Nuevamente intentan introducir impertinentes "pruebas psicolaborales" en concursos de ascenso para funcionarios de la Universidad de la República.
LA MEMORIA ES FRÁGIL…PERO NO TANTO
por Fernando Britos V.
ANTECEDENTES
Durante el rectorado del Dr. Rafael Guarga (en los años 1999 o 2000), con los auspicios de su Pro Rector de Gestión, Ing. Atilio Morquio, y a instancias de la Contadora Silvia Bortagaray (docente de CCEE, gerente de UTE, etc.) se introdujo en las bases de un concurso para contadores una "prueba psicolaboral" además de las habituales de conocimientos y de los antecedentes y méritos. En el 2001/2002 cuando el concurso para proveer la Dirección General de Personal también lo hicieron. En aquel entonces, además del tribunal, habían designado (nunca se supo cómo ni cuándo o como les iban a pagar) a dos psicólogas de UTE (suministradas por la Cdra. Bortagaray).
Durante el rectorado del Dr. Rafael Guarga (en los años 1999 o 2000), con los auspicios de su Pro Rector de Gestión, Ing. Atilio Morquio, y a instancias de la Contadora Silvia Bortagaray (docente de CCEE, gerente de UTE, etc.) se introdujo en las bases de un concurso para contadores una "prueba psicolaboral" además de las habituales de conocimientos y de los antecedentes y méritos. En el 2001/2002 cuando el concurso para proveer la Dirección General de Personal también lo hicieron. En aquel entonces, además del tribunal, habían designado (nunca se supo cómo ni cuándo o como les iban a pagar) a dos psicólogas de UTE (suministradas por la Cdra. Bortagaray).
Quienes estábamos concursando protestamos por el desconocimiento que se había hecho de la Facultad de Psicología y de otras dependencias universitarias donde revistan psicólogos. A raíz de esto una de las psicólogas renunció y la reemplazaron con un Ayte. (Gr.1) de la Facultad de Psicología, para realizar el trabajo. Debe señalarse que estos hechos que se describen en un párrafo demandaron meses de idas y venidas y como las autoridades no tenían apuro el concurso estuvo detenido durante más de un año.
Las pruebas fueron tests proyectivos, dinámicas de grupo, entrevistas, etc. (todas sin el más mínimo respaldo científico como me consta por mi conocimiento de dichas técnicas); eran más o menos las mismas técnicas mediocres y carentes de respaldo fáctico que los españoles, Focoex mediante, le habían vendido a UTE para selección de personal y que ésta aún emplea en el Conex. Incluso hubo alguna prueba proyectiva “inventada” ad hoc por el joven psicólogo de la Facultad. La “prueba psicolaboral” fue previa a la de conocimientos y no fue eliminatoria. Según creo los puntajes fijados pr los psicólogos no tuvieron una incidencia significativa en el resultado final del concurso aunque una compañera, de reconocida capacidad profesional, resultó afectada por un puntaje increíblemente bajo en una prueba de “razonamiento o inteligencia general” (el tests de dominós de Anstey). La solicitud de devolución o explicación de resultados de la “prueba psicolaboral” nos fue negada a quienes la solicitamos por escrito aduciendo con falacia que “el secreto profesional no lo permitía”. La ganadora de ese concurso fue María Luisa Salgado, la actual Directora General de Personal.
Siempre a instancias de la Cdra. Bortagaray (que fue y sigue siendo la eminencia gris en estas materias), M.L. Salgado, a poco de tomar posesión de su cargo, le dirigió una nota al Decano de Psicología, Lic. Víctor Giorgi preguntándole acerca de la factibilidad de aplicar pruebas psicolaborales en los concursos para funcionarios de la Universidad. V. Giorgi le pasó la consulta a dos figuras en ascenso de su entorno (el "joven" Luis Leopold, entonces un Gr.3, que había pasado del "esquizoanálisis" a la psicología del trabajo cuando se creó el área y había vacantes y Adriana Cristóforo quien es considerada como experta en el test de Rorschach). Los dos captaron la oportunidad y dijeron que el negocio era factible, en una nota no muy clara que dirigieron a Salgado (decían cuanto pretendían cobrar pero nada acerca del tipo de pruebas que se proponían, su validez y confiabilidad, etc.).
