Descaecimiento
de la ética y la función pública
EL ROBO DE LIBROS Y El INFRAMUNDO CRIMINAL DE BERLUSCONI
Lic. Fernando Britos V.
El
escándalo del saqueo de libros antiguos de valor incalculable de la biblioteca
barroca del Monasterio Girolamini, en Nápoles, por parte de un triplemente
falso príncipe, doctor y profesor, puesto por el gobierno de Berlusconi, expone
nuevamente las conexiones del inframundo del Cavaliere y la red mundial de
ladrones, traficantes, falsificadores y acaparadores de obras de arte, libros
raros y valiosos, manuscritos y partituras varias veces centenarias que
extiende sus tentáculos hasta el Río de la Plata y que ha azotado bibliotecas y
museos en el Uruguay..
Tesoro
cultural descuidado - En 1586 abrió sus
puertas la Biblioteca Girolamini, una de las más importantes del mundo, a cargo
de la Congregación de los Oratorianos, fundada poco años antes por San Felipe
Neri.[1]
Con el paso de los siglos la colección, con fuerte énfasis en teología,
historia, filosofía y artes llegó a reunir casi 160.000 títulos pero sus joyas
eran unos 120 incunables, es decir libros producidos en el primer medio siglo a
partir de la propagación de la imprenta en Europa (1453) y más de 5.000
volúmenes del siglo XVI que abarcaban prácticamente la totalidad de los
producidos entonces. Además, se conservaban 6.500 partituras de los siglos XVI
al XIX y numerosos manuscritos de los más célebres autores clásicos de la
literatura y las ciencias.
Desde el punto de vista orgánico la
biblioteca estaba bajo el cuidado de los oratorianos pero desde hace muchas
décadas depende del Ministerio de Cultural de Italia. Hace unos 30 años cerró
sus puertas al público y quedó en una situación de semi abandono que muy
esporádicamente interrumpían algunos investigadores. Ellos y los vecinos fueron
los que advirtieron que algo raro estaba pasando tras los muros del
espectacular complejo arquitectónico del monasterio. El fraile oratoriano
Sandro Marsano le dijo a Tomaso Montanari - un profesor de historia del arte
que denunció la situación de la biblioteca - que esta permanecía cerrada porque
debía ser reorganizada y digitalizado el inexistente catálogo de su tesoros.
Montanari, que venía investigando la compra por el gobierno de un crucifijo falsamente
atribuido a Miguel Ángel por el que se pagaron 3 millones de euros, vio la
preciosa biblioteca en el más absoluto desorden: libros cubiertos de polvo,
apilados en el suelo, latas vacías de gaseosa regadas por las mesas de lectura
y un revoltijo fenomenal. Los vecinos le contaron las extrañas idas y venidas
de vehículos que se retiraban cargados, tarde por las noches.
Falso
príncipe y auténtico ladrón - En el 2011,
el gobierno de Berlusconi había nombrado como Director de la Biblioteca a Mariano
Massimo De Caro (n.1974) un aventurero típico del inframundo del Cavaliere. El autodenominado
Prof. Dr. De Caro tenía antecedentes como intermediario en negociados
petroleros, era cónsul honorario del Congo y anteriormente había sido asistente
del senador Carlo Corbinelli y encargado de relaciones públicas del INPDAP (un
fondo de pensiones de funcionarios públicos del norte de Italia).
Entre el 2007 y el 2011, De Caro fue
vicepresidente de un parque eólico y de colectores solares de la empresa Avelar
Energia cuyo propietario es el multimillonario ruso Ing. Viktor Felixovich Vekselberg. Ingresó en la
rosca ministerial de la mano de Giancarlo Galan, que ocupó la cartera de
agricultura en el gabinete de Berlusconi. El 15 de abril de 2011, fue designado
como asesor ministerial experto en energías renovables y en asuntos de
relaciones empresariales con el sistema de negocios en materia de arte y
publicaciones. El regordete De Caro, además de hombre de paja del poderosísimo
Vekselberg, aparecía como propietario de una librería anticuaria en Verona y
socio y agente del librero anticuario argentino Daniel Guido Pastore, personaje
cuyo papel veremos enseguida.
