, muchas veces, pueden ser comprendidos mejor a
través de los impedimentos, tropiezos y fracasos de movilización a los que son
tan frecuentemente sometidos los trabajadores. Esto es lo que Clot (2000),
agregando autores como Vigotsky, designa como introducir “las potencias de lo
negativo en el análisis del trabajo” (p.325). O sea, que lo que ese abordaje
propone es lo que toda una línea clínica de análisis del trabajo va a explorar y una crítica a toda la conceptualización
reduccionista de la actividad de trabajo, buscando ampliar el concepto,
llamando la atención sobre su complejidad, su carácter contradictorio, hoy
explorados por diversas perspectivas, en Francia (Schwartz, Clot, Dejours;
Davezies; Zarifian)[5].
Además de
este hecho planteó cuestiones en su tiempo, sea en la esfera de la Psicología
del Trabajo, en el campo de la Salud del Trabajador y en lo que llamamos hoy la
Reforma Psiquiátrica, haciendo experiencias e investigaciones, aportando a los
problemas que aún permanecen sin solución. Teniendo la certeza de que visitar
la vida y la obra de este personaje de nuestra historia podría lanzar luz sobre
tales problemas, al inicio de la década de los 80, se constituyó en Francia un
grupo para estudiar y hacer una recopilación de su obra. Publicaron en 1984 una
compilación con 25 de sus textos, titulada Quelle Psychiatrie pour notre temps?
Travaux et écrits de Louis Le Guillant.
El
delineamiento de ese campo de investigación e intervención lo debemos en
nuestro país a Edith Seligmann-Silva, denominado por ella Salud Mental y
Trabajo. Su colaboración junto con el movimiento sindical de San Pablo
(principalmente via DIEESE y DIESAT) fue decisiva y publicó en 1986 un artículo
que se volvió histórico - “Crise econômica, trabalho e saúde mental” - en el
cual presenta este nuevo campo y en su interior la PPT. El primer autor citado
por ella es, precisamente, Louis Le Guillant con un rápido análisis de la
contribución del grupo que él lideraba. Consideramos que ese artículo de
Seligmann-Silva, entre otros factores, preparó el terreno para la receptividad
y el éxito editorial del primer libro de Dejours, “Locura do trabalho” en el
Brasil, publicado solamente en el año siguiente (1987). En el artículo del 86
ella destacaba, sumariamente, el lugar de Le Guillant como fundador de la PPT.
Desde
entonces verificamos el crecimiento de ese campo en el Brasil, con la formación
de diversos grupos de enseñanza, investigación e intervención. Más
recientemente, algunos artículos han sido publicados, haciendo referencia a Le
Guillant, como los de Lima (1998, 2002) y Merlo (2002). Mientras tanto, en el
campo más amplio de la Salud Mental, abarcando la llamada Reforma Psiquiátrica,
la Psicoterapia Institucional y sus derivaciones, anteriormente ya había
referencias a Le Guillant, dado su papel como fundador, también allí, como
figura destacada de la corriente francesa de “Revolución Psiquiátrica” desde
las décadas de 1920-1930 (Lourau, 1970/1975, p.181).
3. NUEVAS
INVESTIGACIONMES SOBRE LOS PROCESOS DE SALUD/ENFERMEDAD MENTAL Y TRABAJO
En uno de
sus rumbos profesionales (pues él también jugó un papel importante en cuanto a
la salud mental de la infancia), Le Guillant se aproximó cada vez más a los
mundos del trabajo, a las situaciones que acontecen fuera de las instituciones
psiquiátricas, proponiendo ideas en disonancia con las pregonadas por la
Sociología americana y por el Psicoanálisis de entonces, trayectoria
posibilitada en parte por un movimiento realizado por la Psiquiatría Social.