Siempre a instancias de la Cdra. Bortagaray (que fue y sigue siendo la eminencia gris en estas materias), M.L. Salgado, a poco de tomar posesión de su cargo, le dirigió una nota al Decano de Psicología, Lic. Víctor Giorgi preguntándole acerca de la factibilidad de aplicar pruebas psicolaborales en los concursos para funcionarios de la Universidad. V. Giorgi le pasó la consulta a dos figuras en ascenso de su entorno (el "joven" Luis Leopold, entonces un Gr.3, que había pasado del "esquizoanálisis" a la psicología del trabajo cuando se creó el área y había vacantes y Adriana Cristóforo quien es considerada como experta en el test de Rorschach). Los dos captaron la oportunidad y dijeron que el negocio era factible, en una nota no muy clara que dirigieron a Salgado (decían cuanto pretendían cobrar pero nada acerca del tipo de pruebas que se proponían, su validez y confiabilidad, etc.).
A todo esto había llegado al Decanato de Psicología, la Prof. Sylvia Castro y el asunto quedó en el freezer. Sin embargo, M.L. Salgado (hay que recordar que venía de ser Secretaria de la Facultad de Psicología) se apresuró, sin respaldo conocido o respuesta oficial de la Facultad de Psicología, a introducir "pruebas psicolaborales" en los concursos (años 2003/2004).
En ese entonces quien suscribe integraba la Comisión de Calificaciones y Ascensos (CCA) por el Área Científico-Tecnológica y cuando aparecieron las bases de concurso con ese "injerto" me opuse firmemente. Durante dos años conseguimos que se intentara estudiar a fondo la pertinencia de las pruebas.se hicieran consultas a otras disciplinas y se pidiera opinión a la Facultad de Psicología (al Consejo) sobre la pertinencia de los tests en los concursos. Durante años el punto estuvo en el orden del día de ese Consejo y nunca pudieron ponerse de acuerdo porque hay intereses muy encontrados y porque existió un firme oposición de funcionarios y estudiantes. Después de Sylvia Castro resultó electo Decano Luis Leopold pero tampoco pudieron sacar un pronunciamiento del Consejo porque habían sufrido un descalabro sobre el que informo a continuación.
En ese entonces quien suscribe integraba la Comisión de Calificaciones y Ascensos (CCA) por el Área Científico-Tecnológica y cuando aparecieron las bases de concurso con ese "injerto" me opuse firmemente. Durante dos años conseguimos que se intentara estudiar a fondo la pertinencia de las pruebas.se hicieran consultas a otras disciplinas y se pidiera opinión a la Facultad de Psicología (al Consejo) sobre la pertinencia de los tests en los concursos. Durante años el punto estuvo en el orden del día de ese Consejo y nunca pudieron ponerse de acuerdo porque hay intereses muy encontrados y porque existió un firme oposición de funcionarios y estudiantes. Después de Sylvia Castro resultó electo Decano Luis Leopold pero tampoco pudieron sacar un pronunciamiento del Consejo porque habían sufrido un descalabro sobre el que informo a continuación.
EL DESCALABRO DEL 2006
En el año 2005, se llamó a concurso de ingreso para Asistentes de Biblioteca (cargos del Esc.D a los cuales generalmente aspiran estudiantes avanzados de bibliotecología y aún recién egresados). Se presentaron unos 20 aspirantes (mitad varones, mitad mujeres). La mayoría tenían experiencia porque se habían desempeñado como pasantes en bibliotecas de distintas Facultades. Las bases que habían conseguido imponer en la CCA incluían una prueba de conocimientos y de postre una prueba psicolaboral eliminatoria (un disparate).
En el año 2005, se llamó a concurso de ingreso para Asistentes de Biblioteca (cargos del Esc.D a los cuales generalmente aspiran estudiantes avanzados de bibliotecología y aún recién egresados). Se presentaron unos 20 aspirantes (mitad varones, mitad mujeres). La mayoría tenían experiencia porque se habían desempeñado como pasantes en bibliotecas de distintas Facultades. Las bases que habían conseguido imponer en la CCA incluían una prueba de conocimientos y de postre una prueba psicolaboral eliminatoria (un disparate).