Cuando Galan
pasó de Agricultura a rotura otra
parcela ministerial, la de Cultura, designó a su asesor como Director de
la Biblioteca Girolamini lo cual desató una inmediata reacción de la
intelectualidad italiana que reunió cientos de firmas en protesta por la
medida. En su defensa. De Caro hizo declaraciones a la prensa diciendo que se
había doctorado en la Universidad de Siena y que era profesor de maestría en la
Universidad de Verona donde dictaba cursos de historia y tecnología de la
imprenta. Agregó que consultaba con el Cardenal Mejía, Bibliotecario del
Vaticano, que había publicado un libro sobre Galileo y que había sido director
de la biblioteca de la Catedral de Orvieto. Por si fuera poco y para mayor
esplendor de sus blasones se construyó un grandioso pasado familiar, el padrino
de su abuelo había sido Benedetto Croce y su familia había heredado el título
de Príncipes de Lampedusa directamente de Giuseppe Tomasi, el de “Il
Gattopardo”.
Si algo
faltaba para convencer a la justicia que De Caro era un chanta peligroso, los
investigadores rápidamente descubrieron sus mentiras. El intelectual Gioacchino
Lanza Tomasi, explicó inmediatamente que el título nobiliario había sido
concedido por Carlos II de España y las Dos Sicilias, a su antepasado
Ferdinando Tomasi, en 1667, y que los De Caro no tenían ni habían tenido nada
que ver con su familia. También advirtió a las autoridades del peligro que
corría Girolamini con este burdo falsificador al mando[2]. En la
Universidad de Siena, De Caro estuvo inscripto como estudiante de Derecho, en
1992 y 1993, pero no obtuvo título alguno. En la Universidad de Verona no hay
registros del falso profesor y la catedral de Orvieto no tiene biblioteca pero
es interesante seguir la pista de la “creación” del título doctoral por parte
del aparato berlusconiano. En efecto, De Caro aparece denominado como
“Profesor” en un folleto de “Il Buongoverno” una asociación con sede en Milán[3] que
tenía como secretario nacional honorario a Marcello Dell’Utri.
La conexión mafiosa – Dell’Utri es un político siciliano, uno de los
principales operadores de Berlusconi, que fue condenado a 7 años de prisión por
asociación mafiosa. Él y su colaboradora María Grazia Cerone eran la conexión
directa entre la Cosa Nostra y Silvio Berlusconi para los grandes negociados,
concesiones de obras públicas, estafas y apropiaciones y defraudaciones de todo
tipo que comprendía también a otras organizaciones mafiosas más localizads como
la Camorra (Nápoles) y la Drangheta (Calabria). Dell’Utri no solamente parece
haber sido íntimo del Cavaliere Silvio sino también su principal extorsionador
porque obtenía grandes sumas por no declarar contra su jefe. El prontuario de Dell’Utri
es frondoso ha sido investigado y a veces condenado por instigación a la
calumnia, fraude fiscal, estafa y corrupción. En el inframundo berlusconiano ha
sido el promotor de la nueva Logia P3 [4], que
vincula a los políticos fascistas, la curia romana, jueces, militares, la banca
del Vaticano, los servicios secretos de varios países y diversas organizaciones
internacionales.
Marcello
Dell’Utri no solamente apadrinó a Mariano Massimo De Caro sino que incursionó,
tal vez con la asesoría de este, en operaciones fraudulentas relacionadas con
libros y manuscritos. En efecto, el siciliano apareció, en el 2007, exhibiendo
cinco cuadernos con un diario secreto de Benito Mussolini que los habría
escrito entre 1935 y 1939. Dell’Utri, un fascista admirador del Duce, decía
haberlos recibido de la hija de un partisano fallecido cuya identidad se negó a
revelar. El intento de estafa pronto quedó al descubierto: los diarios íntimos
eran una burda falsificación que ya había sido rechazada por el Times de
Londres en 1980, cuando intentaron vendérselos, y diez años después por la casa
Sotheby cuando alguien, no identificado, trató de subastarlos.