De hecho, la
Psiquiatría Social de fines de la década de 1940 en Francia pasó a realizar una
reflexión sobre el lugar de la Psiquiatría en la sociedad. De esta manera, ya
no se restringió a un movimiento de transformación de los hospitales
psiquiátricos y de creación de estructuras extra-hospitalarias, para tratar las
enfermedades mentales. Fue hacia la sociedad, preocupada por crear un ambiente
de mayor aceptación hacia el enfermo mental y por prevenir futuros problemas de
ese tipo. Se volvió hacia los grupos de la sociedad y hacia los mundos del
trabajo, aproximándose a otras categorías profesionales en el campo de la salud
(como las enfermeras) y, en especial, hacia los médicos del trabajo (Billiard,
2001, p.139). De este modo, psiquiatras como los ya citados buscaron conocer –
para denunciar e intervenir – las condiciones de vida (individuales y
colectivas), supuestamente capaces de provocar o agravar problemas mentales. En
cuanto a Le Guillant, como psiquiatra de izquierda, ligado al PCF (al cual se afilió
en 1947, influido por su lucha en la Resistencia), militaba en el sindicato de
los médicos psiquiatras y mantenía proximidad con algunos sindicatos (CGT), lo
que lo condujo a aumentar su interés por las condiciones de trabajo de algunas
profesiones y a recoger problemas de orden psicopatológico que se presentaban
en ellas. (Billiard, 2001, p.269). De este modo, aproximó tres campos de
saberes hasta entonces distintos: el mundo de los trabajadores, la Medicina del
Trabajo y la Psiquiatría, celebrando un 'casamiento' poco frecuente entre “la
consciencia obrera y ciencia de los doctores” (Doray, 1996, p.126). Este
casamiento, entonces raro, nos pareció capaz de producir buenos frutos, como
aconteció en la década de 1960 con el Movimiento Operario Italiano de lucha por
la salud, cuando se creó un dispositivo para comprender-transformar la
nocividad presente en las situaciones de trabajo, en el que dialogaron
experiencia y concepto, en una “Comunidad Científica Ampliada”. Un encuentro yy
una práctica atentos a la producción de subjetividad en el trabajo, una
“psicología no escrita”, colaborando de forma decisiva para la constitución de
“otra psicología del trabajo”, que tuvo en Ivar Oddone y Alessandra Ré sus
representantes más ilustres (Oddone, Ré, Briante, 1976/1981).
Le Guillant
trató de desarrollar investigaciones en el campo de lo que pasó a denominar
“Psicopatología del Trabajo” (PPT), siempre tomando en cuenta una perspectiva
sociogenética de los problemas mentales. Buscaba establecer la conexión entre los
problemas psicopatológicos, las condiciones de existencia y las situaciones
vividas por el enfermo. De este modo, deseaba establecer verdaderos nexos
causales que vinculasen hechos realmente vividos en un determinado ambiente y
una situación concreta de enfermedad. Así se podrías realizar lo que llamó
“nueva clínica”, que tomase en cuenta situaciones reales de vida y de trabajo.
Esa
comprensión de la psicopatología, bajo la influencia de una lectura dada del
marxismo, pretendía estar basada en el materialismo dialéctico, lo que
permitiría articular individuos y hechos sociales. Entre tanto, Le Guillant
terminó aceptando inicialmente una directiva del PCF y procurando, aunque por
un corto periodo, una adhesión absoluta a las tesis pavlovianas, de modo que
toda “manifestación psicopatológica” fuera entendida, en este periodo, apenas
como un reflejo del condicionamiento social y de las condiciones de trabajo
(Billiard, 2001, p.206). El psiquismo, en esta concepción, de hecho no
participa activamente del proceso dialéctico, quedando apenas en una posición
de pasividad frente a los hechos sociales. Sus primeros trabajos en PPT
tuvieron esa marca, de la cual solamente se liberó más tarde, con una
aproximación de perspectiva fenomenológica.
3.1 – La “neurosis de las telefonistas”
La
posguerra fue escenario de las urgencias de recuperación, donde la ‘batalla por
la producción” y la modernización de las empresas, configuró una modernización
sin precedentes, basada en el taylorismo, y fue acompañada de ganancias salariales.
