DETRÁS DE LA PANTALLA
¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a pruebas psicolaborales frecuentemente empleadas hoy en día?.
por el LIc. Fernando Britos V.
La oferta de psicología por Internet es sencillamente monstruosa. En esa especie de cambalache cualquier buscador es capaz de dar cuenta de varios cientos de miles de ofertas, en decenas de idiomas distintos, de todo tipo de tests y pruebas psicológicas con los más variados fines. También es cierto que muchas de esas ofertas son basura, abuso de la credulidad pública, de las necesidades de las personas o pantallas para simples defraudaciones o perversiones de la técnica. La meca de la oferta psicométrica está en los Estados Unidos. En América Latina, Chile parece el Disneyworld de los psicólogos y en Europa, España corre con ventaja.
Psicólogos que actúan en el campo de las “escuelas de negocios” anotan que detrás de los tests se oculta un verdadero mundo y mencionan tres de los más usados: el Myers-Briggs Type Indicator, el Learning Styles Inventory y el Thomas-Kilmann Conflict Mode Instrument. Estos “instrumentos” cuya versión original está en inglés han sido más o menos plagiados o traducidos al español, de modo que sirven de referencia o modelo a la gran mayoría de los cuestionarios que emplean los mercaderes de la certeza. Veamos un poco más de que se trata.
El Myers-Briggs Type Indicator (MBTI) es un cuestionario autoadministrado. Sus vendedores se preocupan en señalar que está destinado “a personas sanas y saludables” y que es “el instrumento ampliamente usado para la comprensión de las diferencias normales de personalidad, porque explica las pautas básicas del funcionamiento humano”. Ha sido traducido a 16 idiomas y se aplica a “dos millones de personas por año”.
Si se sigue curioseando uno se entera que detrás hay una tipología de la personalidad basada en 16 tipos psicológicos que fue elaborada originalmente por dos señoras estadounidenses, Katharine Cooks Briggs (1875-1968) y su hija Isabel Briggs Myers.(1897-1980).
La biografía oficial de Isabel Briggs Myers, la verdadera promotora, es una amalgama de frases laudatorias y poca sustancia. Se explica que ese gran negocio editorial en que se ha transformado el MBTI evolucionó con las décadas desde el comedor de Isabel Myers, pasando por una industria hogareña hasta una poderosa editorial. Isabel nunca fue a la escuela porque estudió en su casa bajo la batuta de su madre. Su padre era médico y funcionario del gobierno en Washington.
En la universidad, Isabel consiguió un grado (MBA) en ciencias políticas y cuando se le preguntó décadas después porqué había creado el lucrativo cuestionario contestó que se debía a que se había casado, en 1918, con el “Jefe”. Se trataba de Clarence “Chief” Myers quien como Isabel había desarrollado un interés en las tipologías de personalidad (un juego de salón y una moda muy decimonónica por entonces). El “Jefe” también hizo su propio inventario pero terminó pasando a segundo plano con el éxito del de su mujer.
En 1923, mamá Katharine, quien era gran aficionada a las lecturas biográficas y como su hija una “astuta observadora de la conducta humana” trabó contacto con un libro de Carl Gustav Jung (1875-1961) el conocido psiquiatra suizo, que la fascinó. Se trataba de “Los Tipos Psicológicos”. Mamá Katharine inició a Isabel en los misterios jungianos y ambas desarrollaron “una apasionada devoción” por sus ideas y por la aplicación práctica de su tipología.
Se insiste en que, durante décadas, Isabel fue afinando el cuestionario y aunque nunca se publicaron estudios o investigaciones formales, salvo algunas tardías reseñas en la década de 1970, parece que un banquero de Filadelfia le financió su aplicación a su personal. Además, escuelas de Pennsylvania le permitieron aplicarlo a sus alumnos y la Escuela de Medicina de Washington le permitió hacerlo con sus estudiantes. También se afirma que en 1962 el MBTI apareció en edición restringida. Lo cierto es que recién a partir de 1975 apareció una edición “estandarizada” (en inglés naturalmente) y el negocio empezó a generar muchos millones de dólares. No existe información respecto a la estandarización de las traducciones a otros idiomas.
Como puede verse la historia del desarrollo del MBTI no es clara en cuanto al respaldo científico que alega y el proceso de estandarización debe considerarse dudoso o francamente inexistente. De hecho lo que hay es una preocupación inocultable por crearle una prosapia y antecedentes que el cuestionario no tiene. Esta preocupación es incapaz de encubrir que el MBTI depende fuertemente de una interpretación caprichosa y anticientífica que no lo hace diferente de la quiromancia, la numerología u otras paparruchas que pretenden escrutar la personalidad humana por medios esotéricos.
