DESCUBIERTO
ASPERGER, EL CRIMINAL PSIQUIATRA INFANTIL
por
Fernando Britos V.
En
la terminología de divulgación científica, el nombre de Johann
"Hans" Friedrich Karl Asperger – en la
denominación del síndrome que lleva su nombre – tuvo su momento
en los últimas décadas del siglo pasado. Ahora se sabe que fue un
criminal que participó en las medidas de higiene racial del régimen
nazi y que, en definitiva, la ciencia y la técnica jamás puede
separarse de la ética.
El jueves 19 de abril de 2018, el Dr. Herwig Czech –
profesor de Historia de la Medicina y Ética, de la Universidad
Médica de Viena – publicó en la revista Molecular Autism un
artículo en el que, después de ocho años de investigación y
merced al hallazgo de archivos que se creían perdidos al final de la
Segunda Guerra Mundial, demostró que el prestigioso pediatra y
psiquiatra infantil Hans Asperger, fue – entre 1938 y 1945 – un
activo colaborador del nazismo y responsable en la selección y envío
a clínicas de exterminio de, por lo menos, 800 niños seleccionados
como discapacitados o enfermos mentales incurables.
Hans
Asperger (1906 – 1980) ha sido considerado como un pionero en la
pediatría y psiquiatría infantil y se acuñó el término que lleva
su nombre (síndrome de Asperger) para calificar un trastorno del
espectro autista cuyo uso y diagnóstico es cuestionable y muchas
veces manejado con ligereza para referirse a una forma de autismo de
alto funcionamiento, que – se dice – no se manifiesta en la
primera infancia pero que se hace evidente cuando los niños
comienzan la escuela primaria y presentan dificultad para la
interacción social, repetición de conductas y torpeza.
Una
paciente investigación, el análisis de archivos estatales, de
documentos varios y del propio diario de Asperger le permitió a
Czech hacer una comprobación incontrovertible de la responsabilidad
del pediatra austríaco y, al mismo tiempo, dejar en evidencia que
hubo quien, después de la caída del nazismo, le permitió eludir la
responsabilidad por sus crímenes y seguir tranquilamente su carrera.
El artículo de Czech, “Hans Asperger, National
Socialism, and 'race
hygiene' in
Nazi-era Vienna” es extenso (43 páginas) y contiene nada
menos que 145 referencias.
La
historia oficial y las actividades criminales ahora descubiertas
- Asperger
fue un niño extraño,
con muchas de las características que después definió como
trastorno autista. Estudió
medicina en la Universidad
de Viena
y realizó prácticas en el Hospital Infantil Universitario de la
capital austríaca. Se
graduó como doctor en medicina en 1931 y llegó a ser director del
departamento de educación especial en la Clínica
Infantil
universitaria en 1932. Se casó en 1935 y tuvo cinco hijos.
La historia oficial decía -
hasta las revelaciones de Czech hace pocos días - que durante
la Segunda
Guerra Mundial
Asperger había sido
médico militar
en la ocupación de Croacia
por los nazis (su
hermano menor murió en Stalingrado.
Sobre el final de la
guerra, Asperger abrió una escuela para niños junto
con la monja
Victorine Zak. En un bombardeo, esta falleció, y la escuela fue
destruida y se decía que
entonces gran parte de
las primeras investigaciones de Asperger se
habían perdido.
Asperger
tampoco fue original. En
1944 publicó una
definición de psicopatía
autista
básicamente idéntica a la publicada con anterioridad por la
neuróloga rusa Grunya
Sujareva
en 1926. En su informe, síntesis de sus estudios sobre decenas de
niños, Asperger identificó en cuatro chicos un patrón de
comportamiento que incluía falta de empatía,
escasa habilidad para entablar amistad, conversaciones con uno mismo,
fijación intensa hacia un determinado asunto, y movimientos torpes.
Tras
la publicación de su artículo describiendo los síntomas del
autismo, encontró un puesto permanente en la Universidad de Viena y
en 1945 se convirtió en director de la clínica infantil de la
ciudad. Fue designado Jefe de Pediatría en la Universidad, puesto
que ocupó durante 20 años. Más tarde trabajó en Innsbruck y desde
1964, encabezó Aldeas Infantiles SOS.