Después de la crisis política de 1947, Francia adhirió al Plan Marshall,
introduciendo un nuevo modelo de desarrollo, en el interior del cual las
‘elites’ de los mundos del trabajo fueron aculturadas por la via de “Misiones
de Productividad” en los Estados Unidos. La lucha exclusiva en el plano
salarial amplió la distancia en relación con los problemas emergentes del
trabajo concreto, de la actividad. En la perspectiva predominante, se trataba
de investigar las ‘resistencias al cambio’ y los problemas de ‘motivación’. En
este cuadro se habla de nueva patologías, provenientes de la modernización y de
‘fatiga nerviosa’.
Es
ese contexto en movimiento que se transformó en la PPT. En 1956, Le Guillant
presentó el artículo “La névrose des téléfonistes” (La Presse Médicale Nº64)
una investigación que realizara (con colaboradores), en el servicio piloto de
Villejuif, a partir de sus relaciones con la CGT, respecto a la profesión de
telefonista. Al año siguiente publicó el artículo “Quelques notes méthodologiques
a propos de la névrose dés téléfonistes” (Les Conditions de Vie et Santé),
donde es muy claro en sus críticas a la Medicina, hablando de la conexión entre
las condiciones de vida-trabajo y los problemas de salud. En ese texto,
afirmaba que la Medicina frecuentemente se equivocaba, de forma decepcionante,
al no considerar adecuadamente aquella conexión (Doray, 1996, p.126-127).
En
el texto de 1956, presentaba los descubrimientos a los que llegó, todavía hoy
absolutamente pertinentes: describía lo que denominó un “síndrome subjetivo
común de fatiga nerviosa”, caracterizado por fatiga, astenia, que conducía a
una disminución de la capacidad de concentración en el trabajo y una influencia
negativa (“intoxicación”) de la vida personal por la repetición de palabras y
de gestos de trabajo fuera del contexto laboral. Describía también un “síndrome
general de fatiga nerviosa”, un cuadro polimórfico que involucra “problemas del
humor y del carácter”, que se manifiesta por una “crisis de nervios” en el
trabajo y por impaciencia con el marido y los hijos, intolerancia al ruido,
además de la aparición, en un tercio de los casos, de síntomas depresivos
importantes. También se evidencia a través de la investigación, diversas
alteraciones del sueño (hipersomnia diurna, insomnio nocturno, adormecimiento
tardío, pesadillas), efectos que se evidenciaban fuera de la situación de
trabajo pero que acababan por conducir a una caída en el rendimiento
profesional, además de provocar situaciones difíciles en la vida personal. Por
fin, Le Guillant relataba una serie de perturbaciones somáticas (una “rebelión
fisiológica”) que desvelarían un sufrimiento proveniente de las exigencias de
las situaciones de trabajo y de las formas gerenciales, tales como
palpitaciones, temblores, algias precordiales, cefaleas, vértigos, náuseas,
problemas gástricos, entre otras.
Le
Guillant afirma que el síndrome antes descripto no sería exclusivo de las
telefonistas, sino, al contrario, podría ser encontrado en personas en
actividad de trabajo cuyas condiciones fuesen objetiva o subjetivamente penosas
o aún que exigiesen un ritmo de operaciones excesivamente rápido.
Según
la comprensión de Doray (1996, p.126-130), sería necesario leer estos dos
artículos en contrapunto, permitiendo ver así la estrategia de Le Guillant. En
el primero (publicado en - La Presse
Médicale – revista médica prestigios y muy leída) no atacaba a la Medicina y
por el contrario, presentaba los resultados bautizando al primero de los cuatro
puntos que definían los cuadros como “perturbaciones dominantes”: se trataría
de un “síndrome” que, a pesar de su definición imprecisa, tendría en sus signos
posibilidad de medición rigurosa, existiendo un fondo común frente a la
singularidad, lo que permitiría un rigor epidemiológico. Más aún, la meta
adonde pretendía llegar de hecho, de forma autorizada: este síndrome podría
estar siendo compartido por trabajadores, víctimas de un mismo modo de
explotación.