Sucedió que todos los aspirantes pasaron la primera prueba (naturalmente con una dispersión razonable de puntajes desde muy buenos a mediocres) y la mitad fueron eliminados en la prueba psicolaboral (extrañamente virtualmente todos los varones). Las encargadas de la prueba psicolaboral fueron la Prof. Cristóforo (entonces había llegado a Gr.5) y su Asistente Alicia Muniz, ambas docentes de la Facultad de Psicología pero que no fueron designadas como peritos por nadie (nunca se supo si cobraron o no o si lo hicieron como parte de su labor docente y A.Morquio nunca lo aclaró). El tribunal tomó el informe de las psicólogas y publicó los resultados y aquí fue cuando se produjo un fenómeno único, sin antecedentes en la Universidad y me animo a decir, en el país: todos los concursantes (tanto los ganadores como los descalificados) protestaron el fallo enérgicamente. Naturalmente quienes siempre nos habíamos opuesto les apoyamos y se pudrió todo.
La cosa estaba muy picada y se pasó al informe de la Dirección General Jurídica antes de someterla al CED. La DGJ objetó el fallo del tribunal por "vicios graves de procedimiento". En realidad el dictamen de la DGJ no aludía a las razones de fondo (la ineficacia de los tests y su aplicación manipuladora de los resultados) sino a otros aspectos formales de los cuales eran culpables la psicólogas y las integrantes del tribunal (todas bibliotecólogas). En suma, el tribunal no había incorporado el informe técnico a su fallo y por lo tanto incurrió en el vicio de delegar su competencia en las psicólogas y éstas, por su parte, ni siquiera dieron un informe de todos los concursantes sino de algunos (se limitaron a poner, en varios, aprobado o reprobado). El CED rechazó el fallo. Entonces el Pro Rector Morquio y el tribunal (que debió haber renunciado) perseveraron en el error e intentaron que las psicólogas produjeran un informe completo para "atenuar" las consecuencias (es decir que no eliminaran a la mitad de los aspirantes). Las psicólogas se negaron con altanería e impertinencia. Argumentaron que ellas eran profesionales, destacadas docentes de la Facultad de Psicología y que no podía cuestionarse su informe por lo cual lo ratificaban en todos sus términos. Entonces el tribunal, en lugar de mandar a paseo a las soberbias, hizo suyo el informe y lo mandó de vuelta al CED. LA DGJ volvió a opinar que los vicios de procedimiento se mantenían y el CED rechazó parcialmente el fallo por segunda vez. El resultado fue que en tercera instancia (en julio o agosto de 2006) se homologó un fallo y los ganadores tomaron finalmente (después de 18 meses) posesión de sus cargos.
En aquel entonces, el Dr. Felipe Schelotto integraba el CED como Decano de Medicina y jugó un papel fundamental para conseguir que no se volvieran a aplicar pruebas psicolaborales en la Universidad hasta que se presentaran evidencias sobre la eficacia y pertinencia de las mismas (aunque en el Clínicas la Dra. Graciela Ubach permitía seguir aplicándolas a mansalva). El Prof. Schelotto denunció la falta de validez de las pruebas, la manipulación y las vergonzosas instancias con sólida argumentación científica. Con el apoyo de AFFUR paramos la máquina hasta ahora. Hay que decir que, mucho más allá del gremio, había un repudio generalizado porque los asistentes de biblioteca, como dije, eran conocidos y la gran mayoría apreciados por su buen desempeño como pasantes en particular los eliminados en las pruebas psicolaborales.