Asperger se las arregló para
presentarse como un benefactor de la infancia. Su renombre fue el
resultado del trabajo de investigadoras británicas y la fama
temporal sobrevino después de su muerte en 1980. Un artículo de
Lorna Wing en 1981 acuñó el término “síndrome de Asperger” y
una psicóloga alemana que trabaja en Londres, Uta Frith, tradujo sus
trabajos (escritos exclusivamente en alemán) recién en 1991.
Entre 1993
y 1994, medio siglo después de las primeras publicaciones
de Asperger, el síndrome
que lleva su nombre fue introducido en los manuales y repertorios
nosológicos pero ya en el
CIE-10, (Clasificación
Internacional de Enfermedades
de la Organización
Mundial de la Salud), actualmente vigente, se describe
el síndrome como "un desorden de incierta validez nosológica"
y existe consenso mayoritario en
la academia para
eliminarlo gradualmente de los
manuales
de diagnóstico (el
CIE-11 será dado a conocer el mes que viene) y de esa forma la moda
clasificatoria hará que Asperger sea recordado por las verdaderas
actividades criminales que llevó a cabo entre 1938 y 1945.
Aunque
Asperger no se afilió al partido nazi estuvo tan identificado con
las políticas de “higiene racial” del Tercer Reich que su no
afiliación resulta irrelevante. De hecho su trabajo le condujo a
enviar muchos niños a la infame clínica infantil Am Spiegelgrund
que se había convertido en un “centro de recolección” para
niños cuyas vidas “carecían de valor” cual era el criterio del
Programa Aktion T-4, mediante el cual cientos de miles de
discapacitados, enfermos mentales y oligofrénicos fueron
sistemáticamente eliminados en decenas de clínicas y hospitales
alemanes, desde 1934, y en Austria desde su anexión por el Tercer
Reich, en 1938.
Am
Spiegelgrund, en Austria, estaba organizada en dos partes, la
“escuela reformada” y la guardería de niños donde los
discapacitados y enfermos eran sometidos a experimentos médicos y
todo tipo de abusos incluyendo la aplicación indiscriminada de
electro-shocks. Algunos de los internados fueron asesinados mediante
inyecciones letales o gaseados, otros murieron víctimas de
desnutrición, enfermedades, exposición a la intemperie y
“accidentes”. Los cerebros de más de 800 víctimas fueron
conservados en frascos de vidrio en el hospital pediátrico como
especímenes anatómicos durante sesenta años y recién fueron
entregados a sus familiares a principios de este siglo para que les
dieran sepultura.
Está
documentado el exterminio de 789 niños en la clínica Am
Spiegelgrund en cumplimiento del Programa de Eutanasia de individuos
cuyas vidas “carecían de valor”. Asperger recomendó la
transferencia de niños a la clínica pero después de la guerra dijo
que él había protegido a sus pacientes de los nazis y sostuvo que
había tenido problemas con la Gestapo porque se había negado a
entregarles algunos niños, mentiras redomadas a la luz de las
últimas revelaciones, .
El
Prof. Czech advierte que no hay evidencia de que Asperger hubiera
señalado específicamente para eutanasia a los pacientes que él
calificaba como “psicópatas autistas”, el diagnóstico que
después lo haría famoso, pero sus conclusiones probaron ser una
carga insoportable para muchos de sus pacientes durante muchos años
después del derrumbe del Tercer Reich porque continuó ejerciendo la
medicina por más de tres décadas.
Las
investigadoras Wing y Frith, que contribuyeron a hacer famoso
póstumamente a Asperger parecen no haber conocido su oscuro pasado
en el Hospital Pediátrico de la Universidad de Viena. Será
interesante saber que opinan ahora. Por otra parte, desde el año
2009, el 18 de febrero, fecha del cumpleaños del pediatra fue
declarado como Día Internacional del Asperger por algunos gobiernos.
Czech critica a las autoras anglo-sajonas y las acusa de haber
desarrollado una visión apologética de Asperger apoyándose en las
limitadas evidencias de que disponían.