Es
el mismo Doray el que nos llama la atención hacia un a priori transgresor,
ubicado en la práctica en esta investigación: se otorgaba confiabilidad a la
perspicacia de las principales interesadas, las telefonistas. Su palabra viva,
su testimonio, era incorporado, procurando dar cuenta de la hipercomplejidad de
la situación concreta de su actividad.
Siguiendo
en la tentativa de establecer rigor científico y tomando como base la
orientación de la ‘ciencia soviética’ (o sea la ‘ciencia’ oficial del Estado,
la misma que desautorizara la obra de Vigotsky y otros), Le Guillant recurrió a
la teoría y al método de los reflejos condicionados de Pavlov. Si bien, por un
lado, esta orientación teórica le permitió apuntar a las condiciones del medio
de vida y de trabajo, por otro, acabó por limitar sus posibilidades de
análisis, al no considerar una serie de elementos que merecían atención, en el
caso de las telefonistas, las cuestiones de la sexualidad, de género, etc.
Posteriormente, con el refinamiento de su capacidad de observación y reflexión,
sumada a un gradual apartamiento del PCF, Le Guillant pasó a utilizar elementos
de la fenomenología como herramienta importante en la comprensión
psicopatológica.
Antes
de efectuar esa transición, aún bajo la orientación de la reflexología, después
de publicar con Jean Bégoin en 1957 el artículo “Les névroses des mécanografes”
(Bulletin de Psychologie, Nº 10), Le Guillant escribió , al año siguiente, el
prefacio de la tesis del propio Bégoin, intitulada El Trabajo y la Fatiga: la neurosis de las telefonistas y de los
mecanógrafos. Los dos autores afirmaban que un análisis de la fatiga
debería considerar tres planos: fisiológico, psicoafectivo y psicosocial,
siempre tomando como punto de partida el trabajo y las relaciones objetivas
creadas allí, entre el trabajador y el mundo específico de su trabajo. En cuanto
se considerasen los tres planos antes descriptos, afirmaban que los problemas
de orden individual simplemente reflejarían lo que ven de las relaciones de
trabajo del mundo objetivo (Billiard, 2001, p.210).
En
ese texto, al hablar de la necesidad de rapidez en las operaciones de las
telefonistas, ellos afirmaban que era necesario que ellas estuvieran
“enervadas”, nerviosas, para que el trabajo se llevase a cabo a la velocidad
requerida. En este sentido, las enfermedades que ellas enfrentaban serían necesarias
para la buena marcha del trabajo. De este modo, aún operando en los límites de
este abordaje, ya en la década de 1950, Le Guillant planteaba cuestiones en sus
investigaciones (en la esfera de la PPT) que todavía hoy se consideran válidas,
teniendo en cuenta que los trabajadores se involucran subjetivamente en su
trabajo (Schwartz, 1988) y que, en la realización de las tareas repetitivas y
rápidas, surgen diversos desórdenes en su funcionamiento. Peor aún, de acuerdo
con lo anticipado por Le Guillant: el sufrimiento psíquico puede ser explotado
por el capital como forma de aumentar la productividad (Dejours, 1980).
3.2 – La investigación sobre la condición de empleada
doméstica
En los años
60, Francia se encuentra en un nuevo momento, con la terrible y cruel guerra de
Argelia (por su independencia del colonialismo francés) llegando a su fin. En
cuanto a los mundos del trabajo, cuestiones relativas al transporte aéreo y
ferroviario (en los cuales Francia se volvió una referente), el pilotaje de
aviones y trenes emergió entre las demandas más importantes. Entonces el
abordaje pavloviano deja en claro que su capacidad explicativa está agotada,
coyuntura en la cual se emprenden diversas tentativas para sustentar la PPT
sobre una base psicoanalítica (Billiard, 1996). Veamos como se movió Le
Guillant.
En 1963, año
en el que Le Guillant rompe finalmente con el PCF (Doray, 1996), publica en
L’Evolution Psychiatrique un artículo que para nosotros es fundamental:
“Incidentes psicopatológicos de la condición de empleada doméstica”. Se trata
de un asunto que ya había anunciado en 1961, en una conferencia junto al grupo
que editaba aquella revista – como registra Doray (1996). Entre la audiencia
estaba la flor y nata de la Psiquiatría, de extracción burguesa, que, como él,
hacía uso de ese tipo de trabajadora – donde presentaba, sin complacencia, la
situación de ‘alienación social’ de estas trabajadoras.