La otra gran preocupación de Isabel y de quienes ahora explotan su legado es la de dotar al MBTI de un respaldo “científico” y para ello saltan de la sartén al fuego con la típica audacia de los embaucadores. Han tomado a Jung como referente teórico.. En el libro mencionado, publicado en alemán en 1921 y traducido al inglés dos años después (cuando cayó en manos de mamá Katharine), Carl Gustav Jung desarrollaba sus dos “modos” básicos extrovertido / introvertido y sus cuatro funciones: percepción, intuición, pensamiento, sentimiento, cuya combinación le daba sus ocho tipos de personalidad.
Quienes se interesen en una información más abundante y francamente benévola sobre Jung y sus teorías puede incursionar en www.alcione.cl . El suizo, discípulo y antagonista de Sigmund Freud, no es un buen aval para un estudio sobre la personalidad porque su método era el irracionalismo y todo tipo de mezclas con el esoterismo y especulaciones antojadizas. Sus teorías psicológicas han sido las más criticadas por su arbitrariedad y volubilidad.
Clara Thompson decía de Jung que “su pensamiento es más bien místico y crea una concepción de la personalidad semejante a un sistema obsesivo rígido”. Benjamin Wolman, sostiene que “el sistema de Jung es todo menos rígido, más bien parece inconsistente, con frecuencia caprichoso, y casi fortuito”. Si bien se le pueden reconocer aportes en la historia del misticismo y el desarrollo del pensamiento irracional, sus puntos más débiles, que son precisamente el sustento del MBTI, están en su sistema arbitrario y casi dogmático que él mismo cambió varias veces en forma inexplicada e inexplicable. A modo de ejemplo, es notorio el entusiasmo de Jung con la alquimia. La alquimia procede mediante la mezcla de elementos y la mente humana también mezcla elementos, por lo tanto para él la alquimia proveía la clave de la psicología (¡¡maravillas de la levedad del ser!!).
El Learning Styles Inventory por David A. Kolb (1984) dice estar basado en las enseñanzas de John Dewey, Kurt Lewin, Jean Piaget y J.P. Guilford y en la teoría de la “inteligencia múltiple” (las “siete inteligencias” : Corporal - cinestésica, Interpersonal.; Intrapersonal; Lógico - matemática, Musical - rítmica; Verbal - lingüística y Visual - espacial). Consiste en una serie de cuestionarios que pueden ser autoadministrados para evaluar rasgos de cada una de las siete “inteligencias” o formas de pensar y de aprender.
Quienes se interesen en este tipo de cuestionarios y sabiendo que no están estandarizados en español, por lo menos en forma conjunta, pueden explorar en http://reviewing.co.uk/research/experimental.learning. (Experiential Learning articles and critiques of David Kolb’s Theory) o en su propia página web: www.dkolb.org.
Las credenciales académicas de este religioso neoyorquino son harina de otro costal. Kolb es doctor en filosofía de la Universidad de Yale y ha sido profesor en universidades de todo el mundo. Sus trabajos apuntan a Hegel, Heidegger, el existencialismo, la fenomenología, la epistemología y especialmente la educación. Ha publicado decenas de libros y artículos pero el respaldo de su cuestionario es especulativo.
El Thomas-Kilmann Conflict Mode Instrument es un cuestionario apuntado a las modalidades de manejo de conflictos que presentan las personas. Veamos brevemente como promueven esta “herramienta” quienes venden su aplicación “en línea” (por unos cuarenta dólares en formato elemental - se aceptan tarjetas de crédito): “ Aplíquese el test en línea, conozca su estilo de manejo del conflicto” - “ A menudo el conflicto es visto como negativo, sin embargo puede conducir a un gran cambio y mejora. Aprender cuando su estilo de manejo del conflicto es apropiado y agregar nuevos estilos a sus habilidades le dará el margen que le ha estado faltando hasta ahora. La mayoría de nosotros prefiere un estilo; aprender acerca de otros estilos aumentará su efectividad y habilidad para trabajar bien con otros.”. “El TKI le da a cada persona un informe acerca de 5 modos o estilos de conflicto. Cada modo es apropiado para diferentes situaciones; cada uno es efectivo en diferentes momentos. Aprenda cual es su modo primario y cuando usarlo para obtener mejores resultados. Descubra como usar sus modalidades menos preferidas para resolver conflictos en el trabajo, la familia y el medio social. Aplique el test a cada persona en su grupo para aprender como todos pueden llevarse mejor juntos”…
¿Se percibe cierto aroma a manipulación? Pues la cosa resultará más clara si lee el informe de muestra que le ofrecen y que no traduciremos ahora por razones de espacio. En cambio, el feo cangrejo debajo de esta piedra se percibe cuando se investiga un poco más. Veamos.