En
cuanto a Uta Frith, la psicóloga alemana que es considerada como la
mayor experta en autismo de Gran Bretaña, Czech sostiene que su
papel ha sido decisivo en considerar que Asperger defendió a sus
pacientes del régimen nazi y señala que ella ni siquiera mencionó
al nazismo en su libro de 1991 a pesar del compromiso inocultable del
psiquiatra infantil austríaco con las políticas genocidas del
Tercer Reich.
Las
últimas investigaciones demostraron que Asperger no mantuvo una
actitud benévola hacia sus pacientes y que su auto proclamado
“optimismo pedagógico”, en el sentido de que alguno de ellos
podía ser curado, no era más que una tapadera. En realidad su
“Heilpaedagogik” (pedagogía terapéutica) promovía entre sus
colegas y los dirigentes nazis una idea popular en época de guerra y
escasez de mano de obra: la de que los autistas podían ser
excelentes soldados y trabajadores aplicados. Al mismo tiempo el
pediatra escribía eufemísticamente que era necesario “desarrollar
medidas restrictivas” contra los pacientes calificados como
incurables por sus condiciones hereditarias.
En
todo caso Asperger fue probado responsable de privar de su libertad a
muchos niños que él consideraba incapaces de vivir sin estar
institucionalizados. Además, vistas sus concepciones racistas, es
claro que Asperger no ignoraba la fábrica de muerte que era Am
Spiegelgrund. Además Czech da ejemplos de diagnósticos documentados
de Asperger donde el psiquiatra a menudo insinúa que los niños
sometidos a abuso sexual tienen la responsabilidad de provocarlo.
Asimismo cita la frecuente introducción de estereotipos antisemitas
y racistas en sus informes. También rechazó, durante y después de
la guerra, que se hubiera producido persecuciones raciales bajo el
Tercer Reich.
El
historiador admitió que sus hallazgos pueden ser dolorosos para las
personas autistas y sus familias pero señaló que sentía que era su
obligación dar a conocer sus hallazgos porque considera que no hay
evidencia que sus aportes sobre el autismo hayan sufrido la
influencia de su ideología pero que esto debería ser una
oportunidad de analizar el pasado y aprender de lo sucedido.
Asperger
no estaba solo – Para completar el panorama descubierto por
Herwig Czech se hace necesario hacer una rápido paneo por el
personal de dirección de la clínica Am Spiegelgrund que, entre 1940
y 1945, operó como parte del hospital psiquiátrico Am Steinhof, en
Viena. Hoy en día este conjunto hospitalario también aloja el
Gedenkstätte zur Geschichte der NS-Medizin in Wien (el
Memorial de la Historia de la Medicina Nazi en Viena) y su exposición
permanente.
El
Director de la clínica entre julio de 1940 y enero de 1942 fue Erwin
Jekelius (1905 – 1952), un psiquiatra y neurólogo austríaco que
en octubre de 1940 participó en la conferencia sobre “Leyes de
Eutanasia”. También se desempeñó como experto del Programa
Aktion T-4 que decidía el destino de los pacientes
institucionalizados. En setiembre de 1941, los británicos lanzaron
volantes que le denunciaban por múltiples asesinatos en
Spiegelgrund. En 1945 fue arrestado por los soviéticos, juzgado en
Moscú y condenado a 25 años de trabajos forzados. Murió en un
campo de trabajo en 1952.
El
sucesor de Jekelius en la Dirección fue Hans Bertha (1901 – 1964)
durante seis meses. Este psiquiatra y neuropatólogo austríaco que
estuvo muy involucrado en el desarrollo del programa de exterminio de
pacientes psiquiátricos (Aktion T-4) en su país. Bertha nunca fue
juzgadoi por sus crímenes a pesar de que estaba docuemtada su
participación en Spigelgrund y su estrecha asociación con Jekelius
y otros perpetradores de crímenes de lesa humanidad. Hans Bertha
empleó el asesinato de sus pacientes para proveerse de datos para
sus “investigaciones”.
Según
Georg Renno (1907 – 1997) un médico asesino del Castillo de
Hartheim (otro centro de exterminio del Aktion T-4 en Austria) Bertha
estaba muy interesado en la epilepsia, de modo que cuando algún
epiléptico era “eliminado” en Hartheim, el cerebro era extraido
y le era enviado a Spigelgrund. Después de la guerra Bertha
desarrolló una brillante carrera profesional en la segunda ciudad de
Austria, Graz.