Se interesó
por ese asunto al percibir el gran número de empleadas domésticas, fajineras,
originarias de una región específica de Francia (como el nordeste brasileño),
entre las personas que se internaban en Villejuif. En ese estudio, a pesar de
que Le Guillant no abandonaba su voluntad de adhesión al materialismo histórico
y reafirmaba que la sociogénesis de las enfermedades mentales imperaría sobre
la psicogénesis, se emplean elementos de abordaje de Karl Jaspers,
específicamente lo que este llamaba de “compresión simultáneamente
fenomenológica y objetiva” (Billiard, 2001, p.222).
Partiendo
del análisis de su historia y de las condiciones concretas de trabajo,
evidenció en ese estudio la relación de subordinación de la trabajadora con
relación a su patrón, particularmente marcada en el caso de las empleadas
domésticas, lo que fue tomado como punto fundametal del análisis.
Le Guillant
consideró inicialmente las condiciones de trabajo de las domésticas para
entender el surgimiento de sus síntomas, condiciones que las dejaban sin
horario que limitase su jornada, durmiendo en cuartos absolutamente incómodos,
con bajos salarios. Ni siquiera su nombre original era respetado, alterándolo
de modo de facilitar la comunicación con los hijos de los patrones. A esto se
sumaba el hecho de que gran parte de ellas eran hijas de inmigrantes. Esas
condiciones formaban una “gestalt social”[6], que traía consigo una
situación de humillación capaz de generar un intenso resentimiento que surgió
como un elemento nuevo en la evaluación de Le Guillant, en la medida en que
consideró ese resentimiento – subjetivo y no solamente objetivo (como los
elementos que aparecían en sus análisis anteriores) – como fundamental en la
formación de síntomas en esas mujeres. Aquí vemos muestras del uso de elementos
teóricos que van más lejos de lo que apenas podría alcanzar con las
herramientas de Pavlov. Le Guillant apunta a un importante adelanto
metodológico: los análisis “subjetivos” y “objetivos” en Psiquiatría no
deberían ser dos cosas distintas, sería fundamental considerarlos como dos
aspectos indispensables en todo análisis psicopatológico.
Siguiendo su
comprensión, aquel resentimiento se alimentaba del hecho que esa trabajadora
dirigía su trabajo a alguien que no reconocía su valor. Aquí vemos nuevamente
la importancia de los descubrimientos de
Le Guillant para la naciente PPT. También vemos su capacidad para hacer
descubrimientos cuya validez sobrepasan su tiempo, pues vamos a encontrar, a
partir de los años 90, con la Psicodinámica del Trabajo (Dejours, 1995), la
importancia de la “dinámica del reconocimiento” para la salud mental.
El
resentimiento sería, en tanto, un punto de partida para la formación de sus
síntomas. Ese resentimiento, basado en el odio que se sentía por verse
humillada, producía en la doméstica efectos nefastos, dado que esa hostilidad
se transformaba en una gran culpa alimentada por una ambivalencia de
sentimientos, frente a sus patrones. Así, a pesar del odio y del resentimiento,
esas jóvenes vivían esos sentimientos de manera conflictiva teniendo en cuenta
que no serían aceptables por su formación moral y religiosa. A consecuencia de
esto, se volvían contra ellas mismas bajo la forma de síntomas. Para Le
Guillant era como si, a pesar de todo sufrimiento, no les fuese permitido
ocupar otro lugar que el de la sumisión ante los patrones, basándose en Hegel[7] (“dialéctica del amo y del
esclavo”), como otro elemento teórico para intentar comprender la
psicopatología de las empeladas domésticas. Concluye diciendo que la difícil
tarea de la Psiquiatría sería comprender como un pasaje de la vivencia de una
situación dada conduce a una determinada alteración psicopatológica.