Los autores del TKI son Ralph Kilmann y Kenneth W. Thomas. Ambos residen ahora en California pero provienen de la Universidad de Pittsburgh en el este de los E.U.A. Kilmann es doctor en administración de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) desde 1972 y además de este lucrativo cuestionario ha escrito unos 15 libros y muchos artículos sobre temas de su especialidad. Thomas es doctor en administración de la Universidad de Pittsburgh, donde además fue director de posgrados, luego trabajó en la UCLA y actualmente es profesor de administración en la Escuela Naval de Monterrey.
La cuestión es que Kenneth W. Thomas resulta ser un conspicuo integrante y asiduo colaborador en las publicaciones de la Scientology que promueven el uso de sus técnicas. La Iglesia de la Cientología es una secta religiosa fundada por Ron Hubbard (1911-1986) un mediocre escritor de ciencia ficción que descubrió como llenarse los bolsillos con disparatadas teorías religiosas.
La Cientología ha sido definida en lo esencial no como una religión sino como “una máquina para manipular seres humanos”.
J. Felipe Alonso, en su Diccionario de Sectas, Creencias, Religiones (Madrid, 1995), indica que “la Iglesia de la Cientología es un movimiento fundado por Lafayette Ronald Hubbard que ha sido considerado como peligroso por el Parlamento Europeo. Su doctrina se presenta como la moderna ciencia de la mente capaz de curar a través de leyes hasta ahora desconocidas sobre el pensamiento, aunque es en realidad una amalgama de elementos tomados de la ciencia ficción, del hinduísmo, taoísmo y budismo. Sus métodos de tratamiento de salud mental “Dianética” y de lucha contra la droga “Narconón” carecen de cualquier base científica y no se han mostrado nada eficaces”.
A la pregunta de ¿hasta qué punto el TKI está influido por la Cientología? debe responderse, bastante. Lo suficiente para evitar su aplicación y la de sus imitaciones mal plagiadas o mal traducidas al español.
Otros varios - Abusaríamos de la paciencia de los lectores si nos refiriéramos ahora a otras herramientas psicológicas de uso frecuente, algunas de antigüedad considerable, otras reinventadas o sacadas del panteón de la psicometría, otras célebres, la mayoría poco conocidas. Sin ánimo taxativo nos referimos a pruebas como el Test de Colores de Max Lüscher, el Test de Zülliger, el DISC, el CAT, el TAT y tantos otros.
En general, aunque no están basados en las mismas referencias teóricas o escuelas de pensamiento, coinciden en mayor o menor grado en su carácter proyectivo. En definitiva: el informe final, las conclusiones, dependen fuertemente de la interpretación del técnico que aplica o analiza la prueba. La validez de los resultados es virtualmente inexistente porque no existen procedimientos para comprobar la consistencia de dicha interpretación, o mejor dicho del conjunto de interpretaciones. La confiabilidad, en cambio, depende mucho más de la experiencia del técnico y del contexto de la prueba.
Estos aspectos están bien documentados por lo que se sabe que las pruebas proyectivas - como todas las que pretenden hacer interpretaciones acerca de la personalidad profunda de las personas a partir de estímulos ambigüos - carecen de validez fuera del uso clínico. En definitiva adolecen, insanablemente, de los pecados del reduccionismo.
Para quienes nos interesamos en las aplicaciones de la psicología al campo del trabajo humano hay además un elemento decisivo: la concepción de trabajo que subyace a la escuela de pensamiento en la que se inscribe la técnica en cuestión. Por ejemplo, recuerden que si se parte del concepto de “falla humana” o del artificioso enfoque por competencias, el resultado de las pruebas estará inevitablemente sesgado a la búsqueda y apreciación de lo que las personas “no pueden hacer” y no hacia el carácter multiforme de lo que hacen y de lo que efectivamente pueden hacer.
Test de Machover y otros - Por fin no queríamos cerrar esta información sin aludir a unos de los más conocidas pruebas de “dibujo de la figura humana” (el Machover) y accesoriamente a otro test de dibujo conocido como Test de Koch o Test del Árbol, que parecen haber recibido las preferencias de algunos colegas para la selección de personal (tal vez en sustitución del Rorschach u otros test proyectivos de manchas de tinta cuyo uso fuera de la clínica está fuertemente cuestionado).
En 1949, Karen Machover, especialista en Psicología Clínica de la División Psiquiátrica del King’s Country Hospital de Nueva York, dio a conocer una técnica proyectiva - basada en la concepción psicoanalítica de la proyección y la asociación temática - para la exploración de la personalidad.