Ladrones de incunables – Cuando los intelectuales italianos hicieron
pública su denuncia contra De Caro, este resolvió adelantarse y se presentó a
la justicia denunciando la desaparición de 1.500 volúmenes de la Biblioteca
Girolamini. Pronto la cobertura del Director se derrumbó. Una primera partida
de 240 libros raros y valiosos provenientes del monasterio napolitano fueron encontrados
en un escondite de Verona. Interpol intervino y la unidad especializada en
robos de obras de arte, libros y documentos, así como la Liga Italiana de
Libreros Anticuarios, emitieron una alerta internacional. Se empezó a ubicar
libros incunables y del siglo XVI que habían sido “tratados” para borrar
señales identificatorias y vendidos en Londres, París, Nueva York, Tokio,
Sidney, Buenos Aires y sobre todo en Mónaco, Ginebra y Zurich.
Como se sabe
Suiza es uno de los países predilectos para
la venta discreta de libros y obras de arte robadas y el Principado de
Mónaco es otro de los paraísos de un mercado oscuro donde nadie pregunta el
origen de los tesoros ofrecidos. Un librero alemán, Herbert Schauer, que
regentea la famosa librería anticuaria muniquesa Zisska & Schauer[5], fue
detenido y extraditado a Italia para ser juzgado por la venta de 543 volúmenes
robados de Girolamini. Schauer los fue colocando en las grandes ciudades aunque
muchas pistas se desvanecieron en la frontera suiza. La extradición de Schauer
no cayó bien en Alemania que todavía no ha asimilado el descubrimiento de unas 1.500
pinturas robadas por los nazis que el hijo (Cornelius) del marchand que las
acopió para Hitler (Hildebrandt Gurlitt) había ido vendiendo por cuentagotas en
Suiza. El pasaje por Munich de los incunables robados a la Girolamini coincide
con el hallazgo, en el apartamento de Gurlitt, de cientos de pinturas que
figuraban como destruidas por los nazis en las quemas de “arte degenerado” pero
que realmente habían sido ocultadas para después venderlas.
De Caro ha
sido procesado por el robo de libros de la Biblioteca Girolamini y cumple una
pena de siete años de prisión domiciliaria además de la interdicción perpetua
para ocupar cargos públicos pero nadie es capaz de decir realmente cuantas
obras desaparecieron y mucho menos cual puede ser el valor de lo robado. En este
mercado oscuro los precios oscilan entre los cientos de miles a varios millones
de euros. Lo que está claro es que Mariano Massimo es un engranaje de una organización
mundial de robo y estafa con libros y documentos antiguos que ha asolado
bibliotecas en los cinco continentes.
La conexión rioplatense – De Caro declaró tener un socio argentino, se
trata de Daniel Guido Pastore (nacido en 1968) propietario de la librería
anticuaria Imago Mundi, situada en Arroyo al 971, en el coqueto barrio
bonaerense de la Recoleta[6]. Allí
en un caserón reciclado y adornado con con estatuas de Borges y otros literatos
opera una editorial, también denominada Imago Mundi y se ofrecen incunables y
libros raros y valiosos. Se sabe que Pastore acompañó a De Caro a las
prestigiosas subastadoras británicas Christies y Sotheby, en Londres, presentándose
como un experto internacional para intentar “legitimar” la venta de valiosas
obras presuntamente robadas de Girolamini. De Caro también reconoció ante la
fiscalía italiana haber actuado con Pastore en la exitosa falsificación de un
libro atribuido a Galileo.