3.3 – Las
investigaciones sobre conductores de locomotoras
Todavía en
el contexto antes señalado, en 1964, él presentó en la Facultad de Medicina de
París las “Reflexiones sobre una Condición de Trabajo Particularmente Penosa de
los Agentes de Conducción de Locomotoras de Gran Velocidad: la V.A.C.M.A.
(Vigilancia Automática de Control de Mantenimiento y Apoyo)[8]”, una investigación
encomendada por los trabajadores de la SNCF[9] (la gran empresa francesa
de transporte ferroviario), que relataban estar entrando en un estado de gran
sufrimiento debido a aquella innovación tecnológico-organizacional: un
mecanismo que obligaba a los maquinistas a accionar, con los pies o con las
manos, el restablecimiento de un dispositivo automático cada cincuenta y cinco segundos; si este no lo hacía sonaba
una estridente campana. Además de esto, el dispositivo teóricamente permitía
que la locomotora fuese operada por apenas una persona, lo que llevaba al
peligroso aislamiento del conductor y al desempleo a los segundos conductores,
pareja que tradicionalmente dirigía el tren. Alegaban que esto era la gota de
agua que desbordaba el vaso pues trabajaban en condiciones absolutamente
insalubres, con altas temperaturas, espacio limitado, intensos ruidos, horarios
irregulares que conducían a la imposibilidad de conciliar un sueño regular, lo
que aparejaba una serie de alteraciones fisiológicas. Se quejaban de la soledad
y de graves problemas familiares, además de la casi inexistencia de amigos (Le
Guillant, 1984, p. 216-217).
En un primer momento Le Guillant intentó aplicar el mismo
método de análisis de la investigación sobre las telefonistas. Al identificar
los diversos niveles de complejidad que presentaba el problema de los
conductores, concluyó que aquel método no resultaría , en este contexto.
Posteriormente, declaró que era prácticamente imposible demostrar rigurosamente
el carácter penoso y nocivo de esa condición de trabajo, a pesar de que dicha
condición era incontrovertible, innegable – lo que, como recuerda Clot (2000),
fue confirmado después por el análisis ergonómico y antropotecnológico
efectuado por Wisner (1985, p.28).
Ante esa
dificultad, Le Guillant recurrió nuevamente a un análisis de base
fenomenológica, utilizando la noción de “gestalt”, entendida aquí como “[…]
configuración global de la experiencia” (Le Guillant, 1984, p.217). Esa noción
apuntaba en el sentido de intentar comprender una profesión en su globalidad,
entendiendo todos los aspectos intrínsecos a un determinado puesto de trabajo,
contraponiéndolo a los otros puestos y a las otras profesiones. En el caso de
los conductores de tren, tratábase de abarcar todas las operaciones de este
profesional y todas las condiciones en las cuales esta profesión se ejercía,
según citamos antes, así como comprender que lugar ocupaba esa profesión en la
sociedad y, por consiguiente, el reconocimiento que ella recibía.
En el caso de los maquinistas, su análisis registraba la
presencia de “hipovigilancia”, que agregada a la fatiga originada en ritmos
perturbados, generaba una “angustia de sueño”. O sea, se configuraba una
condición social global, que se expresaría a través del rechazo al dispositivo
VACMA, resentimiento expresado, por ejemplo, cuando hablaban de su descontento
con la supresión del segundo hombre en la cabina, lo que generaba una peligrosa
soledad. Además se destaca en esta investigación cuanto aportó Le Guillant en
el camino de la comprensión, al aceptar el desafío de la complejidad con la que
se enfrentó (Clot, 2000). Osó señalar que la actividad realizada por estos
trabajadores – identificables en sus modos operativos observables – no daba
real cuenta de su actividad pues lo que escapa al propio trabajador y al
observador es muchas veces una parte importante de la actividad de trabajo en
su carácter complejo y contradictorio.