La cosa estaba muy picada y se pasó al informe de la Dirección General Jurídica antes de someterla al CED. La DGJ objetó el fallo del tribunal por "vicios graves de procedimiento". En realidad el dictamen de la DGJ no aludía a las razones de fondo (la ineficacia de los tests y su aplicación manipuladora de los resultados) sino a otros aspectos formales de los cuales eran culpables la psicólogas y las integrantes del tribunal (todas bibliotecólogas). En suma, el tribunal no había incorporado el informe técnico a su fallo y por lo tanto incurrió en el vicio de delegar su competencia en las psicólogas y éstas, por su parte, ni siquiera dieron un informe de todos los concursantes sino de algunos (se limitaron a poner, en varios, aprobado o reprobado). El CED rechazó el fallo. Entonces el Pro Rector Morquio y el tribunal (que debió haber renunciado) perseveraron en el error e intentaron que las psicólogas produjeran un informe completo para "atenuar" las consecuencias (es decir que no eliminaran a la mitad de los aspirantes). Las psicólogas se negaron con altanería e impertinencia. Argumentaron que ellas eran profesionales, destacadas docentes de la Facultad de Psicología y que no podía cuestionarse su informe por lo cual lo ratificaban en todos sus términos. Entonces el tribunal, en lugar de mandar a paseo a las soberbias, hizo suyo el informe y lo mandó de vuelta al CED. LA DGJ volvió a opinar que los vicios de procedimiento se mantenían y el CED rechazó parcialmente el fallo por segunda vez. El resultado fue que en tercera instancia (en julio o agosto de 2006) se homologó un fallo y los ganadores tomaron finalmente (después de 18 meses) posesión de sus cargos.
En aquel entonces, el Dr. Felipe Schelotto integraba el CED como Decano de Medicina y jugó un papel fundamental para conseguir que no se volvieran a aplicar pruebas psicolaborales en la Universidad hasta que se presentaran evidencias sobre la eficacia y pertinencia de las mismas (aunque en el Clínicas la Dra. Graciela Ubach permitía seguir aplicándolas a mansalva). El Prof. Schelotto denunció la falta de validez de las pruebas, la manipulación y las vergonzosas instancias con sólida argumentación científica. Con el apoyo de AFFUR paramos la máquina hasta ahora. Hay que decir que, mucho más allá del gremio, había un repudio generalizado porque los asistentes de biblioteca, como dije, eran conocidos y la gran mayoría apreciados por su buen desempeño como pasantes en particular los eliminados en las pruebas psicolaborales.
Lo que sucedió después confirmó el acierto de lo resuelto por el CED. La Facultad de Psicología nunca se pronunció en forma fundada sobre la pertinencia de las pruebas. La señora que obtuvo el primer lugar en la prueba psicolaboral resultó ser una psicótica (cuyo nombre y apellido me reservo) que tenía antecedentes violentos y sumarios por agresión física en la IMM. Fue designada en el ISEF y provocó episodios lamentables, amenazas y agresiones por lo que debió renunciar y no se sabe si sigue revistando en la U. Hay versiones de que estuvo o está recluida en una clínica psiquiátrica.
OTRO ANTECEDENTE CERCANO
Es bueno recordar que en oportunidad del llamado a concurso de ascenso para proveer cargos de Director de Departamento del Esc.C, cuyas actuaciones dieron comienzo en abril del 2009, se intentó colar la “pruebas psicolaborales” por la ventana - ya que no figuraban en las bases - mediante el recurso de incorporar como integrantes del tribunal a profesionales carentes de experiencia y ajenos al escalafón, entre ellos un psicólogo. Una protesta inmediata y unánime de todos los concursantes (unos doscientos) impidió esa intentona y el Rector intervino promoviendo la sustitución de todo el tribunal por personas de su confianza, aunque todas directoras de división del Esc.C, como correspondía.
DE NUEVO EN LA CCA
El 27 de mayo de 2011, en la CCA, la Directora General de Personal presentó bases para el llamado a dos cargos de Director de División que, entre otros problemas, reintroduce las pruebas psicolaborales eliminatorias. Por mi parte, estoy preparando un texto para refutar este nuevo intento con buenos argumentos.
El 27 de mayo de 2011, en la CCA, la Directora General de Personal presentó bases para el llamado a dos cargos de Director de División que, entre otros problemas, reintroduce las pruebas psicolaborales eliminatorias. Por mi parte, estoy preparando un texto para refutar este nuevo intento con buenos argumentos.
1/VI/2011.
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