En
julio de 1942, la dirección médica de Spiegelgrund recayó en Ernst
Illing (1904 – 1946), nazi desde 1933, había sido médico de la
Luftwaffe y antes de llegar a la clínica fue médico jefe en la
primera división infantil del centro alemán de eutanasia,
establecido en 1939, conocido como Brandenburg-Görden, donde junto
con el gran jefe Hans Heinze (1895 – 1983) (conocido como Eutanasia
Heinze) estuvo directamente involucrado en el infame Aktion T-4.
Illing fue director de la Spiegelgrund hasta último momento, en
abril de 1945. En 1946 fue juzgado y ahorcado por sus crímenes.
Heinrich
Gross (1915 – 2005) fue un médico psiquiatra y neurólogo
austríaco que se desempeñó como jefe del Pabellón Infantil 15,
desde 1940. Por lo menos la mitad de los asesinados en Spiegelgrund
lo fueron a manos de Gross. En 1942 era, por lejos, el psiquiatra de
la clínica que más muertes tenía en su haber. Desde julio de 1942,
hasta marzo de 1943, compartió la responsabilidad del Pabellón
Infantil con la pediatra austríaca Dra. Marianne Türk (1914 –
2003). En 1943, cuando la Wehrmacht sufría enormes bajas en el
frente germano-soviético Gross fue reclutado pero regresaba
periódicamente a la clínica para proseguir sus experimentos sobre
los vivos y los muertos (coleccionaba los cerebros en frascos de
formaldehido ubicados en el sótano de la clínica, restos que recién
fueron sepultados en el año 2002.
Gross
fue miembro de la Juventudes Hitlerianas desde 1932, después se
incorporó a las SA y desde 1938 al partido nazi. Había sido
entrenado por Heinze en las prácticas de exterminio del Aktion T-4.
En 1945 fue capturado pero ya en prisión se le permitió seguir
estudiando e investigando. Entre 1954 y 1978 publicó 34 artículos
científicos sobre esas investigaciones. En 1955 completó su
formación como especialista forense y jefe médico de la prisión en
Am Steinhof. En 1957 se transformó en el Jefe de Peritos Forenses
para las instituciones psiquiátricas austríacas para varones.
Trabajó con el sistema jurídico de su país en casos de enfermedad
metal, demencia y como principal asesor en los casos de
esterilización. Fue promovido como administrador del Instituto
Ludwig Boltzmann para el estudio de anomalías del sistema nervioso,
repartición creada especialmente para él en 1968. Durante años fue
considerado como el más atareado de los expertos forenses de
Austria.
En
1975, la República le concedió la Medalla al Mérito de las
Ciencias y las Artes. Poco después se supo que había estado
involucrado en asesinatos durante la ocupación alemana de su país y
fue despojado de varias distinciones que había recibido pero sin
embargo siguió desempeñándose como experto forense hasta 1997.
Después fue investigado por nueve cargos de homicidio de niños,
porque se habían descubierto rastros de veneno en los restos de sus
víctimas. En este caso su defensa, era encabezada por un
jurisconsulto que había sido miembro de la sala de abogados de la
Cancillería de Hitler.
En
suma, durante la posguerra Gross fue sometido a juicio tres veces
pero en todos los casos eludió la condena. En la década de 1950 fue
absuelto debido a tecnicismos legales del proceso. En la década de
1980 lo fue por la prescripción treintenaria de los delitos de
homicidio. Finalmente, en el tercer juicio, ya en el año 2000, su
defensa consiguió que un psiquiatra declarara que su demencia era
avanzada. Sin embargo, enseguida que se produjo su exoneración,
Gross concedió varias animadas entrevistas, sentado en la mesa de su
café vienés preferido.