4 – CONCLUYENDO
En este artículo,
pretendemos haber colaborado para inventariar las contribuciones en materia de
Análisis (psicológico) del Trabajo, de comprensión de la función psicológica
del trabajo. Hemos procurado hacerlo a través de más de una aproximación, en
lengua portuguesa, sobre la obra de ese genial investigador y combatiente por
la vida que fue Louis Le Guillant. Desgraciadamente, su muerte en el año tan
simbólico de 1968, interrumpió el progreso de sus investigaciones, que quedaron
como herencia y como puerta de entrada, tanto para una modalidad dada de
Psicología y Psicopatología del Trabajo (aquí indicada), como para la Reforma
Psiquiátrica y para el campo de la Salud del Trabajador, que serán presentados
en otro artículo. Destacamos aquí su esfuerzo para evitar la neutralización y
naturalización de la actividad de trabajo, recusando el fetichismo operativo en
que una cierta Psicología del Trabajo la colocó y la mantiene. A este desafío,
Le Guillant nos agrega otro a ser enfrentado, que también remite al carácter
contradictorio de la vida. Enfrentemos los desafíos ante los cuales Le Guillant
no retrocedió y avancemos en los problemas que hoy nos instigan.
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[1] Publicado en Estudos e Pesquisas em Psicologia, UERJ, Río de Janeiro, Año6, Nº1,
Primer semestre de 2006. 6-19. (Recibido el 03/05/2005; aprobado para
publicación el 16/11/2005).
[2] Doctor en Psicología Social,
Profesor Adjunto de la Universidad Federal de Itajubá – UNIFEI. paulozamsouza@yahoo.com.br
[3] Docente del Instituto de
Psicología y del Programa de Pos-graduación en Psicología Social de la
Universidad del Estado de Río de Janeiro. Psicólogo, doctor en Ingeniería de la
Producción y Ergonomía por la COPPE/UFRJ. Pos-doctorado por el Departamento de
Ergología – Análisis Pluridisciplinario de Situaciones de Trabajo, Universidad
de Provenza, Francia. miltonathayde@uol.com.br
[4]
Fuera del campo específico aquí enfocado, Le Guillant publicó anteriormente:
“une expérience de réadaptation sociales institué pour les événements de guerre”
(L’Higiène Mentale, 1946-1947, Nº6); “Obet et méthode de la neuropsychiatrie”
(L’Evolution psychiatrique, 1948,XII,(3):95-133) y “Le psychiatre et l’enfance”
(La Raison, Nº1,1951). En el año 1954 publicó, todavía en la revista La Raison,
los artículos: “Delire centré sur un membre fantôme chez un hémiplegique gauche
par lésion vasculaire avec agnosognosie” (Hecaen,H; Ajuriaguerra, J. de; Le
Guillant, L.; Angelergues, R. En: L’evolution psychiatrique, 1954, XIX (2):
273-279) y “La notion de ‘type nerveux’” (Le Guillant, L.; Angelergues, R. En:
L¡Evolution psychiatrique, 154, XIX (3): 507-538).
[5]
En la medida en que estos autores serán citados en el correr de este artículo,
nos dispensamos ahora de referenciarlos. Por otro lado, entendiendo que ellos
ya tienen una considerable producción disponible, nos excusamos de indicarla en
su totalidad, de modo que los textos indicados sirvan como punto de partida
para los lectores interesados.
[6]
La expresión “gestalt social” remite a la influencia sobre muchos psiquiatras,
ejercida en aquel periodo por la Fenomenología y el Gestaltismo (Billiard,
2001).
[7]
Doray llama a atención acerca de los límites en la incorporación
teórico-metodológica del marxismo por Le Guillant – “digamos claramente: la
relación de Le Guillant con el marxismo, por ejemplo, provenía más de la
referencia (o de la reverencia) que de un trabajo en el interior de la propia
teoría” (Doray, 1987, p.127)
[8]
La “vigilancia automática” es un sistema empleado en los trenes franceses para
controlar permanentemente que el maquinista no abandone su puesto y esté
siempre atento y despierto. El sistema
primigenio consistía en un pedal (“el hombre muerto”) que el maquinista debía
mantener apretado, si lo soltaba se disparaba el freno de emergencia.
[9]
Société Nationale des Chemins de Fer Français, ( 'Sociedad
Nacional de Ferrocarriles Franceses')
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