El argentino
Pastore tiene un prontuario internacional y es miembro de esa oscura cofradía
que trafica con obras de arte, libros y manuscritos robados y que también
falsifica, disfraza y cambia encuadernaciones para desarrollar su comercio. La
asociación De Caro-Pastore operó en Londres cuando ambos intentaron subastar a
través de la casa Bloomsbury un ejemplar de la edición original de Jorge Luis
Borges, “Fervor en Buenos Aires”, de 1923, que los expertos denunciaron como
robada de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
El 24 de
agosto de 2007, el escándalo estalló en España, Pastore y su equipo fueron
acusados de la sustracción de mapas y grabados incunables que estaban
depositados en la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de Madrid. El
librero y sus colaboradores se habían hecho pasar por investigadores y con
afilados fragmentos de hojas de trincheta habían depredado diez libros,
seccionando doce páginas que contenían 19 grabados valiosísimos, entre los
cuales el primer mapamundi de la “Cosmographia” de Ptolomeo, impreso en 1482 en
Ulm, Alemania. Entonces se estimaba que el valor de lo robado superaba el
millón de euros.
La directora
de la Biblioteca Nacional española, la escritora Rosa Regás, se vio obligada a
renunciar debido a este escándalo aunque denunció que le denuncia pública que
hizo el ministro de cultura alertó a Pastore y su banda que regresaron
inmediatamente a Buenos Aires. Cuando la policía los fue a buscar se encontró
con un local de El Corte Inglés, los ladrones habían fugado. La justicia
argentina no se mostró muy eficaz y aunque Pastore y sus cómplices, uruguayos
residentes, fueron procesados, la sacaron rebarata. Devolvieron ocho mapas y
otros dos aparecieron en Nueva York y en Sidney con lo cual se cerró el
expediente judicial. También habrían robado, en la misma época, en la
Universidad de Zaragoza.
Uno de los cómplices
de Pastore es un librero anticuario de origen uruguayo, Washington Luis Pereira
que regentea la bonaerense Librería Colonial, en Paraná y Juncal. El nombre de
Pereira apareció en los recibos con los que Pastore intentó legitimar la
posesión de libros y mapas robados. En 1998 Pereira vendió al Museo de Historia
Nacional de Buenos Aires, por la suma de 35.000 dólares, 1.200 volúmenes de
literatura latinoamericana. El librero presentó el negocio como una obra
benéfica dado que según él los enajenó a la mitad de su valor. No se sabe si
los libros adquiridos fueron sometidos a un peritaje adecuado y se piensa que
muchos de ellos pueden provenir de sustracciones efectuadas en bibliotecas de
ambas orillas del Plata. Pereira ha creado una llamada Fundación de Literatura
Rioplatense Bartolomé Hidalgo que opera en un local de Independencia al 3681/83
de Buenos Aires.
El uruguayo de la navaja - El
principal especialista de Pastore en robos arriesgados es el uruguayo César
Ovidio Gómez Rivero, alias “el negro”, alias “la mula”, alias “el maleta”. Este
personaje, que dejó su foto, con su calva y su cara de pocos amigos, en un
documento apócrifo que entregó para acceder como investigador a la Sala
Cervantes de la Biblioteca madrileña fue quien disecó las páginas robadas con
los mapas incunables de Claudio Ptolomeo, Bartolomé García de Nodal y Pomponio
Mela. Sin embargo, el juez argentino no lo procesó por el robo sino por la
venta de los mapas y como algunos fueron devueltos salió libre bajo fianza y se
retiró a su domicilio en el lujoso complejo residencial La Delfina, en Sierra
de los Padres, Provincia de Buenos Aires.
Gómez Rivero,
que según parece nació en la ciudad de Canelones el 22 de mayo de 1947, es
según denuncias periodísticas un visitante asiduo de todas las bibliotecas y
museos de la región en donde ha practicado sus depredaciones. Los robos en la
Sala de Materiales Especiales de la Biblioteca Nacional de Montevideo (2001,
2003, 2006) se le atribuyen. A pesar de haber empleado documentos y
certificaciones falsas para acceder a los libros raros y valiosos y haber
recurrido al uso de pelucas, lentes y otros aditamentos cosméticos, Gómez
Rivero es reconocido por los funcionarios como un usuario demandante,
prepotente e inclusive intimidante El País de Montevideo, en una nota del 7 de
agosto de 2008, le atribuye robo de libros y documentos en Montevideo, Colonia,
Salto, Mendoza y Buenos Aires.