John E. Bell en su obra Técnica Proyectivas (Buenos Aires, 1956) dice “Machover partió en sus investigaciones de la hipótesis básica de que siendo el cuerpo la referencia sustancial y concreta del yo, el dibujo de la figura humana sirve de vehículo singularmente adecuado para la autoproyección de la personalidad: la figura humana producida representa a la persona y la hoja en blanco al ambiente”. Como producto de sus investigaciones la autora elaboró una serie de tablas para hacer una interpretación de los dibujos que pretende revelar la personalidad oculta (inconsciente) de las personas.
“Su técnica - dice Bell - consiste en analizar y comparar las figuras masculina y femenina ejecutadas por el sujeto, desde el punto de vista de su primera elección (¿hombre o mujer?), del tamaño y emplazamiento en la hoja, perspectiva de frente o perfil, postura, completud o incompletud, cantidad de detalles, proporcionalidad de las partes, soltura o rigidez de los miembros, extensión o retracción, ritmo y presión, homogeneidad o labilidad lineales, reforzamientos y borraduras, simetría, tono anímico expresado en el rostro, ropaje, etc.”.
La administración es muy sencilla y consiste en entregar al sujeto una hoja blanca, un lápiz con goma de borrar y pedirle que “dibuje una persona” (Machover advierte que toda pregunta por parte del interesado debe ser contestada en términos vagos). Mientras el sujeto dibuja el técnico observa y toma notas. Después de completada la primera figura el técnico recoge la primera hoja y entrega otra donde pide que dibuje una persona de sexo opuesto al primer dibujo. “Es potestativo para el examinador completar la administración del test con un interrogatorio, que se practica una vez dibujadas las figuras”.
La autora en un capítulo de Técnicas Proyectivas del Diagnóstico Psicológico de Anderson y Anderson (Madrid, 1966) advierte “el análisis de los dibujos, al igual que otras técnicas proyectivas requiere que el psicólogo clínico posea conocimientos acerca de los dinamismos de la personalidad, tanto en lo que respecta al desarrollo normal como en cuanto a las desviaciones de la normalidad. Es una técnica, un instrumento que requiere un artesano que la maneje, no es la puerta secreta de la personalidad. Requiere el talento suficiente para calar en lo esencial y dirigir la atención al meollo y motivaciones de la personalidad. La experiencia y la práctica clínicas contribuyen a afinar y aquilatar su administración. En contra de lo que se suponía al principio, se ha comprobado que este método resulta fácil de enseñar y exige poco aprendizaje. Pero, de todos modos, conviene ser prudente en lo que respecta a la aplicación clínica, porque esta técnica se presta a abusos y malos usos, debido, en gran parte, a que su administración no requiere material especial ni exige dominar técnicas complicadas de puntuación y codificación”.
La validez de este test proyectivo naturalmente que está en entredicho por las razones que ya hemos desarrollado. Sin embargo, ante la explicación de la propia Karen Machover que acabamos de ver solo queda decir que, a confesión de parte, relevo de pruebas.
En cuanto al conocido como Test de Koch (el Baum Test) fue desarrollado, casualmente también en 1949, por el psicotécnico y orientador profesional suizo Karl Koch. También se trata de un test proyectivo pero en lugar de una figura humana se le pide al sujeto que dibuje tres árboles sucesivamente. Bell dice que “a fin de evitar prevenciones y resistencias, la prueba se presenta como un test de aptitud para el dibujo, no de la personalidad. En forma intermitente, pídese al sujeto: 1) dibuje un árbol que no sea un pino; 2) dibuje un árbol frutal y 3) dibuje un árbol frondoso”. Únicamente se tiene en cuenta el primer dibujo porque los otros dos son para confundir o distraer al sujeto.
A partir de aquí la técnica entra en el campo caliginoso de la charlatanería. Koch aseguraba que su test servía a) como test de desarrollo para determinar las represiones del desarrollo de la inteligencia y las regresiones neuróticas mediante una escala del desarrollo gráfico de la imagen que decía “fue establecida estadísticamente”; b) como test grafológico y se internaba así en el campo de una pseudociencia cuya ineficacia y falta de consistencia está ampliamente probada; c) como test proyectivo y a esta altura habrán adivinado que hay otro suizo metido en el asunto. En efecto, el bueno de Koch basaba su esquema de interpretaciones simbólicas (del tronco, las ramas, las flores, los frutos, etc.) en los delirios esotéricos de Carl Gustav Jung para quien la figura del árbol expresa una imagen inconsciente colectiva, un símbolo o arquetipo (la madre nutricia, el falo, el carácter bisexual, el madero de la muerte, etc.).
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