Margarethe
Hübsche (1903
– 1983) psiquiatra y neuróloga austríaca fue juzgada junto con
Ernst Illing y Marianne Türk, en julio de 1946, pero a diferencia de
sus colegas fue indultada por falta de pruebas. Los periodistas que
siguieron el juicio afirmaron que si bien no había sido probado que
ella aplicase las inyecciones letales, se comprobó que conocía lo
que sucedía en la clínica. En el mismo proceso, Marianne Türk
reconoció haber aplicado “algunas inyecciones” aunque desconocía
el número de víctimas. Por esa razón fue condenada a 10 años de
prisión, de los cuales cumplió solamente dos. Fue dejada en
libertad provisional en 1948 por razones de salud pero en 1952 fue
encarcelada por algún tiempo nuevamente. Después de liberada no
volvió a ejercer la medicina.
El
testimonio de las víctimas – Muchos niños enviados a
Spiegelgrund como discapacitados severos murieron en misteriosas
circunstancias. No ha sido posible determinar cuantas de estas
desgraciadas víctimas fueron remitidas por Asperger. Cuando los
responsables de la clínica debían informar sobre las muertes
alegaban que se habían producido por neumonía o por convulsiones
atribuidas al estado psíquico de los pacientes. En realidad los
pequeños eran asesinados mediante inyecciones letales, abandono,
enfermedades, muchas veces inducidas en tratamientos experimentales,
y brutales castigos a los que eran sometidos por presuntas faltas o
malos comportamientos.
Los
sobrevivientes Johann Gross, Alois Kaufmann y Friedrich Zawrel
testificaron acerca de los “tratamientos” a que eran sometidos.
Estos incluían terapia mediante electro-shock, la llamada “cura
del agua fría” en la que las víctimas eran sumergidas en agua
helada por largos periodos hasta que quedaban completamente azules,
perdían el conocimiento y el control de sus esfínteres. También
les aplicaban la “cura del sulfuro” consistente en inyecciones
intramusculares en las piernas (generalmente de trementina) que
causaban dolorosísimos abcesos que provocaban inmovilidad y evitaban
las fugas.
Además
les ponían inyecciones espinales de apomorfina (un potente
vomitivo), inyecciones de fenobarbital (fármaco utilizado en ciertos
tipos de epilepsia pero capaz de producir efectos secundarios que
pueden desembocar en el suicidio), grandes dosis de sedantes (que a
menudo provocaban la muerte cuando los niños eran sometidos al frío
extremo). También se hacían observaciones sobre la inanición
(provocada por la ausencia total de alimentos) y la eficacia de
presuntas vacunas contra la tuberculosis en niños que eran
infectados a propósito con el bacilo de Koch.
A
los niños que morían se les extraía el cerebro y otros órganos
que se colocaban en frascos con formaldehido, debidamente sellados
con parafina y depositados en el sótano para futuras
“investigaciones”.
Entre
los sobrevivientes de Spiegelgrund y de las actividades criminales
contra los niños que desarrollaron los nazis en Austria, es
especialmente importante el testimonio de Friedrich Zawrel (1929 –
2015). La biografía de Zawrel muy bien documentada y las terribles
peripecias que vivió antes, durante y después del nazismo ha
permitido reconstruir la magnitud de los crímenes que se cometieron
contra los niños y fueron la razón por la que recibió importantes
distinciones de la República de Austria. Su testimonio fue decisivo
para la condena de los psiquiatras criminales que actuaron en
Spiegelgrund.
Zawrel
falleció el 20 de febrero de 2015. La concejala Sonja Wehsely
sostuvo en su obituario: "Durante toda su vida, Friedrich Zawrel
estaba preparado para revivir su propio martirio una y otra vez a lo
largo de su vida. Ha emprendido esto admirablemente para hacer una
contribución extraordinaria de modo que las próximas generaciones
asuman sus responsabilidades. [...] Friedrich Zawrel siempre nos ha
dejado claro que debemos asumir esta responsabilidad. Su desaparición
no debe ser el fin de los crímenes de Spiegelgrund. ¡Debemos
mantener el pensamiento y el recuerdo de estas atrocidades y
enfrentar el conflicto con el pasado, en el espíritu de Nunca
olvidar! Se lo debemos a Friedrich Zawrel ".
Por nuestra parte, el martirio de Zawrel, desde su infancia hasta su edad adulta, en que volvió a caer en manos de psiquiatras nazis reciclados, en este caso el mismo Heinrich Gross, será motivo de un próximo artículo.
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