En el Archivo
Nacional de Asunción del Paraguay se le acusa de haber sustraído, trincheta
mediante, varias páginas del libro de Actas del Cabildo correspondientes al año
1595. En Montevideo se presentó en una oportunidad en la Biblioteca Nacional
exhibiendo credenciales como enviado de la Biblioteca del Vaticano por lo que a
la luz de los escándalos napolitanos habría que preguntarse si esa
documentación, seguramente falsa, no invoca al Cardenal Mejía o no es obra de
Mariano Massimo De Caro o de su jefe Pastore. En Montevideo atacó en el Museo
Giró y en la Casa de Lavalleja. Se le atribuye la desaparición de un par de cartas
de Rivera dirigidas a Pueyrredón, (en 1835) y otras tantas de Juan Manuel
Blanes al Dr. Angel Carranza, de Buenos Aires (en 1872).
Por último
aseguran quienes lo recuerdan que en una de sus visitas dejó olvidado en sala
un estuche de lentes que contenía varias hojas de afeitar y hojas de trincheta
bien afiladas. Si no se ha jubilado tal vez vuelva por ellas o mande a un
discípulo más joven.
[1] La
característica más original de esta congregación es la libertad que siempre han
tenido los sacerdotes y los seglares oratorianos pues no están atados por
ningún voto o promesa. Cada oratorio es imitación del modelo fundado por San
Felipe Neri en Roma pero es autónomo y no está sometido a jerarquías.
[2] Los
comentaristas aluden a la ridícula pasión nobiliaria de la derecha europea de
la que se burlaba el inolvidable Totó, que se proclamaba a si mismo como “Su
Alteza Imperial Antonio Porfirogénito, descendiente de la Dinastía Focas de
Constantinopla, de Angelo Flavio Ducas Comneno, de Bizancio, Príncipe de
Cilicia, Macedonia, Dardania, Tesalia, el Ponto, Moldavia, Iliria y el
Peloponeso, Duque de Chipre y el Epiro, Conde-Duque de Drivasto y Durazzo”.
[3] La
Associazione del Buongoverno es un think
tank de la derecha que agrupa a políticos, profesionales y empresarios
italianos para promover el neoliberalismo y los “principios del mercado” (Cfr. http://www.buongoverno.it/ ).
[4] http://elpais.com/diario/2010/07/25/internacional/1280008805_850215.html.
El 25/7/2010 El País de Madrid decía: “El asunto candente es la P3, la
nueva Propaganda 2, la logia masónica fundada en 1877 por el Gran Oriente y
refundada por Licio Gelli en los sesenta. En ella militaron 900 personajes,
importantes funcionarios, políticos (cuatro ministros, 44 diputados) y
militares, muchos de estos enrolados en los servicios secretos, y también un
joven y ambicioso empresario: Silvio Berlusconi. El líder de la P3, según la
fiscalía romana, es el empresario sardo Flavio Carboni, de 78 años. Viejo amigo
de Berlusconi y colíder con Gelli de la P2”.
[5] Es además una casa de remate de libros: Buch-
und Kunstauktionshaus Zisska, Schauer & Co. KG, cuya dirección la ubica en Unterer
Anger 15, Munich, Alemania .
[6] Imago Mundi es el
nombre de una acreditada y respetada revista científica dedicada exclusivamente
a la cartografía y Pastore ha resultado un audaz recolector de mapas antiguos
que no ha encontrado nada mejor que ponerle ese nombre a su casa de comercio.
Hace un tiempo alguien me comentó que ese vulgar delincuente, el tal Pastore, reabrió su libreria no muy lejos de donde la tenia antes (en Arroyo). Sera cierto? Quien autoriza a este ladrón de libros a seguir comerciando en el rubro?. Como curiosidad: la unica vez que pasé por esa libreria pregunté por láminas sueltas de iconografia rioplatense, y el muy descarado me dijo con cara de pocos amigos que en esa libreria respetaban los libros y no los destruian, separando las láminas!. Increible, pero cierto (por supuesto, yo no tenia ni idea por ese entonces con quien estaba tratando).
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